domingo, 27 de septiembre de 2009

2016


Cuatro cifras que no significan mucho o lo significan todo. Un año que está por llegar. Pero en estos momentos, muchos ciudadanos tendrán sentimientos encontrados respecto de estos cuatro dígitos.
Ayer al anochecer hacía una temperatura fantástica. Serían unos veinte grados sin viento. Paseaba por un parque charlando animadamente con un amigo cuando le lancé, de improviso, la pregunta:
¿Cómo es posible que nos cobren nada por este momento espléndido?
Calla, no des ideas, me contestó.
Bastante nos cobran ya de forma indirecta. Y más que nos van a cobrar. Y asistimos a la sangría de forma pasiva, como si el toro no fuéramos nosotros. Esto de la crisis va en serio y las administraciones de todos los niveles, y es que hay unas cuantas, han visto las telarañas en sus cajones cuando han ido a echar mano. Y lo tienen que solucionar. Y la forma fácil es… subir los impuestos. Al igual que muchas empresas no han guardado nada en época de bonanza y ahora toca … apretar el cinturón a los de siempre. Tanto nos están amenazando, que el día que llegue ya estaremos entregados y nos parecerá una bendición nos suban lo que nos suban.
Sin embargo para ciertas cosas no hay crisis. Ya salimos trasquilados hace cuatro años en el intento de Madrid de convertirse en ciudad olímpica. Bueno, en mi modesta opinión no sabría decir si es un intento de Madrid o un intento de «fallardón», parafraseando a mi buen amigo Javier L.F.. Volvemos a intentarlo otra vez haciendo todo lo que haya que hacer y… no reparando en gastos. ¿Quién o quienes ciudadanos hemos sido consultados sobre los euros que se están destinando a pagar la candidatura olímpica? Me da la impresión de que son unos pocos, euros, los que se están gastando, no ciudadanos a los que se está consultando.
Dentro de unos días, la semana que viene, en una ciudad del norte de Europa nos dirán si somos o no somos. Muchos ciudadanos hay que opinan que lo mejor es que no nos lo den, así nos evitaríamos unos cuantos gastos más, aunque tal y como van las cosas habría que escribir algo parecido en 2020, 2024, etc. mientras no cambie el regidor que nos rige.
Y como ejemplo de muestra vale un botón. Hoy se celebra un acto, multitudinario si la gente acude, para el que se está tirando la casa por la ventana. Los últimos fuegos artificiales. Pido excusas por la foto que acompaña estas letras, tomada con un teléfono móvil de los malos, donde se puede ver el tremendo edificio de la Plaza de España de Madrid prácticamente cubierto por una enorme pancarta anunciando el evento de hoy domingo. ¿Cuánto ha costado la pancarta y su colocación? ¿Hay más pancartas de este tipo y tamaño en otras zonas de Madrid? ¿Cuánto han costado las decenas de miles de cartulinas de colores de gran tamaño que se han impreso para este único acto?
Y esto no es todo. Página web. Anuncios en prensa, en televisión, en revistas y periódicos y en todos los medios. Anuncios en las puertas de algunas entidades de crédito, en los camiones de reparto de la cerveza, seguramente patrocinados por la marca de cerveza que habrá contribuido a la campaña con una cantidad al mismo tiempo que decía a sus trabajadores que no podía subir los sueldos por la crisis, eso sino tiene que recurrir, porque no queda más remedio, a un ERE para, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aligerar peso económico.
Tengo que reconocer que cada vez que me asaltan los colorines del 2016 se me revuelve algo por dentro. Y no porque no esté o deje de estar de acuerdo con que Madrid se olímpica sino porque estaría muy bien que esto fuera así si otras cosas, no entremos en detalle, que nos afectan a los ciudadanos fueran tratadas con el mismo ARDOR y ENTUSIASMO que esta causa olímpica.
El extinto impuesto por la retirada de basuras de Madrid, que había sido retirado vuelve a la carga y no precisamente de forma humilde en lo que a su cuantía se refiere.
A las personas que gobernaban los destinos del antiguo Egipto hace miles de años se les denominaba faraones. Hicieron grandes obras y de ahí ha quedado la acepción de “obra faraónica” para designar ciertas obras grandiosas por su tamaño. Cierto mandatario actual parece que va sembrando su camino de obras de este tipo en las administraciones por donde ha pasado. ¿Podemos considerar el soterramiento de la circunvalación de Madrid M-30 como una obra faraónica? ¿O el auditorio de San Lorenzo de El Escorial?
La candidatura olímpica no es una obra de tipo arquitectónico pero triunfe o no será otra obra faraónica a añadir a la lista.
Y recalco que esta idea no es mía, sino de Javier…
¿Se entiende ahora lo de “fallardón"?