domingo, 24 de noviembre de 2019

TITULARES




Desde hace un tiempo he tomado la costumbre de dedicar el momento del desayuno diario para echar un vistazo a las noticias de la prensa a través de internet. Para seguir las recomendaciones de los entendidos, procuro tomar ese refrigerio matutino a la misma hora todos los días y distraerme, o cabrearme, unos minutos viendo lo que se cuece por el mundo en los cuatro diarios nacionales: EL Mundo, El País, ABC y La Razón. Un vistazo general a los titulares, acceso al contenido de alguno de ellos cuando es posible y, si el tema es de mi interés, me construyo un documento en PDF salvando el artículo. Es verdad que luego muchos de ellos, tras permanecer días y días en la carpeta de pendientes de lectura acaban en la papelera, pero es que no doy abasto.

Aunque es muy por encima, la revisión de estos cuatro diarios con prismas muy dispares me permite leer entre líneas y hacerme una idea personal de por dónde van las cosas de este mundo. En alguna ocasión he tenido la oportunidad de leer una noticia que se refería a algún asunto que yo conocía de primera mano con lo que he podido comprobar que ninguno de los cuatro llegaba a la esencia del asunto al tratar la noticia mediatizados por sus sesgos o tendencias editoriales. Como es sabido, un asunto son los hechos y otro muy distinto son las opiniones.

También en el trasfondo de todo esto está la formación del periodista que escribe el artículo. Por mucho que se quiera estar especializado en unos temas, el tener que cubrir noticias de múltiples temas puede conllevar el moverse en arenas movedizas que no se conocen en profundidad, con las consiguientes meteduras de pata clamorosas, especialmente en cuestiones muy técnicas que requerirían unos conocimientos previos y un estudio profundo para los que hace falta un tiempo del que seguramente no se dispone.

Hay varios asuntos que me han llamado la atención en estos últimos tiempos. Comentaré dos de ellos. Uno es la sensación de que hay algún tipo de conexión entre El País y el ABC. Como digo, es una sensación que se me dispara con frecuencia al leer en ellos artículos sobre asuntos muy similares que no son del día. Sería como si alguien hiciera un disparo de propuesta de noticia que llegara al mismo tiempo a las dos redacciones y se pusieran a trabajar sobre el tema, con informaciones distintas pero muy parejas. Pero en esta semana ya mi estupor ha llegado al máximo: algo ocurre para que dos titulares de una noticia, en este caso deportiva, sean prácticamente calcados y conteniendo una palabra poco usual como es «lomos». Me ha resultado chocante cuando menos: ¿Se espían entre las dos redacciones? ¿Se copian? ¿Ha sido una casualidad? ¿Es la transcripción de un comentario oído en la rueda de prensa?

Queda claro que la expresión «a lomos» se está utilizando de forma figurativa para enfatizar que nuestro Rafa Nadal ha puesto todo su empeño y su saber en contribuir a que el equipo español vaya pasando eliminatorias en la Copa Davis de tenis que se está celebrando en estos días en Madrid. Cuando escribo estas líneas es domingo por la mañana, con la esperanza y deseo que esta tarde en la final contra Canadá, el «lomo» —parte inferior y central de la espalda o por extensión espalda del cuerpo humano— de Rafa (y también su cabeza y el resto del cuerpo) esté en perfectas condiciones y nos lleve a la victoria junto con los «lomos» de los demás integrantes del equipo español de tenis. Mejor es no seguir avanzando en el diccionario porque la expresión «a lomos» no se aplica a las personas sino a las bestias, generalmente de carga.




El otro asunto tiene que ver con la imagen que figura encima de este párrafo. Pertenece a la edición electrónica de El Mundo en la sección «CANALES» que suele estar ubicada en la parte final de la página web.
 

Hay, evidentemente, diferencia entre leer, en casa, una edición en papel o una edición electrónica. Salvo cámaras ocultas de espionaje, cuando yo estoy leyendo el periódico en papel en mi casa, nadie sabe lo que leo y lo que no, mientras que, en la edición electrónica es posible registrar aquellos artículos en los que los lectores hacen clic para abrirlos y posiblemente leerlos. Este registro electrónico permite a los estadísticos del periódico conocer los intereses de sus lectores.

Desde hace varias semanas, yo diría que meses, el artículo de ZEN titulado «Los secretos de los mejores entrenadores para tener una tripa plana» está fijo en la aludida sección de «CANALES» de El Mundo. Yo no tengo interés, pero todos los días le doy un toquecito como si estuviera interesado más que nada por mantener y ver hasta cuando permanece ahí, ya por mera curiosidad. Hay otros, tanto en este diario como en los otros, que permanecen varios días e incluso que desaparecen para volver aparecer a la semana siguiente. Hay que rentabilizar los escritos y todo lo que al final no son más que ceros y unos se puede quitar y poner en función de los intereses. Es la magia de lo electrónico que nos permite mostrar en una pantalla lo que está guardado en cualquier punto del disco duro o de la nube.

Y ya como curiosidad, me gustaba leer la entrega diaria de Alfonso Usía en «La Razón», pero ya es un contenido Premium solo disponible para lectores suscritos de pago. Me temo que poco a poco nos van a faltar euros para suscribirnos a tantas cosas. Lo que empieza atrayendo de forma gratuita a los consumidores acaba siendo de pago con el paso del tiempo.