lunes, 30 de noviembre de 2009

PASMADO-1


El título que debería de haber elegido para esta entrada sería “Cara de Haba-1”, pero insistiendo, mientras pueda, en los títulos sencillos, de una sola palabra, me he decantado por el de “pasmado”. El añadir el “1” es porque ya desde ahora espero que haya una segunda parte donde se resuelva lo que voy a contar, y deseo que sea pronto, aunque me temo que la demora será larga. Realmente la palabra “pasmado” no significa lo que parece, con lo que el título no está bien del todo, pero dejo para el curioso lector acceder al diccionario y comprobarlo.
Lo que me ocourrió el sábado pasado le ocurrió también hace años a un familiar, un hermano. La cuestión tardó en resolverse más de dos meses y eso con ayuda.
El pasado sábado se presentaba como un día laboral, intensamente laboral. A las seis de la mañana ya estaba dándole a la tecla, preparando un trabajo entregar el fin de semana, por lo que salvo las necesidades fisiológicas, tales como comer y acercarme a saludar al Sr. Roca, la jornada se presentaba intensa, si bien en casa. La familia fue literalmente expulsada a pasar el día fuera para disponer de mayor tranquilidad.
Sin embargo, a media mañana tuve que salir un momento a retirar dinero de un cajero automático. Fue un momento, pero va a durar mucho. Me dirigí a una entidad bancaria que no es la misma en la que tengo la cuenta y que es la que más cerca de casa estaba. La globalización permite el acuerdo entre entidades financieras para disponer de dinero, en algunos casos como este, sin comisión. La operación se desarrolló correctamente, me devolvió mi tarjeta, me imprimió el comprobante, me dijo aquello de “recoja su dinero” pero …. la ventana del dinero no se abría. Y no se abrió. Se oían ruidos internos como de contar y preparar el dinero, pero tras varios intentos, el cajero volvió a su situación original con aquello de “Inserte su tarjeta”. Aquí se me quedó la “cara de haba”: ¿Dónde estaba mi dinero? Y encima eran nada menos que trescientos euros, una cantidad ciertamente respetable. Para evitar que el dinero pudiera ser dispensado al cliente siguiente, con otra tarjeta intenté una operación que no llegué a finalizar con la que pude comprobar que no me daba el dinero.
Por si me quedaba alguna duda, me dirigí a otra entidad donde verifiqué que los trescientos euros del ala habían sido ciertamente debitados en mi cuenta, con lo que la operación había sido dada por buena. Me había quedado sin los euros y en mi cuenta ya no estaban. Llamé al teléfono de incidencias de la entidad del cajero donde amablemente me dijeron que tenía que dirigirme a mi banco y presentar una reclamación para que ellos a su vez reclamaran el dinero a la entidad del cajero, que vería si la operación había sido tal y como yo la contaba y en ese caso devolverían los cuartos.
Obediente, por lo que pudiera pasar, llamé a mi banco e inicié los trámites de la reclamación, tomaron nota y ya me advirtieron, lo que sabía por la experiencia de mi familiar, que la recuperación del dinero no iba a ser precisamente inmediata, ya que ellos se tenían que poner en contacto, reclamar, comprobar, verificar, estipular, consensuar, etc. etc. y ya se sabe, esas operaciones llevan tiempo. Estamos en la era de los ordenadores, de las “cosas al instante” pero ciertas cosas “llevan su tiempo”.
La situación que le ocurrió a un familiar fue parecida, aunque con mas “inri”, ya que fuimos a la oficina de la entidad a primera hora del día siguiente a reclamar el dinero. Un empleado que nos atendió allí nos enseñó el dinero, nos dijo que no había salido por el cajero porque un billete tenía una punta doblada pero que no nos lo podía dar, que había que reclamarlo….. Eso fueron dos meses y con ayuda de un empleado amigo de la central del banco de mi familiar, que si no no sabemos si se hubiera recuperado el dinero o si los dos meses hubieran sido algunos más.
Yo ya sabía que la entidad del cajero no me iban a decir nada, por lo que me he abstenido de perder de ir a trabajar y de presentarme a primera hora en la oficina. Lo he intentado por teléfono. He dado con una empleada amable y yo me he mostrado todo lo cortés, y sumiso, que he podido, para que me dijera si tenían constancia de esa operación y de que había resultado fallida, vamos que tenían el dinero ellos y no les constaba como que había sido retirado, por mí o por otra persona.
--- Comprenda Vd. que por teléfono no podemos facilitar este tipo de información ….. bla, bla, bla…. incluso aunque Vd. se persone aquí tampoco le vamos a poder decir nada …. Esto es un asunto interno …..
--- Pero señorita, yo le pudo aportar el comprobante que me ha dado el cajero donde figura la operación ….
--- Si pero comprenda, no le podemos decir nada .... diríjase Vd. a su banco para que nos reclame el importe y en ese caso ya atenderemos la reclamación si procede ….
O sea, que me quedo con la duda de si cuando llegue la reclamación, vaya Vd. a saber cuándo, procede o no procede que me devuelvan mi dinero. Entre tanto, esos trescientos euros estarán en el limbo y si los necesitara para comer o para cualquier otra cosa no podría contar con ellos.
En una segunda entrada, que se titulará “pasmados-2” espero contar la solución a este asunto. Me gustaría saber cuántas incidencias de este tipo se producen al día en los cajeros automáticos que utilizamos pensando que no va a pasar nada. Y como se solucionan. Y lo más importante, en cuanto tiempo. A partir de ahora intentaré sacar dinero en los cajeros de mi propio banco, así cuando se tenga que auto-reclamar a sí mismo, al menos no podrá echar la culpa a otro con plazos e historias.
Continuará ….