Hace unos días se ha celebrado en Madrid la VIII Semana de la Ciencia. En realidad son dos semanas llenas de actos tales como visitas, conferencias, talleres, mesas redondas o demostraciones que pueden resultar muy interesantes a cualquiera que tenga la más mínima curiosidad.
Los actos se publican en un libro y en internet unas tres semanas antes de la celebración. Desde dos semanas antes es posible solicitar plaza en aquellos actos que nos interesen, normalmente por vía telefónica o en algún caso de forma exclusiva mediante el correo electrónico. El teléfono es más directo, ya que en el momento te confirman la inscripción o, en caso de que este el cupo completo, de si quieres quedarte en lista de espera, aunque esto funciona según y cómo dependiendo de las gestiones cada uno de los organismos que participan.
Lo que es una indudable ventaja representa también un gran problema: los actos son gratuitos. Con ello, suele ser frecuente que en el momento de realizarse el acto no aparezcan bastantes de las personas que habían reservado plaza y lo peor es que ni siquiera se molestan en llamar o escribir de nuevo para renunciar a su puesto, lo que permitiría la inclusión de otros que podían haber quedado en lista de espera.
Otro problema que se presenta con frecuencia es el copo que provocan instituciones de tipo académico, tales como escuelas-taller, escuelas de formación profesional o institutos, reservando todas las plazas disponibles para llevar a sus alumnos. En muchos de los casos podrían gestionar esa visita en cualquier otra semana del año.En mi modesta opinión como individuo aislado deberían tener preferencia personas individuales o grupos muy reducidos, aunque en algún caso o actividad pudiera ocurrir que no hubiera un número mínimo para desarrollarla. Se mire por donde se mire surgen dificultades.
Pero lo esencial y lo maravilloso de esta iniciativa es que las instituciones, universidades, grandes empresas y centros de investigación nos abren sus puertas a los ciudadanos normales para visitar sus instalaciones y mostrarnos lo que hacen y como lo hacen. En algunos casos será mera curiosidad, pero en otros la información recibida resulta útil para nuestra vida y en todo caso colma nuestra curiosidad y nos saca un poco de la rutina diaria.
Una cuestión fundamental para participar y disfrutar activamente de la Semana de la Ciencia es tener tiempo. Gran parte de las actividades son en horario de mañana, aunque las hay de tarde y de fin de semana, solo que estás suelen estar más congestionadas por razones obvias. Con tiempo libre, un poquito de planificación y método, uno se puede preparar un par de semanas con un contenido excitante e interesante.
No es cuestión de mencionar aquí todos los actos que existen, disponibles en internet buscando por VIII Semana de la Ciencia. Menciono a los que yo asistí:
--Paseo guiado y estupendamente comentado por los Sotos Históricos de Aranjuez, los jardines creados en el siglo XVI por los reyes españoles a las orillas del Tajo, con más de 35 kilómetros de paseos y arboledas.
--Visita y charla en dos centros de investigación de la tecnología aplicada a estudios sobre fisiología del deporte, uno en la Universidad Europea de Madrid, que envidia de instalaciones, y otro en el INEF y el Consejo Superior de Deportes, donde pudimos apreciar qué y como se investiga para mejorar el rendimiento de los deportistas, pero de cuyos resultados nos beneficiaremos todos a corto o medio plazo. Recordemos lo que ocurre en un tono parecido con los coches de fórmula I, cuyas innovaciones son finalmente trasladas a los coches que manejamos.
--Participación en un taller de psicología en la Universidad Pontificia de Comillas sobre Emociones y Cine, con poca asistencia, pero muy interesante.
--Asistencia a Radio Nacional de España, a un estudio de emisión en directo, visita a las instalaciones y permanecer tres horas viendo como se hace y se emite un programa de radio en directo. Una experiencia muy interesante y enriquecedora, gracias a la amabilidad de Tony Garrido y todo su equipo, pendientes en todo momento de los curiosos que asistíamos al programa.
--Visita guiada al Jardín Botánico de Madrid.
--Visita guiada al vertedero de Valdemingómez, verdadera “ciudad de la basura” donde uno cambia su forma de pensar sobre este asunto, en un claro ejemplo de que la información recibida es básica para su uso en la vida diaria, tanto como que me atrevería a sugerir que dicha visita fuera obligatoria, cada cierto tiempo, para todo el mundo, al objeto de que tomemos conciencia, particulares y empresas, de lo que se cuece en este tema y aprendamos en cabeza ajena a donde llegaremos si no tomamos medidas.