domingo, 16 de marzo de 2025

«PatchCleaner»

El hacer favores, desinteresadamente, a la gente, siempre reporta beneficios. Aparte de la satisfacción y el agradecimiento de la persona a la que haces —intentas hacer— el favor está la satisfacción personal. Pero, además, en algunas ocasiones te haces el favor también a ti mismo, porque te sirve para descubrir nuevas opciones que antes desconocías y que te pueden ser muy útiles.

Este ha sido uno de los casos esta semana que documento en este blog como recuerdo para mí mismo y por si fuera de interés para los que se asomen por aquí. Aclaro que es un tema informático, de informática casera, y que solo puede ser interesante para los que manejen en sus ordenadores el archiconocido «Ventanas» —Microsoft Windows— aunque supongo que en otros sistemas operativos habrá programas o aplicaciones similares.

Me llama un amigo diciendo que tiene el ordenador «empetao». El disco duro «C:\» de su ordenador portátil, donde se aloja su sistema Windows 11, se queja continuamente de falta de espacio. Ha borrado todo lo que se le ha ocurrido e incluso más con lo que sospecha que algo vital se habrá llevado por delante. Vamos, que el ordenador no le «anda» y que le hace falta de forma casi vital para su trabajo. Vamos, resumiendo, que si le puedo echar una mano. Esto me suena.

Su ordenador tiene ya unos añitos, seis para ser exactos. De todos es sabido que los sistemas operativos, especialmente el «ventanas» se van «enguarrinando» progresivamente a pesar de que en las últimas versiones algunas herramientas automáticas parecían destinadas a que esto no ocurriera.

Cualquiera que se asome a los contenidos del disco C:\ de su PC y active la opción de ver en el explorador los archivos ocultos, se encontrará con una carpeta de enorme ocupación llena de ficheros con nombres raros, por no decir rarísimos. Gran parte de ellos son ficheros de instalaciones, muchas de ellas las actualizaciones regulares que emite Microsoft y que deberíamos instalar. Aunque algunas veces nos llevamos sorpresas desagradables, es conveniente instalar estas actualizaciones porque muchas veces contienen correcciones a fallos del sistema operativo que son aprovechadas por los «malos» para colarse por donde no deben con la posibilidad de armarnos un desaguisado.

No encontraba la manera de meter mano y limpiar esa carpeta que tenía una ocupación que sobrepasaba los 40Gb. La mayoría de los usuarios a buen seguro que no tienen independiente el disco C:\ en sus ordenadores y la basura acumulada digamos que no hace daño. Pero en un disco de 128 Gb como tenía mi amigo, 40 Gb es mucho: era la causa de su falta de espacio.

Haciendo consultas al doctor ese que empieza por «G», entre los miles de respuestas que ofrece a tus búsquedas, encontré una que llamó mi atención. Se trataba de un programa llamado «PatchCleaner» cuyo título rezaba «Clean your windows installer directory» —Limpie el directorio del instalador de Windows—. No hay que dejar de advertir que hay que tener mucho cuidado con estos programas y tener un buen antivirus instalado en el ordenador para no llevarse sorpresas desagradables.

Vi varias cosas que me predisponían a aventurarme por este camino. Una de ellas es que estaba alojado en la plataforma SOURCEFORGE, lo que supone una cierta garantía como software libre. Además, el nombre del autor, Igor Pavlov, suponía una garantía añadida pues desde hace muchos años utilizo como programa compresor y descompresor su famoso programa «7Zip»; creado en 1999, gratuito y muy actualizado, que supone una alternativa magnífica a programas de pago como Winzip o Winrar. Es verdad que hubo una cuestión que se me pasó por alto y que al final detallaré, pero casi me alegro porque de haberla visto quizá no hubiera seguido adelante con mis pesquisas en este programa.

Manos a la obra… Descargo e instalo en mi PC el programa y le hago una revisión exhaustiva con mi programa antivirus, que no detecta nada. Descargo e instalo en el PC de mi amigo el programa, lo ejecuto y… ¡voila! Desaparecen 36 Gb. de los 40 Gb ocupados por los programas de instalación de Windows. Su disco «C:\» queda limpito, sin avisos de llenado y el ordenador funcionando a las mil maravillas. Avisé a mi amigo de que estuviera atento en los próximos días por si se producía algún fallo extraño en el ordenador. Nada me ha dicho en los días transcurridos.

Yo no tenía problemas de ocupación en mi ordenador porque mi disco es de mayor capacidad, pero animado por los resultados en el ordenador de mi amigo, lo ejecuté en el mío y se llevó por delante casi 30 Gb. Una maravilla. Hay que decir que el programa te permite guardar en un pendrive u otra carpeta del disco lo que va a borrar por si acaso, nunca se sabe.

Lo prometido en un párrafo anterior es deuda. Lo que no advertí al consultar los pormenores de ese programa es su fecha de última actualización: 2016. En esa fecha el Windows 11 no había visto la luz. Pero las cosas bien hechas en informática bien siguen funcionando o cuando menos avisan de que no van a funcionar sin estropear nada. Yo tengo en funcionamiento programas ya retirados de la circulación y sin mantenimiento que funcionan a las mil maravillas. No voy a decir el nombre de uno de ellos porque saltó a la fama por haber sido retirado violentamente por el gobierno norteamericano por no poder romper sus claves de acceso. La versión que yo tengo de este programa data de 2012. Y sigue funcionando a través de todos los Windows habidos hasta la fecha.

Y seguramente tenga Vd. en su ordenador muchos programas codificados en el lenguaje de programación VisualBasic6, un lenguaje que fue retirado de la circulación en 1998 pero que cientos de aplicaciones —ahora las llaman eufemísticamente App's— siguen utilizando hoy en día a plena satisfacción. Varios programas realizados en VisualBasic6 por mí mismo en 2015 siguen marchando a la perfección.

Me imagino que no todos los lectores llegarán hasta aquí, aburridos por estas digresiones informáticas. Pero si Vd. ha llegado le ofrezco una píldora que también he descubierto esta semana a raíz de una petición de ayuda de mi profesor de escritura. Se trata de «hablar» al Word por el micrófono del ordenador y ahorrarse la tarea de escribir en el teclado. Es muy sencillo, aunque depende de la versión de Word y de Windows que tengamos. Con un documento Word abierto, pulsar a la vez las teclas Windows y «H» y se nos abrirá una ventana en la parte inferior con un micrófono, pulsar en él y… empezar a hablar. Veremos cómo lo dicho se va reflejando en el documento. Por supuesto, varios idiomas, pero ojo a hablar claro y no demasiado deprisa. Ir probando, como todo en esta vida.