jueves, 13 de diciembre de 2007
INTENTO DE ...
Me dirigía a las seis y cinco de la mañana desde mi domicilio a tomar el autobús para desplazarme al trabajo. Es una rutina diaria aunque en esta ocasión se daban dos circunstancias que la hacían diferente a días anteriores: era una hora más pronto y se trataba de un día de puente.
La zona era cercana a la estación de autobuses. A diario confluimos varias personas en ese punto dirigiéndonos a tomar el autobús.
El día de los hechos, un viernes siete de Diciembre, solo una persona se cruzaba en mi camino, e iba en dirección contraria. Cuando nos aproximamos se desvió, se acercó a mí y me cogió de la pechera en un ademán que, ahora desde la distancia, no sabría definir como amenazante o petitorio. Solo pude oirle un gruñido, todo ocurrió muy rápido.
Reaccioné dándole un empujón a un lado y empezando a correr hacia la estación.
Realmente no sabía en ese momento de que se había tratado.... pero por si acaso mejor no quedarse a averiguarlo.
Miré hacia atrás y ví que no me seguía, sino que se encaminaba calle arriba en la dirección que llevaba. Pensé que probablemente habría querido pedirme algo, no sé, tabaco, algo de dinero, cualquier cosa, pero eso no cuadraba con su actitud amenazante.
Estando en estos pensamientos, se aclaró el asunto. Desde lo alto de la pasarela que dá a la estación de autobuses, un mujer gritó:
-!Socorro, por favor, me acaban de atracar¡
Tan sólo nos encontrabámos otra persona y yo esperando el autobús. Subimos rápidamente a su lado y nos contó que un individuo, mostrando una navaja, la había sustraído el bolso cortándo la cinta de la bandolera y la había amenazado golpeándola con la navaja en la mano, que por suerte estaba protegida por unos guantes de cuero, conminándola a no chillar y estarse calladita.
Rápidamente llamamos por teléfono al 112 para que dieran aviso a los servicios policiales y tratamos por todos los medios de tratar de calmarla. Encima que te dirijes al trabajo, a esas intempestivas horas, un día de puente .... te roban todo lo que llevas encima, teléfono móvil, documentación, tarjetas, abono de transporte y todo lo que normalmente, y una mujer más, llevamos encima para nuestras necesidades y devenir diario.
La mujer quedó allí, acompañada de un empleado y conductor de la estación, a esperar a los servicios de seguridad. Tanto yo como la otra persona que habíamos acudido a su llamada nos dirigimos al autobús para hacer nuestro viaje al trabajo, cuestión que ella entendió.
Una vez en el trabajo, contacté telefónicamente con la Policía Municipal para interesarme por el caso. No habían localizado al atracador, y la mujer habia puesto la correspondiente denuncia.
La Policía le sugirió que llamara a su móvil, que estaba activo en el bolso robado, cosa que la mujer hizo en su presencia. El atracador tuvo la desfachatez de descolgar y hablar para decirla que no la iba a devolver ni el dinero ni el móvil ni el abono de transporte, pero que el resto de cosas se las llevaría a Correos, donde las podría recuperar. Anduvieron atentos, pero no lo hizo, quizá por miedo o simple precaución.
Me identifiqué a la Policía como la persona que un minuto antes había sufrido el intento, ahora si que pudiera haber sido de atraco, minuto o minutos antes de que ocurrieran los hechos, por si fuera necesaria mi declaración. Pero ya la cosa empezó mal. Yo no me fijé en la cara del individuo pero no me pareció que llevara bigote, cuestión que sin lugar a duda definió la mujer. Yo le ví un instante y la mujer interaccionó más tiempo con él, por lo que lo más probable es que lo llevara y yo no me fijara.
Una cosa si es cierta: era extranjero, de rasgos árabes .... yo diría que marroquí.
Nunca en este pueblo, porque de un pueblo se trata había tenido noticia de ocurrir atraco directo a la persona. Robos de casas, coches, chalets, como en todos lados supongo. Las cosas que parece que no van a llegar nunca acaban llegando y nos acaban tocando.