domingo, 19 de febrero de 2023

PAUSA

Tenía yo hace ya muchos años —mediados de los setenta del siglo pasado— un radiocasete de la marca SANYO como el que puede verse en la imagen. Le sigo teniendo y probablemente funcione todavía, pero está en el fondo profundo de un trastero y no estoy de humor ni tengo tiempo de sacarlo para que la foto fuera estrictamente personal. Dice el dueño de este que funciona y lo vende por 24 euros; ganas me dan de comprárselo.

Puede parecer una tontería, pero una de las cosas que más me maravilló de este aparato fue la tecla de PAUSA: cuando estabas escuchando una cinta de casete podías accionar la tecla de PAUSE para interrumpir la reproducción, hacer cualquier cosa y volver a continuar con la escucha donde lo habías dejado. Claro, esto con la radio no funcionaba. Ahora, con las facilidades de grabación y de visión diferida, cualquier programa de radio o televisión tiene estas facilidades.

Pero no quiero hablar de música y archiperres viejos. Cualquier acontecimiento imprevisto en tu entorno te puede poner tu vida en pausa —¿se puede dejar la vida en PAUSA? — y abandonar todo de golpe para dedicar tu atención a cuestiones que un minuto antes ni se podían haber pasado por la cabeza. Mi secuencia (casi) ininterrumpida de escribir una entrada en el blog todas las semanas se frustró la semana pasada por un suceso familiar ocurrido el sábado por la tarde. Una llamada telefónica y a dejar todo lo que se estaba haciendo y salir corriendo casi casi con lo puesto. Sin solución de continuidad te ves en pocas horas a 500 kilómetros de tu casa con toda tu atención focalizada en un novedoso asunto y todo lo demás aparcado sine die como, por ejemplo, escribir la entrada del blog de la semana.

Aunque la situación perdura, y va estar requiriendo toda nuestra atención familiar las próximas dos o tres semanas, el tiempo va asentando las cosas, y las cabezas, y te deja un instante para juntar estas letras que poner en el blog para los lectores asiduos que de pronto se habrán extrañado de mi falta. Algunos muy allegados me han llamado por teléfono, pero otros, al no tener el blog comentarios ni identificación alguna, se habrán quedado con la duda.

Pues eso, que no estoy muy centrado para escribir con claridad, bueno, nunca lo estoy, pero especialmente en estos momentos en que el cien por cien de la atención está focalizado en otros asuntos. Pero al menos que quede explicada, que no justificada, mi falta de la semana pasada. Y quizá alguna otra en las semanas venideras. Mi mayor agradecimiento a todos por estar ahí.