domingo, 3 de septiembre de 2023

SEDA

La última vez que cambié la compañía de telefonía y servicios de internet en casa fue en 2009, hace ya la friolera de catorce años. En un mundo tecnológico en el que todo cambia muy deprisa, esto en principio y a bote pronto, es —puede ser— un error. Me puedo estar perdiendo avances tecnológicos o, lo que es peor, dinero.

Fui de los primeros en tener comunicaciones e internet en casa por razones laborales, ya que podía, tenía y me venía bien conectarme desde mi domicilio a mi puesto de trabajo para poder hacer ciertos trabajos sin tener que desplazarme. Eso que hoy llamamos teletrabajo y que está muy extendido ya lo empecé a conocer yo en carnes propias en los primeros años noventa del siglo pasado. La conexiones eran telefónicas, muy lentas, pero para ciertas operaciones que realizábamos —algunas a horas intempestivas— era una muy buena solución. Treinta años han pasado de aquellos albores y ahora todo es otra cosa: estás en casa teletrabajando exactamente igual que si estuvieras en la oficina.

Recuerdo los momentos iniciales con compañías como Amena, Wanadoo, Uni2, Telefónica y alguna otra que no recuerdo ahora. Los cambios eran un dolor como para echarse a temblar cada vez que decidía acometer alguno. Esa sensación se mantiene ahora y yo, un enemigo acérrimo del «si funciona no lo toques», me he mantenido durante catorce años en la misma compañía de servicios: Jazztel.

Todo evoluciona y las compañías también, unas más y otras menos según las zonas geográficas; no es lo mismo vivir en Madrid donde hay muchas zonas que tienen fibra propia de las compañías que vivir en un pueblo de la Sierra Madrileña donde la única fibra existente es propiedad de Telefónica y las demás compañías tienen que alquilársela para poder prestar sus servicios. También ocurre con la telefonía móvil y la existencia de antenas de Telefónica, Vodafone u Orange; no sé si hay alguna más.

Aparte de la tecnología evolucionan los precios. Por lo general a la baja por aquello de la competencia. Hace años, para seguir en Jazztel, tuve una dura negociación en la que conseguí rebajar de 70 a 50 euros el precio que estaba pagando. Pero 50 euros hoy es mucho dinero para el servicio que tengo: fibra para internet y un móvil. Además, la cobertura de ese móvil y otros de mi familia, en mi caso concreto, era de ORANGE y en mi casa dejaba mucho que desear, especialmente durante todo este último verano de 2023.

Negociando con Jazztel, las soluciones de cobertura pasaban por entrar de lleno en el 5G con un poco más de coste y para ello teníamos que cambiar los aparatos móviles nuestros, que todavía no soportan 5G. Se encendieron las alarmas, se pusieron los pelos de punta o como escarpias… ¡había que cambiar de compañía! ¡horror!

La propaganda en medios… ya se sabe. Buena, bonita y barata. Por lo general, yo desconfío de ella por experiencias propias y ajenas. Se imponía hablar con familiares y amistades de la zona a ver que compañía tenían, como les iba, cuanto pagaban y todo lo relacionado para poder tomar una decisión y ponerse manos —y pies— a la obra. El domingo pasado, sin creerme de verdad el marketing, me decidí por O2. En la propaganda había frases como «No te llamaremos para venderte nada», «Si nos llamas, hablarás con personas y no con máquinas», «No tendrás sorpresas en tu factura».

Como digo, el domingo pasado, hacia las siete de la tarde, hice mi petición de alta en O2 a través de un formulario en internet exquisitamente cuidado y claro. En este asunto no existe la llamada portabilidad, por lo que mantenía (y mantengo) todavía mi conexión con Jazztel. El lunes vinieron a instalar la fibra, pero no pudo ser por un problema logístico en el edificio de mi Comunidad, pero el martes por la tarde quedaba solucionado y la conexión funcionando. La portabilidad de dos móviles se realizó el jueves sin incidencias y ahora solo queda la portabilidad del teléfono fijo; yo hubiera aprovechado para quitarlo, pero en casa no opinan lo mismo. Estará realizada en unos días según me dijeron, pero me han facilitado un teléfono fijo temporal, con lo que he podido desviar las llamadas del mío a este y funcionar de maravilla.

Solemos escribir y alzar mucho la voz para protestar cuando las cosas no funcionan, pero con frecuencia nos olvidamos de dar las gracias y manifestarnos cuando funcionan correctamente e incluso más allá, como ha sido este caso. Además, me han facilitado un canal de wasap directo con el servicio de soporte para responder las dudas e incidencias, canal que he utilizado en un par de veces a completa satisfacción. Todo redondo.

Aún a riesgo de alargar esta entrada, reproduzco aquí el correo de bienvenida que es ilustrativo de la política de la compañía y su modo de funcionamiento:

Muchas gracias por elegir O2. 

Esta es una de las pocas comunicaciones que recibirás de nosotros. Hemos renunciado incluso a pedirte ningún permiso del famoso RGPD, porque como cliente de O2 no vamos a escribirte ni a usar tus datos personales para nada diferente de prestarte el servicio. A partir de ahora no recibirás ninguna información comercial ni publicidad de tu nueva compañía de telecomunicaciones, ni cederemos a nadie tus datos para que lo haga. 

Tendrás paz. Te daremos servicio, pero no te molestaremos, y dejarás de recibir llamadas de tu operador para escuchar ofertas, descuentos o promociones. También tendrás siempre el mejor precio y atención que te podamos ofrecer, sin mirar quién eres y sin que te tengas que apuntar. 

Si algún día decides irte, podrás hacerlo con tranquilidad. No te quitaremos ni un minuto de tu tiempo para leerte una cláusula de permanencia porque no existe, ni para retenerte con un descuento a espaldas del resto de los clientes. Queremos pasar a ser una parte silenciosa e invisible de tu vida y que dediques tu tiempo a lo que tú decidas que merece la pena, que seguro que no es a pelearte con tu compañía de telecomunicaciones. 

Si ocurre algún problema o tienes alguna duda y decides contactarnos, entonces te atenderemos en el 1551 o por correo, lo que prefieras, pero hablarás siempre con personas. Y debes saber que la persona que te atenderá no tendrá ningún incentivo por venderte nada o colgarte rápido. Su único trabajo es atenderte bien y molestar lo menos posible. 

La persona que te atienda, sea por el canal que sea, lo hará cerca de ti y en tu idioma. Tendrá además capacidad y autoridad suficiente para poder resolver tu problema en la misma llamada sin tener que pasarte de un agente a otro ni pedir permiso a un superior. Si esto no es posible en una sola llamada, se encargará de tu problema como propio y será quien lo siga hasta que quede resuelto y te contacte cuando tenga la solución. 

También, cuando sea posible técnicamente, intentaremos que a partir de tu primera llamada siempre hables con la misma persona, la que te conoce. Así será más fácil tu relación con nosotros. 

A partir de hoy, las cosas cambian en las telecomunicaciones: nuestro negocio no son solo tus comunicaciones, sino el servicio y la tranquilidad que te demos. Ante cualquier reclamación que tengas, el problema será nuestro y no tuyo. Tendrás razón por defecto y te devolveremos lo reclamado hasta que podamos explicarte y demostrarte lo ocurrido. 

En O2 se une todo lo que debería ser esencial para cualquier compañía: un servicio ético y sencillo, un producto fiable y razonable, un precio justo, y la mayor red de fibra y mejor cobertura móvil de España.  

Lo que se planteaba como un dolor de muelas ha sido un paseo militar. Con buena cobertura, sin tener que cambiar de teléfonos, me voy a ahorrar 14,49 euros al mes. Por ello el título elegido para esta entrada viene del refrán «Va como la seda», es decir, sin problemas ni dificultades, funcionando perfectamente. Una maravilla, quién me lo iba a decir hace tan solo una semana.