jueves, 30 de diciembre de 2010

SEXOS

En anteriores ocasiones se han publicado en este blog comentarios no realizados por mí, sino remitidos por amigos y seguidores del mismo. En este caso le ha tocado el turno a Miguel Angel, que me ha remitido el siguiente escrito para su inclusión que realizo con sumo gusto. El hecho comentado es de la vida misma y a mí me ocurrió, hasta las últimas consecuencias, hace algunos años. Esta es su aportación sobre el tema.

Me ha ocurrido muchas veces de estar en un restaurante o bar y tener que ir al servicio (o al WC, o al baño, o al aseo) y preguntarme por las indicaciones a cual tengo que entrar. Existen en muchos casos en los que simplemente indican ‘Caballeros’ o ‘Señoras’ y la cosa está perfectamente clara, pero en otros casos hay dibujos llamativos e incluso algunos muy originales para señalar al apropiado y acorde al sexo, pero otros como el último con el que me topado rezaba ‘M’ o ‘H’ y naturalmente existen dos vertientes clarísimas para cada letra: ‘M’ son Macho o Masculino y Mujeres y ‘H’ Hombres y Hembras.

Y mi duda era existencial, si me equivoco y llega alguien del otro sexo supongo que me diría: "hombre, ha entrado Vd. donde pone M de Mujeres", o bien, "ha entrado Vd. donde pone H de Hembras", y yo me callaría porque quiero llegar a viejo y no discuto por tonterías como esas.

Pero evidentemente me corroe mi interior el que las personas no piensen un poco en los demás, y en este caso, completen el letrero de la M con ujeres o achos y el de la H con ombres o embras para que los mortales que de vez en cuando nos da por pensar, no tengamos esas dudas tan existenciales.

Después de eso, recordé que en el DNI figuraba el sexo y miré mi DNI, esto es lo que figura en el actual:








mientras que el anterior figuraba







Antes era un Varón del sexo masculino y ahora mi sexo es simplemente Masculino por lo que ¿debería haber entrado en la ‘M’?.

Para completar el experimento he visto lo que pone el DNI de mi mujer, en el actual (DNI Electrónico) pone ‘F’ y en el anterior M-F (entiendo que Mujer-Femenino).

Resumen de la historia, para aquellos establecimientos públicos con servicios, aseos, baños, WC, o como queramos denominarlo, que por favor cuiden que la señalización de ambos sexos no nos lleve a confusiones, que suelen ser desagradables, y en ningún caso pongan M o H como máxima distinción, y tampoco C o S que, aunque claramente parece significar Caballeros y Señoras, ya escuché yo algún comentario de alguna jovencita que para ella significaba Chicas y Señores.

Entiendo que el ‘Ellos’ y Ellas’ también es admisible, incluso ‘Gentlemen’ y ‘Ladies’, dado que estamos ya muy internacionalizados, pero por favor, nunca H y M.

Pensando en transmitir mis sensaciones inciertas, en alguna otra ocasión, intentaré mostrar gráficamente algunos de estos casos que me surjan.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

TECNOLOGIA


Algunas veces me he parado a pensar el grado alto en el que la tecnología está entrando en nuestros hogares. Voy a entender por tecnología el uso de aparatos más o menos sofisticados, con componentes electrónicos y con un grado variable de complejidad en su uso. Unas tijeras serían un aparato mecánico mientras que un molinillo de café sencillo sería un aparato mecánico-eléctrico que no necesita de instrucciones para ser manejado. Pero los aparatos que inundan nuestras casas hoy en día distan mucho de esta pretendida sencillez. Ya no se trata de una inundación, sino de una invasión a la que difícilmente podemos resistirnos.

Recuerdo una viñeta del genial Forges en la que aparecía una persona sentada en el sillón y a su alrededor empezaban a sonar un montón de pitidos que le volvían loco. ¿Nos ha pasado esto alguna vez? No he conseguido encontrarla y he encargado a mi hija que haga una, está en ello, aquí un adelanto, pero no quería retrasar más esta entrega.

Si me retrotraigo a las estancias de la casa en mi niñez, recuerdo pocos elementos o ninguno que se salieran del ámbito de la mecánica. La casa ni estaba en la capital ni tampoco en un pueblo perdido, pongámosla como término medio de aquella época, a mediados del siglo pasado. En un piso pequeño vivíamos siete personas, ya se sabe, a base de literas en las habitaciones. Por no haber no había ni frigorífico, cumpliendo su función un cajón con alambrera denominado fresquera que daba al patio en la parte más fría de la casa. La cocina se alimentaba a base de carbón y astillas compradas en la carbonería del barrio. El resto de componentes eran la vajilla, los cubiertos, los vasos y los utensilios de cocina guardados en la alacena. Todo estático o como mucho mecánico, pues si queríamos machacar unos ajos el sistema era ponerlos en el almirez y atizarlos una y otra vez hasta deshacerlos. Cuando al cabo de algunos años apareció por la cocina la famosa bombona de butano, surgió un elemento un poco más sofisticado cual era el calentador que suministraba agua caliente para fregadero y ducha, un gran invento situado en el cuarto de baño. La sofisticación de aquellos calentadores se reducía a su encendido y apagado y poco más. Hay cachivaches en la casa que llevan con nosotros un tiempo, como el frigorífico pero cada vez es menos un cajón que se dedica a enfriar y conservar los alimentos. Ya están dotados de programas, zona de congelación, evaporación automática y no será extraño ver en el futuro eso que nos anuncian de que ellos solitos van a ser capaces de conectarse a Internet y encargar directamente al supermercado los alimentos que vayan faltando.

Y si pasáramos a otra de las dependencias de la casa, el cuarto de estar o comedor, que no salón, para que vamos a contar. Lo único que recuerdo es una radio, de aquellas de válvulas, donde oíamos los seriales de “Los Porreta”, “Matilde Conesa, Perico y Periquín” o “Ustedes son formidables”. Poca enjundia tenía manejar la radio. Al poco apareció la televisión, en blanco y negro, con dos canales y también poco que aprender para manejarla. Y en las habitaciones o dormitorios de la casa, nada de nada, todo lo más un reloj mecánico de esos con dos campanas encima que te hacían dar un brinco en cuanto llegaba la hora estimada.

Lentamente, de forma continua, los cambios han sido vertiginosos. Y tenemos la casa llena de aparatos que manejamos como podemos, usando muchas veces pocas de sus funciones y posibilidades, si bien de alguna manera cada persona de la casa hace una utilización diferente según sus necesidades y en caso de necesitar algo llama a quién entiende, se supone, algo más. Volviendo a la cocina encontramos allí un sinfín de cacharros llenos de electrónica y mandos incluso a distancia que nos hacen la vida más agradable pero que nos obligan al esfuerzo de aprender a manejarlos. Poner la lavadora no es tan sencillo, no digamos el lavavajillas o el horno microondas o convencional. Pero esto no es todo, ya que por allí puede haber un robot de cocina, una aspiradora que recorre solita la casa, una heladera, una báscula electrónica de pesado de alimentos o un avisador que solo programarle te echa para atrás. No nos olvidemos de la licuadora, picadora, peladora automática de patatas o incluso una freidora eléctrica, además de que el fuego de la cocina se ha transformado en una placa eléctrica de calor por inducción en la que podemos poner la mano encima sin quemarnos aunque esté encendida y las planchas ya se han convertido en centros de planchado. Y por si fuera poco quizá pueda haber algún animal doméstico, como un conejito, cuya jaula pudiera estar dotada de un alimentador automático programable para no tener que acordarse todos los días de ponerle de comer.

Si nos vamos al salón, los aparatos que lo pueblan componen un grupo que solo de pensarlo da mareos. Y cada aparato es un mundo a la hora de manejarlo. Los libros de instrucciones, que leemos por encima en el momento de la compra, llegaron antaño a ser bastante voluminosos y hogaño ni siquiera acompañan a los aparatos y los tenemos que consultar en un CD en el ordenador o en Internet. Una “sencilla” televisión actual requiere todo un curso para ponerla en marcha y algo más si se la quiere sacar partido. No digamos ya un disco duro multimedia o una cadena de sonido. Imposible de conocer cómo funcionan a fondo además de tener un carrito de mandos a distancia que no atinamos a coger cuando nos hace falta.

Dejo para el final el rey de los aparatos de la casa: el ordenador personal. Nacido en 1980, es ya compañero y en más de una unidad en muchos de los hogares, cuyos miembros dedican varias horas al día a interaccionar con él viendo correos, consultando el saldo de las cuentas o simplemente escribiendo en un blog como este. ¿Dónde quedaron las máquinas de escribir, mecánicas, y su papel carbón para hacer copias? Manejar un ordenador, a nivel usuario, puede ser relativamente fácil, pero es un mundo complejo al que alguien de la casa, o algún vecino, tiene que dedicarle muchas horas para saber instalar programas, adaptarlos, configurar el “router” o el correo electrónico o simplemente arreglar algo que no funciona como debiera. En este terreno se han generado, lo digo por mi caso, no pocas enemistades, de amigos que me llaman para que vaya a tomar una cerveza por su casa y de paso ….. le “eche” un “ojo” al ordenador que no funciona. Un amigo mío cuenta un hecho real en relación con esto. Le insistía a este amigo su mujer de que bajara a echar un vistazo al PC de la vecina del 5º porque no le funcionaba el correo electrónico. Tras muchas reticencias, bajó y le apañó como pudo el gestor de correo. A la semana siguiente el mensaje y la petición eran otras: “que dice la vecina que desde que la tocaste el ordenador ….

Como seres pensantes, evolucionamos y adaptamos los avances a nuestra mejora en la calidad de vida. Pero en todo tiene que haber una mesura y nuestra casa debe ser un remanso de paz donde no nos sobresalte un pitido por aquí y otro por allá, donde no nos cree angustia y ansiedad el poner a grabar un determinado programa de televisión, donde asumamos las averías de los aparatos como situaciones lógicas y normales. Cada vez es más necesario buscar el equilibrio entre lo natural y lo tecnológico y no olvidemos que fregar la vajilla a mano es un momento que podemos utilizar para la reflexión.

sábado, 18 de diciembre de 2010

COSECHA


Se recoge lo que se siembra, aunque es imposible saber a ciencia cierta lo que obtendremos en el futuro pues, por mucho que nos esforcemos, tendrán lugar situaciones ajenas a nuestra voluntad que nos pueden arruinar la recolección. Esto va de niños y niñas, futuros hombres y mujeres, y son tres pequeñas historias de situaciones observadas que me dan que pensar.

La primera historia tuvo lugar esta misma semana. Ocurrió en un colegio profesional en el que se celebraba una fiesta de entrega de premios y regalos para niños de 0 a 12 que habían participado en un concurso de felicitaciones de navidad. Aclaro lo de colegio profesional para que se deduzca que los padres de los niños, o al menos uno de ellos, tenían formación universitaria. Pero el conocimiento no lleva consigo educación. En una pared de la sala estaban preparadas unas mesas con un aperitivo para el final de la fiesta. Comenzó la fiesta con la actuación de un payaso. Los niños estaban sentados en el suelo y los padres en sillas alrededor de la sala. Instantes después de empezar la actuación, una niña de las más mayores se levantó, se dirigió hacia una mesa, abrió una servilleta y la “cargó” de patatas fritas y cortezas. Volvió a sentarse y se dedicó a comer su “botín” mientras seguía atendiendo la actuación. Nadie dijo nada. Pero como era de esperar, cuando acabó se levantó de nuevo y fue a por más. Nadie dijo nada, pero ocurrió lo que tenía que ocurrir. El resto de los niños aunque no todos, primero en forma de goteo y luego en masa se levantaron también. No solo los niños sino algún padre debía tener hambre y se hizo su viaje a por sándwiches. El revuelo era continuo y el pobre payaso se desesperaba por continuar con su actuación. Aunque se puede suponer, no dejé que mi hija se levantara a hacer su recolección. Finalizada la actuación tuvo lugar la entrega de los premios y a continuación…. ya no había nada que comer, solo la bebida. Los reproches de mi hija no se hicieron esperar y me costó no poco trabajo convencerla de que había hecho lo correcto, por respeto al payaso que estaba actuando y a los demás, aunque se quedara sin su parte.  

La segunda historia es en cierto modo parecida. Mi hija ha participado en un concurso de relatos titulado “Sucedió en el metro” patrocinado por Metro de Madrid que consistía en una historia real o inventada que hubiera tenido lugar en el metro. Aunque había utilizado el metro en algunas ocasiones, la llevamos de nuevo para ambientarla y luego, también en metro, para entregar la historia. La niña se quedó, y lo apuntó, con la copla de que el día 15 de diciembre publicarían los resultados en la web del metro. Estamos a 18 y todos los días desde el 15 me ha preguntado y hemos buscado sin éxito esos resultados. La niña está un poco decepcionada porque no entiende que si han dicho una cosa, y más a un niño, no la cumplan. Mandé una petición al servicio de atención al cliente y me han contestado por correo electrónico dándome un teléfono de información para que llame y pregunte. Por supuesto ni me he molestado.

La tercera historia es más de lo mismo. Un concurso de cuentos infantiles patrocinado por la biblioteca de un pueblo. Las bases estaban claras y decían que los cuentos deberían ocupar como máximo ocho caras de cuatro folios doblados por la mitad, un tamaño que más o menos conocemos por cuartilla, que debían estar escritos a mano por los niños, que el tema era libre, etc. etc. Preparé a mi hija el cuadernillo y se esforzó en escribir una historia de piratas y princesas titulada “Historia de un rapto” que presentó personalmente a concurso. Cuando llegó el acto de la entrega de premios no pudimos quedar más decepcionados al ver que el premio de su categoría de edad se había concedido a un cuento rimbombante que desde la distancia se podía ver que no cumplía ni por asomo las bases, al tratarse de un tamaño folio o más grande, enmarcado en una cartulina cosida con lacitos y, aunque no lo puedo asegurar ya que lo vi en la distancia, al menos la portada impresa con ordenador. Inmediatamente mi hija me hizo la pregunta correspondiente: ¿no había que presentarlo a tamaño cuartilla?. Los mayores tenemos otro sentido y lo único que se ocurrió en ese momento es marcharme de allí inmediatamente para no ceder a la tentación de montar un numerito, que por otra parte se habían merecido. A los pocos días pasé por la biblioteca, hablé con la directora, y me contó cincuenta mil excusas, que si la culpa había sido de una profesora que no había leído bien las bases, que si esto que si lo otro. La hice ver el impacto negativo que había causado en mi hija al observar que no se habían cumplido las normas. Al año siguiente vamos a llevar un cuento no a tamaño folio sino a tamaño camión, a ver qué pasa y con qué cuajo rechazan su admisión. Evidentemente se va a notar el tufillo de protesta y no le darán el premio pero al menos mi hija y yo nos daremos el gustazo de ver la cara que ponen y escuchar sus argumentos. Quién siembra vientos solo puede esperar recoger tempestades.

La educación de los niños es un tema delicado y no baladí. Pero situaciones como estas, y otras muchas que se pueden observar a poco que nos fijemos, no auguran un futuro en el que la educación y las buenas formas sean lo normal y no la excepción. 

sábado, 11 de diciembre de 2010

PAPYRE


Las relaciones de amor entre las personas y las cosas suelen tener sus altibajos a lo largo de su devenir en el tiempo. Lo que generalmente ocurre a su finalización, si esta es relativamente violenta, es que pasan de ser de odio intenso.

Hace un año por estas fechas yo contemplaba el mundo de los libros electrónicos, e-books, desde la lejanía. Ávido lector de siempre, no creía que hubiera llegado el momento de aventurarse por esos derroteros. Una de las cosas que he aprendido ya de muy mayor es a saber utilizar de forma comedida las experiencias de los demás. Cuando niños, por mucho que nos digan las cosas, hasta que no las experimentamos y sufrimos en propias carnes no aprendemos de verdad. No hay nada como tener a una persona de la que fiarse que te cuente su experiencia en un determinado tema para empezar tú en ese tema casi desde el punto en que tu amigo te ha dejado.

Mi buen amigo Miguel Angel había realizado un estudio del mundo de los lectores digitales existentes en el mercado y atendiendo a una serie de consideraciones tenía en sus manos y me mostró el PAPYRE 6.1. Todos estos estudios se pueden consultar en los inicios del blog  http://alqs2d.blogspot.com/  que Miguel Angel creó hace un año y en el que se han comentado a lo largo de todo este tiempo las excelencias y bondades de los lectores digitales en general y de este modelo en particular. Por otro lado, cuando he sido preguntado por amigos, familiares e incluso gente que viajaba en el metro a mi lado y que no conocía de nada, no he tenido por menos que contar las bondades y lo mucho que ha cambiado mi vida este nueva forma de poder leer. Como decía al principio, una relación de amor intensa, porque el 6 de  enero de este año, los Reyes Magos me dejaban en mi zapato este aparato.

Sigo teniendo relación de amor con los libros digitales en general, pero con este modelo, Papyre 6.1 en particular, se ha vuelto de odio. Como ya he comentado con anterioridad, este blog me sirve a mí como documentación, por lo que voy a consignar aquí a continuación una serie de hechos ocurridos en relación con este tema. Luego las consideraciones. Como dice otro buen amigo, Félix, los hechos son contundentes, han sucedido y no son discutibles en sí. Pueden tener interpretación, pero eso es otra cosa.

06-ENE-2010
Los Reyes Magos me dejan un Papyre 6.1. Pongo mi primer libro “Juliano el Apóstata” de Gore Vidal al que seguirá “Aurora Boreal” de  Assa Larson
11-ENE-2010
Tras haber leído la noche anterior, dejo el Papyre encima de mi mesa de trabajo. A la mañana siguiente aparece con la pantalla a rayas y no funciona. Le llevo a El Corte Inglés, donde los Reyes Magos lo habían adquirido junto con su ticket de compra.
23-ENE-2010
Me avisan de El Corte Inglés que pase a recoger un Papyre nuevo. Lo único es que no le tienen en color negro y me dan el único que tienen, color rosa. Están esperando que lleguen nuevos pero yo decido no esperar y me llevo el rosa.
ENE a OCT
Leo y disfruto leyendo un total de 37 libros en el lector. Son miles y miles de páginas, muchas más en papel que en el lector, donde según el tipo de letra que empleemos el número de páginas varía. Por ejemplo, en el último libro Ken Follet, 1027 páginas impresas se convertían en cerca de 1700 en el lector electrónico.
29-OCT-2010
Acabo de leer, bloqueo el PAPYRE y lo dejo encima de la mesilla.
30-OCT-2010
Al levantarme, la pantalla está con rayas, tal y como se puede ver en la imagen que acompaña a esta entrada.
02-NOV-2010
GRAMMATA, empresa ubicada en Granada  que comercializa el Papyre  me informa del procedimiento de envío a su servicio técnico a través de un servicio de mensajería (NACEX).
03-NOV-2010
Confirmo telefónicamente que se ha recibido el aparato en GRAMMATA.
09-NOV-2010
Me informan de que el aparato ha sido remitido a un “Técnico Externo”
15-NOV-2010
Está en proceso, sigue en el técnico externo, sin contestación de este. Les hago ver que no me cuenten historias de técnicos externos, son temas internos suyos que a mí no me interesan, yo hablo con Grammata.
18-NOV-2010
NO SABEN NO CONTESTAN. Posible falta de repuestos hasta la semana que viene.  “PREVEN” que la  reparación esté finalizada  LA SEMANA QUE VIENE
24-NOV-2010
Sigue igual. No me pueden decir nada. Quedan en contactar con el Dpto Técnico y llamar.
Siempre me dicen que no me preocupe, pero no me llaman.
25-NOV-2010
Hablo con la misma persona que hablé ayer, se disculpa 20 veces por no haberme llamado y me insinúa QUE ES POSIBLE QUE LA AVERIA NO LA CUBRA LA GARANTIA  INAUDITO. Vaya funcionamiento de un Servicio Técnico, decirme esto 22 días después de recibir el aparato.
Recibo llamada y me dice que todo está en manos del técnico externo. Ha reclamado que le den una contestación que espera recibir mañana. Llamar el lunes
29-NOV-2010
Hay “algo raro” y quedan en devolverme la llamada en cuanto contacten con su servicio técnico, pero por supuesto NO ME DEVUELVEN LA LLAMADA a lo largo del día.
30-NOV-2010
Me dicen que no me llamaron ayer  porque no pudieron hacer la gestión por la tarde. Me dejan en espera para consultar con Soporte Técnico. Tras un rato de espera me informan que sigue retrasado POR FALTA DE PIEZAS. No me dicen CUANDO, NO HAY PLAZO.
02-DIC-2011
Me comunican de forma oficial que se trata de ROTURA DE PANTALLA que no AVERIA  y por lo tanto NO ESTA CUBIERTA POR LA GARANTIA  y que debo aceptar el presupuesto de 98 euros para arreglarlo. Les he dicho QUE NO y que me devuelvan el aparato como esté, estropeado. Mando un burofax a la empresa manifestando mi disconformidad con estos procedimientos.
11-DIC-2010
Todavía no me ha llegado el Papyre. Llamaré el lunes a ver qué pasa, menos mal que no es un “902-todos-nuestros-operadores-están-ocupados”, pero realmente no me corre prisa tener el aparato estropeado en mis manos.
He vuelto al papel. Me noto que leo menos, mucho menos. En papel tengo menos oportunidades de leer e incluso yo mismo me noto que me cuesta acarrear los libros, sobre todo el voluminoso de cerca de 900 páginas que estoy leyendo. Mi relación de amor sigue con los libros electrónicos pero tras este primer divorcio forzoso, me he vuelto una persona cautelosa y sobre todo DESCONFIADA. Si dejando el libro encima de una mesa al día siguiente aparece roto …… ¿Cómo sé que no me va a volver a pasar mañana otra vez.? ¿es cosa del Papyre que es malo o de todos en general? ¿está la tecnología de la tinta electrónica lo suficientemente desarrollada o todavía le queda un hervor? ¿de tanto leer he quemado el dispositivo? ¿hay que esperar todavía un tiempo? ¿sería mejor derivarse a un “tablet” a pesar de su pantalla retroiluminada pero con más tiempo en el mercado?

Estas preguntas quedan en el aire así como la interpretación de la “bondad” o “maldad” del servicio técnico de Papyre. Cada cual puede sacar sus conclusiones y obrar en consecuencia. 
Yo tengo que hacerme de nuevo con un lector pero tengo mis serias dudas sobre cual elegir y lo que me temo es que estas dudas no las voy a resolver fácilmente tras esta experiencia amorosa truncada.