sábado, 29 de agosto de 2009

ZAPPING

Ni siquiera sé a ciencia cierta si está bien escrito el título. A pesar de no saber inglés, casi todos conocemos el significado de esta palabreja, que no es otro que manejar el mando a distancia del televisor para cambiar de canal. Por cierto, los mandos a distancia fueron inventados en 1956, según reza la wikipedia, algunos años antes de que apareciera la televisión, en blanco y negro, por España. En aquella época, con dos canales, denominados TVE y VHF si mis recuerdos no me traicionan, poca o ninguna falta hacia el mando a distancia. Antes de entrar en materia manifestar para conocimiento general que “zapping” es una palabra que no existe en el diccionario inglés, por lo que es tan inventada para ellos como para nosotros.

Hago poco zapping, básicamente porque no veo la televisión casi nada. El zapping es el recurso de saltar de un canal a otro, principalmente cuando en el que estamos viendo nos invaden con anuncios o cuando realmente no nos interesa lo que se está emitiendo y volamos a otro canal en busca de contenidos más interesantes. A modo de estadística y con esto de las antenas parabólicas y los TDT’s, dispongo en mi casa, de forma gratuita, por el momento, de más de cuarenta canales de televisión que se pasan las veinticuatro horas del día emitiendo contenidos. Aquellas personas adictas a la televisión o aquellas otras postradas en un sillón tendrán una gran posibilidad de elegir que programa ver. Al menos eso pienso yo desde mi ignorancia.

La semana pasada hice mucho zapping, pero solo entre dos canales. No veo la televisión casi nada…. excepto cuando se celebran competiciones de atletismo, tales como el mundial o los juegos olímpicos. En estos casos, me pego a la televisión como una lapa, tanto como me dejan mis obligaciones personales, profesionales o familiares. Incluso cuando no puedo verlo en directo, lo grabo para verlo por la noche o en la madrugada. Supongo que otras personas lo harán con el fútbol, las carreras de coches o las carreras de motos, pero a mí solo me llama el atletismo. Recuerdo que la cita olímpica de Barcelona-92 coincidió milagrosamente con una operación de menisco que me tuvo toda la semana en el hospital. No me aburrí en ningún momento, aunque me gasté un montón de monedas de cien pesetas de las de entonces alimentando la huchita de la tele de alquiler de la habitación del hospital.

Como digo, la pasada semana se celebraban los Campeonatos del Mundo de Atletismo en Berlín. En casa disponía de dos canales de televisión que se ocuparan de retransmitir el evento: La 2 de Televisión Española y Euro-Sport, visible gracias a la parabólica de la urbanización, aunque al ser abierta la locución es en inglés. Tampoco me importa mucho, porque entiendo algo el inglés y las imágenes y los marcadores son iguales en ambas cadenas.

Así pues, mi zapping era un zapping limitado entre las dos cadenas. Cuando empezaban los anuncios en la 2 me “marchaba” a Euro-Sport y allí me quedaba un rato tan a gusto hasta que pasado un tiempo prudencial volvía a la 2, con los comentarios en castellano y por tanto más agradable de seguir.

Al principio de la semana, como hasta el miércoles o así, recuerdo que los responsables de la 2 se mostraban comedidos con los anuncios. Supongo que irían subiendo las audiencias a medida que avanzaba el campeonato y los contenidos se poblaban de finales en lugar de las temibles series de clasificación, donde los atletas dan lo justito para clasificarse sin cansarse mucho. Subieran o no las audiencias, el tiempo dedicado a anuncios comerciales en la 2 comenzó a incrementarse espectacularmente, tanto que resultaba molesto. En Euro-Sport también había algunos cortes publicitarios, pero mínimos y debidamente espaciados.

El colmo se produjo el jueves por la tarde, en un momento de emoción competitiva, me encuentro a la 2 retransmitiendo una carrera de caballos. Menos mal que me quedó el recurso de Euro-Sport, donde me quedé fielmente hasta el domingo, juramentándome de no volver, de ninguna manera, a la 2, por más que me costara entender el lenguaje inglés o americano en que se expresaban los comentaristas. Fue una especie de castigo a la 2 por atormentarnos con tanto anuncio y con ese corte para ver otro tipo de carreras, más equinas y menos humanas.

Con ello, el zapping intenso entre las dos cadenas se acabó el jueves. Pero ahondando un poco más, realmente no podemos quejarnos al disfrutar “gratis total” de un evento durante tantos días y horas. Soy de la opinión de que los deportes se ven mejor por televisión, al menos algunos como el ciclismo y el atletismo, cuestión que he podido comprobar por propia experiencia al acudir a un estadio o a ver a los ciclistas en un puerto de montaña y no enterarme de nada. La cercanía de las cámaras, la información sobreimpresa en pantalla y, sobre todo, las repeticiones de lo ocurrido desde diferentes ángulos dotan a la televisión de una gran preponderancia sobre verlo in-situ a mi modesto modo de entender.

De lo anteriormente expuesto se deriva que los anuncios comerciales en televisión son absolutamente necesarios, pues alguien tiene que pagar los costes que supone el ofrecer los eventos a los telespectadores. Por otro lado, a más cadenas más anuncios, más competencia, anuncios más baratos….. más anuncios.

En el fútbol hace años que determinados partidos cuestan dinero. Ahora me quedo con una pregunta, que me gustaría tardar mucho tiempo en responder:

¿Hasta cuando este tipo de retransmisiones van a ser “gratis-total”?