miércoles, 22 de abril de 2009

ACHIPERRES


Es una palabra rara, pero que se oye de vez en cuando. Mi hijo tiene mucha costumbre de pronunciarla para referirse a trastos, cachivaches, cacharros y cosas que andan por ahí sin un fin concreto pero que nadie toma la decisión de quitarlas de en medio, bien sea buscando un sitio adecuado y definitivo para ellas, bien sea depositándolas en la basura, que es uno de los mejores sitios para cosas que no tenemos muy claro para que sirven.
No se molesten en buscarla en el diccionario oficial de la Real Academia, no viene. Un “diccionario” mucho más amplio es la propia internet, donde los buscadores encuentren casi cualquier cosa que les solicitemos. Algunos diccionarios populares la definen con el mismo o parecido concepto al que he aludido: Objeto de poco valor cuya utilidad se desconoce.
No son achiperres en sí, pero me quiero referir a la cantidad de trastos que cada vez más nos vemos obligados a llevar encima. Me explico.
De siempre ha habido grandes diferencias entre hombres y mujeres, hablando en términos generales. Es costumbre en ellas portar bolso, generalmente lleno de cosas “por si acaso” entre las que además de la cartera y las llaves de casa y coche, se incluían productos de cosmética, de costura, de acicalado,….. Los hombres llevaban la cartera y las llaves y aquellos que fumaban el tabaco y las cerillas o mechero. Eso era antes. Ahora ellas fuman y también tienen que llevar tabaco.
Hubo un tiempo en que se pusieron de moda las “mariconeras” que eran generalmente utilizadas por hombres cuando tenían necesidad de incrementar el número de objetos que llevaban encima y no querían, sobre todo en verano, llevar los bolsillos abultados y llenos de cosas. ¿Se imaginan, los que fumaban en pipa, llevar esta en el bolsillo de la chaqueta?
Otra cosa que ambos llevaban era el reloj, pero este es un artilugio pequeño, aunque puede ser un mazacote que viste mucho, y salvo caballeros con modelos de cadena y bolsillo, se lleva de siempre en la muñeca. Casi se ha convertido en un apéndice más del organismo, máxime desde que son acuáticos y a prueba de agua, con lo cual muchas personas, entre ellas yo, no se lo quitan ni para ducharse o dormir.
Durante décadas las cosas han estado así. Pero últimamente se van añadiendo achiperres a llevar encima a diario. Uno de ellos es el teléfono móvil. Casi todo el mundo lleva uno. Colgados del cuello, en el bolso, en la mano, en el cinturón …. vamos todos cargando con el teléfono. Hubo una época en que se fueron reduciendo de tamaño y peso, para facilitar su acarreo, pero últimamente, al incorporarles nuevas funcionalidades, como por ejemplo GPS, mapas, acceso a internet y servicios telemáticos, el tamaño, y lo que es peor el peso, vuelve a aumentar de nuevo.
Bueno, esto no es muy problemático. En el bolso o en la cintura un móvil no molesta mucho. Pero seguimos haciendo acopio de trastos y viéndonos obligados a llevarlos encima de un sitio para otro. Y aquí llegamos al punto al que quiero referirme. El desplazamiento al trabajo, sobre todo en las grandes ciudades, en muchas ocasiones se realiza en transporte público. Me estoy fijando últimamente y cada vez es más frecuente observar personas que llevan a cuestas ordenadores portátiles. ¿Ha llevado Vd. alguno alguna vez a cuestas? Les puedo garantizar que pesan lo suyo, y acaba uno harto de accarrearlos. Últimamente se ha anunciado uno que sobrepasa los cinco kilos, aunque lo normal es que sean alrededor de tres kilos. ¿Cómo llevarlos? Si nos fijamos en esto hay a grandes rasgos varios tipos. No se puede generalizar, pero observo que las mujeres suelen llevarlos en carritos con ruedas, parecidos a las maletas últimamente en boga. No olvidemos que además del maletín con el ordenador siguen llevando su bolso …. pleno de de trastos. En cuanto a los caballeros se observan dos tendencias. La más clásica es la bolsa de bandolera, pero con esto se acaba con el hombro, o ambos hombros, doloridos y cansados. Más en boga y más moderno está el uso de mochilas adaptadas a llevarlos, pero aquí son mayoritarios los jóvenes, aunque ya cada vez más los mayores van sucumbiendo a la comodidad y optan por las mochilas.
Tenemos que aplicarnos lo de “ande yo caliente y ríase la gente”. Al final lo que se trata es de soportar estos achiperres que vamos añadiendo a nuestro transporte diario de la forma más cómoda posible. Hubo una época en que se pusieron de moda los maletines de mano, especialmente en los ejecutivos, pero debe ser que estos van en coche a su trabajo y no se ven ya los maletines en los transportes públicos.
Aunque somos muy dados a importar con retraso las ideas de los americanos, no ha calado aquí el ir por la calle perfectamente trajeados o arregladas con zapatillas deportivas que nos permitan ir cómodos aunque nos tengamos que cambiar al llegar al trabajo, sobre todo si este requiere un tipo de vestimenta que no incluya las deportivas.
Yo utilizo la bolsa de bandolera, pero ya estoy harto. Lo bueno es que en contadas ocasiones necesito llevar el portátil a cuestas. Pero cuando llega una de esas semanas como esta, que ando con él a cuestas de lunes a viernes, empiezo a pensar a tomar alguna determinación que me haga más llevadero este martirio.