domingo, 14 de enero de 2018

multi... CHAPUZA





Los usuarios del transporte público en la Comunidad de Madrid nos hemos desayunado en el nuevo año con un cambio drástico en los títulos de transporte que ha sido bautizado por el vulgo de forma generalizada como la «multichapuza». El Consorcio Regional de Transportes de Madrid ha lanzado su tarjeta «Multi» y ha retirado de la circulación, sin posibilidad de cambio o recuperación, los títulos de transporte en cartón que llevaban funcionando desde hace muchos años. Ha sido una medida advertida con profusión en los medios de comunicación, pero sería interesante conocer cuántos euros han perdido los sufridos viajeros por no poder gastar a tiempo sus billetes viejos en cartón.

Es de suponer que un ente de la importancia del Consorcio haya estudiado con cuidado el diseño y la implementación de esta nueva forma. Como en otras muchas cosas, da la impresión de que los departamentos dedicados a estos menesteres están muy lejos de ser usuarios y por lo tanto de saber cómo se bate el cobre en el día a día del transporte. La medida ha sido anunciada a bombo y platillo como una mejora sustancial, pero lo cierto es que por el momento para algunos usuarios entre los que me encuentro la peora ha sido significativa.

Durante un tiempo, las nuevas tarjetas, una por domicilio, han podido obtenerse de forma gratuita; la siguiente o siguientes tienen un coste de 2,50 euros cada una. Lo normal es que un mismo domicilio, familiar por ejemplo, convivan varias personas que viajen y que necesiten más de una tarjeta, aunque convendrá conmigo que lo que no es normal es que un único usuario necesite dos o más tarjetas. Hombre, tampoco es tanto, y sirve se supone para muchos años. La tarjeta es moderna, se lee por contacto y presenta muchas ventajas en comparación con los billetes de cartón, pero es una lástima que, al menos por el momento, no hayan previsto los inconvenientes.

Los usuarios que utilizan el transporte a diario no se han visto afectados por esta nueva medida porque desde hace tiempo disponen de una tarjeta personal, con fotografía, que les permite cargar bonos mensuales o anuales. Los que utilizamos el transporte de forma esporádica aunque frecuente, queremos no tener que andar con los billetes, las monedas y los cambios y funcionamos con bonos de diez viajes. En mi caso concreto y a tenor de mis desplazamientos utilizaba tres bonos: dos de autobús y uno de metro. Los llevaba todos en mi cartera y en su parte trasera, simplemente a base de contar los viajes realizados impresos por la canceladora, podía saber cuántos me quedaban y comprar los nuevos cuando hicieran falta. En la nueva tarjeta no se sabe el saldo salvo que le preguntes al conductor cuando la utilices y consigas que te conteste si no está de humos. Otra solución es ir a un estanco o un puesto de venta y pedir por favor que la lean y te digan la situación. Como se puede ver en la imagen, yo me las he apañado con una pegatina por detrás donde voy apuntando de forma manual cada utilización que hago. Un método muy moderno, tan moderno o más que la tarjeta.

Antes he comentado que necesito dos tarjetas. Como son iguales físicamente, he tenido que identificarlas con otra pegatina para saber lo que tiene por dentro cada una. Si en un trayecto corto en autobús paso la que internamente tiene trayecto largo, dinerito que pierdo. Y es que esta es otra de las magias de la «moderna» tarjeta: solo se pueden cargar dos trayectos diferentes en la misma tarjeta. Menos mal que admiten que se carguen dos bonos de cada trayecto. Como yo he dicho que utilizo tres trayectos, las cuentas son claras: necesito dos tarjetas.

Otros que se han visto impactados de lleno por la medida son los visitantes esporádicos de Madrid, españoles o turistas. A modo de ejemplo, antes se compraban un bono de diez viajes de metro y lo iban utilizando sin problemas para uno o varios viajeros. Ahora tienen que empezar por comprar la tarjetita, cargarla y llevar las cuentas de los viajes realizados con cuidado. Y cuando abandonen Madrid… ¿conservan la tarjeta de recuerdo por si vuelven? ¿Hay posibilidad de recuperar el importe?

Como todo no pueden ser maldades con las nuevas tecnologías, mi amigo Manolo me ha dicho que hay una posibilidad de saber los viajes que te quedan: una aplicación para el móvil llamada «Mi tarjeta TP» tiene la funcionalidad de decirte el saldo de viajes, con lo que me ahorraría el andar apuntando a mano en la pegatina de detrás. La instalo en mi teléfono inteligente, pulso la opción de «Consulta de saldo» y se abren ante mí dos posibilidades. Una de ellas es introducir manualmente los datos de la tarjeta, opción que no es válida para este tipo de tarjetas sino sólo para las personalizadas. La otra opción es a través de la funcionalidad denominada «NFC-Near field comunnication», pero mi móvil es una patata vieja con cinco años y no dispone de esa tecnología. Al final tendré que darle las gracias al Consorcio por darme una razón para cambiar de teléfono. No hay mal que por bien no venga.