miércoles, 16 de junio de 2010

AporELLOS

Parece por el título que la cosa va de fútbol… pues nada de eso. Ya sé que dentro de un rato (casi) toda España estará pendiente del estreno de nuestra selección en el mundial de fútbol. Algunos habrá que no puedan y otros, es mi caso, que no quieran.
La cosa va de políticos, esas personas que des-gobiernan para bien y para mal nuestras vidas y nos llevan por unos vericuetos que distan mucho de hacernos la vida feliz. Y hablo en general, no de estos ni aquellos, no de los locales, autonómicos, nacionales europeos, mundiales e incluso interestelares que acabará habiéndolos y seguro que unos cuantos.
Recuerdo con nitidez los primeros días de Abril del año setenta y nueve del pasado siglo. Se celebraban las primeras elecciones municipales tras más de cuarenta años de una situación que a pocos gustaba y a otros muchos no y que si por algo se caracterizaba era por la poca libertad del pueblo para decidir sus destinos. Eso dicen es lo que facilita la democracia que tenemos ahora, aunque yo me pregunto una y otra hasta que punto y con que prisma es cierto.
Aunque no me integré de forma directa en ningún partido político ni coalicción para presentarme, tuve la ocasión de participar de forma directa e intensa en los prolegómenos, las elecciones, la constitucción de las primeras corporaciones, las elecciones de alcaldes, las asignaciones de funciones …. Mucha ilusión, mucha motivación, ahora sí que íbamos a disponer de nuestros destinos y a hacer las cosas como se tenían que hacer.
Por lo que a mi respecta, bastaron dos años para darme cuenta de que la panacea no era eso. Luchas internas entre partidos políticos, cortes de cabezas, zancadillas, favoritismos, etc. etc. La diferencia con lo anterior es que antes solo había uno que lo hacía y ahora eran varios y parecía que nosotros podríamos decir quién “nos” lo hacía. Eso sí, de cuatro en cuatro años por lo menos y bajo una atenta y extaña ley que indica como hacer los recuentos y que ya se encargan los grandes partidos de no cambiar para asfixiar a los pequeños pero que en el mapa nacional está trucada con respecto a otro concepto extarño como son las circunscripciones. Ya escribí algo de esto en http://sensacionesinciertas.blogspot.com/2008/03/votos.html .
No es el mejor momento para escribir. Acabo de empezar, porque no terminan nuca, una lucha perdida de antemano con la empresa que me suministra el gas. Pero tengo la sensación de que cuando no es con el gas es con el teléfono, con la biblioteca, con la seguridad social, con la agencia de viajes o con el jefe del que vende los cupones en la esquina. Uno se cree que tiene estamentos oficiales que le pueden defender ante estas tropelías, pero lo cree hasta que decide hacer uso de ello y se da cuenta que hay más humo que otra cosa. Y lo digo por experiencia en las más variopintas cuestiones. Ya va uno con el cuento aprendido y casi asume lo que le va a costar hacer cualquier gestión y que todo ira bien si se escapa sin que le hayan clavado alguna. No es cuestión de dar detalles pero casi todo el mundo tenemos alguna historia que contar acerca de esto. Lo de la biblioteca ha sido curioso, lo dejo para una próxima entrada en el blog, y eso que es un acto voluntario al que no te obliga nadie.
Han pasado unos cuantos años y tenemos la situación que tenemos. Leo con asombro en el periódico que algunos alcaldes no se van a bajar el sueldo. Atraído por la noticia, profundizo un poco y es que resulta que no cobran. Algunos municipios son tan pequeños que no tienen para pagar la luz de las calles y disponen de regidores y ediles que trabajan por amor al arte. Pero, hombre, eso ya no se hace. Hay que tener sueldo, despacho, teléfono móvil, coche, asignación para representación y alguna prebenda más a cargo del contribuyente, además de buscarse un destino exótico oara hermanarse con él o irse a las Chimbambas en plan representación para ver ver a no se quién para convencerle de que celebre el campeonato del mundo de chapas en la localidad. Y lo malo no es que haya uno, sino que hay varios por municipio, otros cuantos por comunidad, otros a nivel nacional, algunos en el parlamento europeo y alguno en algunas insutuciones internacionales, como por ejemplo la ONU. Y todos hacen o no hacen, pero tanto los que hacen como los que no hacen, nos cuestan.
Después de muchos años hemos llegado a la situación en la que estamos. Un par de preguntas como muestra:
¿Cómo es posible que el impuesto de circulación de los cohes siga en vigor? Y teniendo en cuenta esto ¿Cómo es posible que por el mismo coche y el mismo impuesto yo pague diferente que el del pueblo de al lado? Es que resulta que los alcaldes disponen de una horquilla entre un mínimo y un máximo donde fijar la “tarifa”. Viva la igualdad.
Y esta otra ¿Cómo es posible que un españolito con el mismo nivel salarial pague diferentes impuestos en una comunidad autónoma que en otra? No hagamos extensible esto a compararnos con otros ciudadanos de la Comunidad Económica Europea esa salvo que queramos entrar en fase de mareo profundo. Para lo que se quiere estamos todos en el mismo barco, pero para lo que no interesa no. Los cinturones, a la hora de apretar, son diferentes y disimulan.
Y no sigo, que me enciendo. Parafraseando eso de “pleitos tengas y los ganes” diríamos “políticos elijas y que no te toquen mucho las narices”
A disfrutar de la libertad, que no es gratis.