viernes, 17 de octubre de 2008

DUELO


Siempre me han dicho que las cosas no se valoran hasta que no se tienen. Tu marcha, así, sin avisar, sin darme tiempo, me ha dejado un vacío que en todos los momentos del día se me antoja muy imposible de llenar. Tantos proyectos en marcha, tantas cosas pendientes, tantas discusiones por discutir se han quedado esperando un turno que ya nunca llegará.
Lo que tenemos cerca, lo que podemos tocar, con los que podemos hablar, interaccionar, reir o llorar son precisamente con los que no hacemos todas esas cosas. Parece que no hay tiempo, nos aferramos a realidades que nos parecen más lejanas y no prestamos atención a cuidar y disfrutar lo que realmente nos importa. ¡Qué fácil es pensar todo esto ahora que ya no estás¡ Pero qué difícil fue materializarlo cuando se podía. Si, claro, es cierto, hay que seguir adelante, pero ¿cómo? Cualquier cosa es un mundo sin ti, y hasta las tareas, y hasta los pensamientos, más insignificantes carecen de sentido y caen desbordados antes de ni siquiera considerar su puesta en práctica.
Cuando se tienen las cosas y las personas cerca no se valoran. Ahora ya es tarde, pero aún así sirvan estas líneas como intención de expresarte mis sentimientos, algo que nunca hice y ahora por lo menos intento desde la desesperación de tu ausencia.
Sé que no volverás, pero me resisto a ello e intento retenerte, aunque cuanto más lo hago más te me escapas. Vivíamos como teníamos que vivir e hicimos lo que teníamos que hacer en cada momento. La vida nos lleva a todos en volandas, individualmente y en común, por unos vericuetos a los que nos parece que es imposible sustraerse.
Podíamos habernos dicho muchas cosas, pero no lo hicimos. Mientras estuvimos juntos, a pesar de nuestras diferencias, mantuvimos un ideal compartido y una dirección que no necesitó de palabras. Esto me bastó, esto nos bastó a los dos y por eso avanzamos juntos en nuestro desarrollo personal y en el de nuestra familia.
Ahora y no es el momento de hacer lo que no se hizo. Ya es materialmente imposible. No te
atormentes por ello y piensa que desde mi punto de vista a mí también me ha ocurrido lo mismo. En cierto modo, tú también te has ido para mí y tus mismas sensaciones de no haber dicho o hecho son compartidas por mí. Estamos empatados y congelados en dos realidades distintas en las que ya no nos podemos comunicar.Guarda mi recuerdo en tu corazón y que no sea un impedimento en tu aprendizaje de una nueva vida sin mí. Que mi recuerdo te ayude y que seas muy feliz haciendo lo que esta nueva vida te depare. Mi ausencia es un hecho que te hará reflexionar pero solo para extraer lo que de aprendizaje positivo tenga de cara a tu futuro, que quieras o no, tienes que seguir construyendo.