domingo, 2 de abril de 2023

SUSCRIPCIONES

—Te recomiendo que veas la serie NTFV. Es muy buena y, conociéndote, seguro que la vas a disfrutar mucho.

—¿En qué plataforma puedo verla?

—La están emitiendo, completa, en XYZ+.

—¡Vaya! No la tengo…

Hace muchos años, la televisión era gratuita, salvo que te cosían a anuncios porque de alguna forma tenían que sufragar los cuantiosos gastos. Aunque este sistema sigue hoy en día, las cosas han cambiado mucho y las personas consumen poca televisión convencional y cuando lo hacen es obviando la traca de anuncios que sin duda aparecerán.

La sociedad dedica cada vez menos tiempo a ver la televisión tradicional. La mayoría del consumo de contenido que se hace actualmente es a través de plataformas de streaming. De hecho, mucha gente está prescindiendo incluso de la tele como electrodoméstico, un aparato que en las últimas décadas ha presidido los salones españoles.[Xataka]

Desde hace años se han venido imponiendo las suscripciones de pago a diferentes canales que nos permiten tener televisión a la carta en cualquier momento. El problema es que ya hay multitud de empresas y es imposible suscribirse a todas salvo que inviertas una montonera de euros mensuales. Cada cual tendrá sus preferencias según le guste ver series, deporte o documentales. El problema es que el buen amigo Murphy suele intervenir y la emisión que te interesa estará disponible en una de las suscripciones que no tienes.

En el mundo de la imagen y el vídeo tendremos que seleccionar entre HBO, Netflix, Movistar+, Disney+, Sky-Showtime, AppleTv, AtresPlayer, YoutubePremium, Filmin… y otras cuantas más que a buen seguro existen, aunque no las hayamos oído nunca.

Pero este asunto no se circunscribe únicamente a asuntos de películas y vídeos. Hace ya años que surgió también para el mundo de la música la archiconocida Spotify a la que se unieron después algunas más, muchas de ellas con contenido gratuito, pero posibilidad de suscripción con mejoras (Jamendo).

Para no quedar ahí la cosa, se está poniendo de moda el asunto de los audiolibros, que nos evitan el estar leyendo únicamente y nos permiten escuchar los libros mientras hacemos otra cosa, como por ejemplo pasar la aspiradora —si no tenemos una Conga— o ir conduciendo. Eso sí, yo me declaro incapaz de utilizar este sistema para los libros, porque al final no me concentro en ello y no me entero, pero conozco a varias personas que son acérrimas utilizadoras del sistema. Entonces… necesitamos una nueva suscripción al canto, como por ejemplo Audible o Podimo y con el agravante de que ya hay libros que ni siquiera se publican en papel: solo están disponibles en este sistema de audiolibro como por ejemplo «En Delos no puedes morir», de Javier Ruescas (Audible).

Pero el proceloso mundo de las suscripciones no acaba aquí. La prensa escrita se ha subido al carro. Desde hace años, yo tengo por costumbre echar un vistazo a los diarios nacionales más conocidos —El País, El Mundo, ABC, La Razón o eldiario.es— en su formato electrónico a través de internet mientras desayuno. Lo sigo haciendo, pero en la mayoría de ellos con acceso solo a los titulares. Para poder leer las noticias completas… es necesaria una suscripción. Suelen ser pocos euros —por ejemplo 8 mensuales en El País— pero muchos pocos te pueden reventar el bolsillo y te obligan a fidelizarte.

Y ahí no acaba todo. Otro mundo muy interesante que cuenta cada vez con más adeptos es el de los Podcasts, con empresas dedicadas como iVoox, PodcastAdict o www.cesarvidal.tv, entre otras muchas. Aunque por el momento muchos de ellos son gratuitos —con anuncios— el fantasma de la suscripción y el pago sobrevuela continuamente en las emisiones recomendándote que te hagas Premium para poder disfrutar de los contenidos exclusivos para suscriptores, sin anuncios y en algunos casos con anterioridad a su emisión en abierto.

Y hay más mundos, pero por hoy ya está bien. ¿Cuántos programas para el ordenador, teléfono o tableta tiene Vd. con suscripción de pago?

En todo caso, malo es acostumbrarse y crearse dependencia de medios y contenidos gratuitos, porque con el tiempo, invariablemente, pasan a ser de pago. Y como no hay ni uno ni dos…

Por cierto, la serie NTFV mencionada al principio de esta entrada no existe, es una invención figurativa. Pero el acrónimo es muy similar a un grito de guerra que utilizábamos hace muchos años en la oficina cuando ocurría algún hecho imprevisto; son las iniciales de «no te fastidia, Valeriano», aunque alguno de los lectores lo recordará como NTJV. He cambiado la tercera letra —una F en lugar de una J— por aquello de la educación en el blog.