domingo, 12 de marzo de 2017

TRAMPANTOJO



El domingo pasado tras la comida nos disponíamos a sestear un poco en el sofá. Es sabido que para estos menesteres el acompañamiento de la televisión con su runrún de fondo es un buen aliado, con lo que cualquiera de las películas que emiten las diferentes cadenas sirve. En la cadena que estaba sintonizada en el televisor acababa de empezar una película de la no conocíamos ni el título. El hecho fue que no pegamos ojo en las dos horas siguientes, viéndola entera hasta su finalización con las correspondientes sesiones intercaladas de anuncios comerciales.

Hace ya muchos años, el poeta español Ramón de Campoamor y Campoosorio, nacido en 1817 y fallecido en 1901, incluyó en su fábula «Las dos linternas» el siguiente cuarteto, por todos conocido:

En este mundo traidor,
nada es verdad ni mentira,
todo es según el color,
del cristal con que se mira.

En estos días estamos asistiendo al juicio conocido como caso Palau por el saqueo ocurrido durante años a los fondos públicos en el Palau de la Música de Barcelona, donde particulares y políticos sacaban todas las astillas que podían para ellos y sus compañeros. Una cuestión quiero resaltar y es que la máxima responsable de las finanzas del citado Palau era la hija del subdirector. Mantener relaciones más allá de las profesionales en un trabajo es una cuestión bastante desaconsejada porque es muy difícil por no decir imposible el ser objetivo en los planteamientos. En este sentido, en la empresa que laboraba yo en los años setenta del siglo pasado estaba estrictamente prohibido que en un mismo departamento se encontraran personas relacionadas no solo familiarmente sino incluso por un noviazgo. A mi buen amigo Antonio G.N., al que por cierto hace tiempo que no veo y va siendo hora de llamar, se le ocurrió fijar su mirada en una jovencita del departamento con lo que, cuando la cosa fue tomando un cierto cuerpo, uno de los dos tuvo que cambiar de aires, siendo en este caso la jovencita la designada. La verdad es que la cosa luego no cuajó, pero de la joven nunca más se supo.

Las convicciones personales de cualquier tipo, sociales, religiosas, políticas, laborales, económicas… se ven influenciadas por el entorno y las relaciones que mantengamos con las personas y las situaciones, siendo imposible prácticamente escapar a la  subjetividad que cuestionará nuestros criterios y nuestras decisiones por mucho que tratemos de ser objetivos.

Otro ejemplo de aquellos años atestigua esto. Aunque ya estábamos en la era de las impresoras láser de gran velocidad, en el departamento se mantenían dos impresoras antiguas de las de martillo, necesarias para imprimir ciertos trabajos residuales que utilizaban el famoso papel carbón para obtener copias. Casualmente un mediodía estaban estropeadas las dos, por lo que hubo que llamar al servicio técnico con urgencia para proceder a su reparación. Personado el técnico, una de ellas era imposible de arreglar por falta de piezas pero reparó la otra. Cuando estuvo lista, su protocolo requería imprimir una caja de papel a modo de prueba, para lo que pidió al operador de turno la referida caja. Este le contestó que bajara él al almacén a por ella. Ante esto, el técnico apagó la impresora, dejándola deshabilitada, y se marchó. Al día siguiente, el responsable del departamento de explotación montó en cólera por no haber salido los trabajos y al hablar con el técnico y enterarse del sucedido con la caja de papel, se oían las voces hasta en Pernambuco, lo que no auguraba nada bueno para el operador negligente. Cuando supo el nombre del operador, todo quedó reducido a ¡Estos chicos, estos chicos…! El operador era sobrino del director general.

En la película, Mathilde es una madre con tres hijos que trabaja en un centro público de planificación familiar. Un día recibe la visita de una joven de 16 años pidiendo ayuda porque ha sufrido una violación en una fiesta juvenil y no se atreve a contárselo a nadie de su entorno. Mathilde se vuelca en ayudar a la joven hasta que descubre que el violador es su propio hijo. Su actitud hacia la joven cambia de forma radical, lo que es notado por la joven que acaba descubriendo la relación entre Mathilde y su violador. Las relaciones de Mathilde con su entorno familiar, marido e hijos, sufren también una fuerte convulsión por la manera de afrontar el hecho. La película no tiene una gran calidad pero el trasfondo de sus planteamientos me hace incluirla en mi colección de películas de corte psicológico, al tiempo que mi opinión es que Mathilde tendría que haberse inhibido pasando el caso a otra colega nada más conocer la implicación de su hijo. ¿Por qué no lo hizo? He ahí el dilema, el mismo que ahora tiene el subdirector del Palau de aquellos años que no solo no puede descargar sus responsabilidades sino que tiene que hacer todo lo posible y lo imposible por, además de salvar su culito, intentar salvar el de su hija.

Por cierto, trampantojo es un técnica pictórica que «intenta engañar a la vista jugando con el entorno arquitectónico —perspectiva, sombreado, etc.—». Hay algunos, demasiados, que consiguen «trampantojear» la realidad para acoplarla a sus intereses a base de tener una buena colección de cristales de colores para mirar a través de ellos y fabricarse su propia y personal realidad.