martes, 14 de septiembre de 2010
APARCANDO
A finales de los años sesenta del siglo pasado se pusieron de moda en la televisión en blanco y negro unos anuncios que llamaban la atención de los españolitos de entonces, desconectados del mundo, sobre formas de urbanismo y educación. Era aquello de “Mantenga limpia España”, “Piense en los demás” y esloganes similares. Realmente pocos teníamos televisión por aquellos años, pero al menos cuando la veíamos en casa de algún vecino o en el bar, podíamos ser
educados en los diferentes aspectos de la convivencia. No sé si nos hacía falta, pero ahí estaban esos anuncios al menos para recordarnos ciertas normas.
El comportamiento humano evoluciona de muy diferentes maneras. No solo pero también a peor. Lo del “piense en los demás” me parece que es hoy una asignatura no ya pendiente sino completamente olvidada. Triunfa mucho más lo de que cada uno vaya a lo suyo y a los demás, por ser educado, que les den dos duros. Hay situaciones en las que parece que la gente se toma incluso molestias en hacer las cosas de tal forma que perjudiquen a los demás.
Como no podía ser de otra manera, uno de los espejos donde mirar y constatar estos extremos es en el tráfico y especialmente en el momento de aparcar. Antiguamente se oía eso de haber dejado el coche completamente mal aparcado, pero sin molestar. Habría que desarrollar el concepto de molestar ya que no debe de ser igual para el que deja el coche que para el viandante que no puede pasar o la mamá con el carrito que tiene que salirse al medio de la carretera porque la acera está invadida por los coches e incluso por las motos.
Ayer asistí a un evento de esos que se celebran en el campo y a los que asiste más gente de la que cabe, y eso que el campo no tiene puertas. Habilitan un espacio para aparcamiento que es a todas luces insuficiente y en el que los guardias de tráfico y policía municipal insisten en que nos metamos. Una vez dentro el caos es total. Quitando algunos lugares indicados con cal y eventos naturales –piedras o árboles- que conforman de manera clara algunas plazas de aparcamiento, el resto es haga Vd. lo que pueda. Cuando llegué estaba todo bastante lleno pero conseguí aparcar correctamente en una de esas plazas naturales al borde de lo que se suponía era el camino de circunvalación del “parking”.
Hasta ahí todo correcto, disfruté de la fiesta y del ambiente pero el problema vino a la caída de la tarde. Tuve la previsión de marcharme antes de tiempo, para evitar el tropel final, pero a punto estuvo de darme lo mismo. Pude sacar mi coche al camino, pero un poco más adelante el propio camino estaba obstruído por coches indebidamente aparcados, algunos de ellos los típicos y poderosos denominados cuatro x cuatro que parece que tienen licencia para subirse, meterse y aparcarse donde les plazca. Ante la idea del caos que se podía producir cuando todo el mundo acudiera en masa a retirar el coche, me las tuve que ingeniar para hacer un poco de “rally” entre arbustos, piedras, montículos y zarzas consiguiendo escapar de allí. Tengo claro que el próximo año, si decido asistir, dejaré el coche lo más lejos posible de allí, por supuesto fuera del aparcamiento señalizado y haré un poco de ejercicio caminando que además me vendrá bien.
Lo de la no señalización en pleno campo ayuda a montar el caos. Pero en la ciudad, donde está debidamente señalizado todo, el caos es igual. La foto que acompaña esta entrada fue publicada en un periódico y el coche que aparece en ella es el del propio alcalde de esa gran ciudad capital de España. Bien instaladito en medio, ocupando las dos plazas especiales de minusválidos, cerradito y sin nadie por allí. Según comentaba el periódico estuvo así más de media hora, aunque ya que se encargaron de desmentirlo desde la oficina de prensa diciendo que había sido un minuto y por estrictos motivos de seguridad. ¿A quién creemos?
Como será esto que hasta alguien ha creado una web ( http://www.malaparcado.com ) , donde la gente manda fotos de coches mal aparcados. Al menos es curioso ver como se las ingenia la gente para dejar el coche en cualquier lugar. Muchas de ellas son nocturnas por lo que es previsible que el aparcamiento no sea de esos de “un momentito”. En esta misma web hay una historia “graciosa”, aunque el título de la entrada es un poco irreverente. (http://www.malaparcado.com/2006/09/21/para-ser-chulo-hay-que-tener-cojones-y-dinero/ ).