Respecto de este asunto se escuchan noticias contradictorias. De un lado está latente en los medios de comunicación que se lee poco. Sin embargo, son multitud las publicaciones, revistas y libros que día tras día aparecen en el mercado. Acercarse a un quiosco de prensa es descubrir un sinfín de revistas, colecciones y publicaciones que parecía que no existían. Siempre aparece algo nuevo.
Fomentar el hábito de la lectura, en el caso que nos ocupa de libros, es una de las cosas más valiosas para enriquecer la mente, y esto en todas las etapas de la vida. Cuando se es niño, la lectura comprensiva favorece la imaginación y desarrolla hábitos de estudio, amén de aportar una formación en multitud de cuestiones, según el género que leamos. Ya de joven permite una fantasía y un desarrollo de nuevas metas cuya única limitación son las imaginaciones que seamos capaces de desarrollar a partir de lo leído. En la edad adulta permite abstraerse de los problemas diarios al tiempo que damos vuelta y re-evaluamos multitud de conceptos que se han forjado en nuestra mente a lo largo de los años. Es el momento de releer libros que ya hemos leído con anterioridad y desarrollar nuevos conceptos a la luz de nuestra experiencias personales vividas entre una y otra lectura: el libro no ha cambiado pero nosotros sí. Ya en el último tramo de la vida, la lectura se está descubriendo como uno de los mejores retardadores de enfermedades de la mente, tales como Alzheimer e incluso otras de corte más físico como el Parkinson y similares, dado que “saca” al anciano de su aislamiento y le proyecta a formas mentales que acabarían atrofiadas de no evocarse a través de la lectura.Observemos a nuestro alrededor, en ancianos que conozcamos, las diferencias que existen en lucidez mental entre los lectores y los no lectores.
En mi caso, la relación con los libros es de depredador. Los devoro, como si quisiera leerlos todos, cuestión que asumo como imposible dada la cantidad de existentes y nuevos que se publican y mi edad y el tiempo de que dispongo para leer. Por ello lo que me preocupa es seleccionar de forma eficiente aquellos libros cuya lectura acometo de forma que no me vea en el dilema de abandonarlos a media lectura, cuestión que me demanda mucho esfuerzo. Es realmente difícil decidir qué libro se comienza a leer. Nos podemos fiar de amigos que nos recomienden libros, aunque en algún caso concreto lo que hago es todo lo contrario, no leer los que me recomiendan. También nos podemos fiar de los últimos éxitos editoriales, aunque detrás de ello hay mucho “marketing” y propaganda y podemos leer cosas que no están todo lo bien que fuera de desear, todo ello porque han tenido detrás un éxito de lanzamiento o su autor ha escrito libros en el pasado que fueron buenos y tuvieron éxito.
Un problema, no baladí, es el precio de los libros. No es cuestión de si son caros o baratos, pero suponen unos cuantos euros cada uno de ellos, máxime si los leemos en sus primeras ediciones que suelen tirar para arriba. Yo en este asunto si que lo tengo ya muy claro: compro poco o ningún libro, más que nada porque luego no tengo sitio donde ponerlos. Un amigo mío, que lee mucho, los regala a la biblioteca de una prisión, lo que es un buen mecanismo para deshacerse de ellos una vez leídos. Pocas veces, a pesar de mi recomendación anterior, leemos un libro más de una vez, salvo que sea un poco objeto de culto. Hay tantos que leer que leer una segunda o tercera vez es tener la sensación de que estamos perdiendo un poco el tiempo, aunque esto no es así, ya he dicho que podemos sacar nuevos partidos a relecturas de libro en función de nuestros cambios.
Una buena opción, por el momento y hasta que los cobren, es el uso intensivo de las bibliotecas públicas. El problema es que hay que esperar bastante tiempo, por lo general, hasta que las novedades lleguen a sus estanterías y las podamos pedir, pero todo llega. Ahora podemos leer las novedades de hace unos años y así seguiremos la ruleta.
Es difícil recomendar libros, pero de la lectura de los últimos años, me voy a atrever a recomendar los diez que más me han impactado, sin ningún orden y teniendo en cuenta que por unas cuestiones o por otras sí me he leído estas novedades editoriales, aunque no aparezcan en la lista
EL DIBUJANTE DE PECES, Juan Carlos Arbex
EL LADRON DE TUMBAS, Antonio Cabana
CATALINA LA FUGITIVA DE SAN BENITO, Chufo Llorens
EL SALON DORADO, José Luis Corral Lafuente
EL JUEGO DE ENDER, Orson Scott Card
BEN HUR, Lewis Wallace
ESPARTACO, Howard Fast
EL SIGNIFICADO DE LA NOCHE, Michael Cox
EL NUMERO DE DIOS, José Luis Corral Lafuente
EL CONDE DE MONTECRISTO, Alejandro Dumas.