sábado, 4 de enero de 2014

BUSCÁNDOSELAVIDA [SAT]



Cuando uno se ve en la necesidad de acudir a un S.A.T. es casi sintomático que se le empiecen a subir los colores y la bilirrubina y entren los siete males. En principio suele ocurrir que en la mayoría de los casos se trata de la avería de uno de los muchos miles de trastos y archiperres que pululan a nuestro alrededor y eso supone unos gastos y una dedicación en tiempo y recursos que suele ser por lo general frustrante y costosa. Intrínsecamente, los Servicios de Asistencia Técnica de las empresas suelen tener una mala prensa, aunque justo es reconocer que se deja mucha mayor constancia de las protestas por mala atención que de los arreglos satisfactorios, que por lo general se consideran como «lo normal».

Como sabrán los que sigan este blog de forma regular, una de mis aficiones desde hace casi cuarenta años es la fotografía. Desque que allá por 1974 o 1975 adquirí mi primera réflex, he trasteado de forma frecuente con cámaras, objetivos, filtros, flashes y demás parafernalia en los más variados sitios y lugares. Por suerte, supongo, nunca he tenido ninguna avería ni percance en mis equipos y con ello no me he visto obligado a acudir a un SAT de este gremio. Bueno, miento, porque sí que he acudido en algunas ocasiones para llevar equipos de amigos o conocidos y ocuparme de vigilar la reparación. Y en este sentido quiero recordar aquí con cariño y con satisfación el entrañable FOKUS, en el pasadizo de la calle Carretas de Madrid, que sigue funcionando después de muchos años y por lo que parece muy bien, haciendo arreglos de toda clase y condición de todo lo que se le lleve. Un amigo me comenta que hace poco llevó un objetivo que le viñeteaba en los bordes y se lo arreglaron perfectamente, en tiempo y a un coste justo.

Pero la suerte no podía durar tantos años. Hace unos días, mi flamante casi nuevo objetivo zoom 24-105 se me fue al suelo por el imperdonable descuido de dejar abierta la bolsa fotográfica donde estaba. Aunque en un acto reflejo puse el pie y amortigüé el golpe, el trastazo se produjo y el objetivo acabó dañado, aparentemente en una avería pequeña que afecta al recorrido del zoom en uno de sus extremos; el resto funciona correcta y adecuadamente.

Con todo ello me ha llegado el momento de dirigirme al SAT oficial de la marca del objetivo y en esta ocasión por interés propio y personal. Por haber sido comprado hace un mes, el objetivo estaba en garantía pero en ningún momento se me pasó por la cabeza «engañar» pues al abrirlo quedaría claro que la avería había sido consecuencia de un golpe y no de un mal funcionamiento o defecto de fabricación; para defender algo hay que estar firmemente convencido de ello. El mundo de internet permite conjeturar por adelantado como nos va a ir la cosa si sabemos buscar y valorar las opiniones de los usuarios a través de los blogs. En este caso particular se me puso la cara del revés porque no conseguí encontrar ninguna buena opinión y por el contrario hallé muchas malas y muy malas, apuntando a un servicio caro o muy caro, bueno, extremadamente caro.

Tocaba pues buscarse la vida con opciones alternativas, que aparecen claramente reflejadas. Complementariamente a las quejas, los usuarios dejan constancia de donde encontraron satisfacción, lo que me permitió disponer de un elenco de cinco o seis servicios técnicos generalistas, multimarca se dice ahora, que ofrecían garantías de servicio y funcionamiento a unos precios ajustados. Porque luego está todo aquello de los envíos por mensajería, los presupuestos de reparación, los plazos y toda la parafernalia que rodea a un evento de estos.

La reflexión aquí, que es aplicable a todos los ámbitos de la existencia, es que cuando la gente tiene la necesidad de buscarse la vida es porque no encuentra satisfacción adecuada en los cauces normalizados. ¿Porqué voy a un desguace de coches a ver si encuentro la manilla de apertura del portón trasero de mi coche? Pues la respuesta es sencilla, porque en el taller de la marca me cobran un pastón por la original y además pretenden cambiarme el portón entero y si me apuras el marco, porque…«la pieza no se vende suelta».

La imagen de los SAT's está de capa caída, pero parece que les da igual. No digamos ya los que funcionan vía telefónica sino incluso los presenciales. Hace unos días se me estropeó la cerradura de la puerta de entrada a mi casa, una especial, con lo que tuvo que venir el servicio técnico de esa compañía. Sin entrar en detalles de horas de trabajo y piezas, el coste del desplazamiento, solo por ese concepto, fue de 110 euros más IVA, es decir, alrededor de 130 euros. Cuando uno piensa en una marca, antes de tomar una decisión, convendría echar un vistazo a lo que hay por ahí; por ello, si alguien decide poner una cerradura FICHET en su puerta, que sepa que si se le avería la factura de reparación empieza costando 133,10 euros antes de que te den los buenos días, si es que te los dan. Y por añadir información, si queremos una copia de la llave, «que las hacen en Francia», son 72 euros cada ejemplar. Como para perder una llave y plantearse el tener que cambiar la cerradura. Lamentable.

Pero volviendo a la fotografía y el objetivo, el servicio técnico oficial de la casa CANON funciona de aquella manera: mediante tarifa plana por niveles. No importa lo que se haya roto o dañado, ese objetivo tiene una tarifa fija de arreglo de 433 euros. Diré que de nuevo me ha costado 600 euros para que cada cual saque sus conclusiones. Yo las había sacado por la lectura de los comentarios en los foros pero aún así pasé personalmente por el servicio técnico donde corroboré todo lo que sabía de antemano. Con ello y por la ventaja de estar en Madrid, me llevé el objetivo a otro taller, de los que llevan toda la vida, donde me atendieron más que correctamente, me dieron garantías, resolvieron mis dudas y se opfrecieron a, en un plazo de siete días, darme un presupuesto GRATUITO y SIN COMPROMISO del coste de la reparación que caso de llevarse a cabo harían en cuatro días y con una garantía de seis meses.

Así que repito lo dicho con FICHET. Llevo cuarenta años, salvo un pequeño parentésis de cuasi inactividad, utilizando equipos CANON pero he tardado esos mismos años en darme cuenta de que el SAT oficial de esa marca impele y fuerza a sus posibles clientes a «buscarse la vida» en caso de avería. Allá ellos.