domingo, 27 de septiembre de 2009

2016


Cuatro cifras que no significan mucho o lo significan todo. Un año que está por llegar. Pero en estos momentos, muchos ciudadanos tendrán sentimientos encontrados respecto de estos cuatro dígitos.
Ayer al anochecer hacía una temperatura fantástica. Serían unos veinte grados sin viento. Paseaba por un parque charlando animadamente con un amigo cuando le lancé, de improviso, la pregunta:
¿Cómo es posible que nos cobren nada por este momento espléndido?
Calla, no des ideas, me contestó.
Bastante nos cobran ya de forma indirecta. Y más que nos van a cobrar. Y asistimos a la sangría de forma pasiva, como si el toro no fuéramos nosotros. Esto de la crisis va en serio y las administraciones de todos los niveles, y es que hay unas cuantas, han visto las telarañas en sus cajones cuando han ido a echar mano. Y lo tienen que solucionar. Y la forma fácil es… subir los impuestos. Al igual que muchas empresas no han guardado nada en época de bonanza y ahora toca … apretar el cinturón a los de siempre. Tanto nos están amenazando, que el día que llegue ya estaremos entregados y nos parecerá una bendición nos suban lo que nos suban.
Sin embargo para ciertas cosas no hay crisis. Ya salimos trasquilados hace cuatro años en el intento de Madrid de convertirse en ciudad olímpica. Bueno, en mi modesta opinión no sabría decir si es un intento de Madrid o un intento de «fallardón», parafraseando a mi buen amigo Javier L.F.. Volvemos a intentarlo otra vez haciendo todo lo que haya que hacer y… no reparando en gastos. ¿Quién o quienes ciudadanos hemos sido consultados sobre los euros que se están destinando a pagar la candidatura olímpica? Me da la impresión de que son unos pocos, euros, los que se están gastando, no ciudadanos a los que se está consultando.
Dentro de unos días, la semana que viene, en una ciudad del norte de Europa nos dirán si somos o no somos. Muchos ciudadanos hay que opinan que lo mejor es que no nos lo den, así nos evitaríamos unos cuantos gastos más, aunque tal y como van las cosas habría que escribir algo parecido en 2020, 2024, etc. mientras no cambie el regidor que nos rige.
Y como ejemplo de muestra vale un botón. Hoy se celebra un acto, multitudinario si la gente acude, para el que se está tirando la casa por la ventana. Los últimos fuegos artificiales. Pido excusas por la foto que acompaña estas letras, tomada con un teléfono móvil de los malos, donde se puede ver el tremendo edificio de la Plaza de España de Madrid prácticamente cubierto por una enorme pancarta anunciando el evento de hoy domingo. ¿Cuánto ha costado la pancarta y su colocación? ¿Hay más pancartas de este tipo y tamaño en otras zonas de Madrid? ¿Cuánto han costado las decenas de miles de cartulinas de colores de gran tamaño que se han impreso para este único acto?
Y esto no es todo. Página web. Anuncios en prensa, en televisión, en revistas y periódicos y en todos los medios. Anuncios en las puertas de algunas entidades de crédito, en los camiones de reparto de la cerveza, seguramente patrocinados por la marca de cerveza que habrá contribuido a la campaña con una cantidad al mismo tiempo que decía a sus trabajadores que no podía subir los sueldos por la crisis, eso sino tiene que recurrir, porque no queda más remedio, a un ERE para, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, aligerar peso económico.
Tengo que reconocer que cada vez que me asaltan los colorines del 2016 se me revuelve algo por dentro. Y no porque no esté o deje de estar de acuerdo con que Madrid se olímpica sino porque estaría muy bien que esto fuera así si otras cosas, no entremos en detalle, que nos afectan a los ciudadanos fueran tratadas con el mismo ARDOR y ENTUSIASMO que esta causa olímpica.
El extinto impuesto por la retirada de basuras de Madrid, que había sido retirado vuelve a la carga y no precisamente de forma humilde en lo que a su cuantía se refiere.
A las personas que gobernaban los destinos del antiguo Egipto hace miles de años se les denominaba faraones. Hicieron grandes obras y de ahí ha quedado la acepción de “obra faraónica” para designar ciertas obras grandiosas por su tamaño. Cierto mandatario actual parece que va sembrando su camino de obras de este tipo en las administraciones por donde ha pasado. ¿Podemos considerar el soterramiento de la circunvalación de Madrid M-30 como una obra faraónica? ¿O el auditorio de San Lorenzo de El Escorial?
La candidatura olímpica no es una obra de tipo arquitectónico pero triunfe o no será otra obra faraónica a añadir a la lista.
Y recalco que esta idea no es mía, sino de Javier…
¿Se entiende ahora lo de “fallardón"?

viernes, 25 de septiembre de 2009

ESCLAVITUD

Los tiempos cambian y a mucha velocidad, y también las formas, pero en el trasfondo de todo sigue habiendo lo de siempre, lo que ha sido y será por los siglos de los siglos, no me cabe la menor duda. La esclavitud nos suena como a cosa del pasado, de los libros que hemos leído o de las series de televisión que nos cuentan historias de romanos y sus minas de oro, de piratas y corsarios que comerciaban con humanos. Nuestros padres nos decían que trabajaban de sol a sol. Ahora es distinto y más taimado, pero solo en la forma y en las maneras, porque en el fondo sigue siendo lo mismo.

Se llaman de otra manera: Empresas de Servicios o Empresas de Trabajo Temporal. Al final, el que hace el trabajo cobra una ínfima parte y uno o más intermediarios por no hacer nada, bueno si, intermediar, se llevan sus pingües beneficios.

En los años ochenta del siglo pasado, cuando todavía no existían estas formas, mi querido tío Rafa, un agricultor hijo de agricultores y que vivía de su agricultura, me lo comentaba:

--- Yo pongo la tierra, la cultivo y la preparo, compro y siembro las semillas, procuro que los pozos tengan agua para el regar día tras día, estoy expuesto a las inclemencias del tiempo, el granizo se puede llevar todo el esfuerzo, así durante la temporada sin domingos ni festivos. Al final, si todo ha transcurrido normalmente, recojo lo sembrado, lo cargo yo en un camión que pago yo y voy a la puerta del asentador con el género. Con buena suerte me lo pagan … medio mal. Luego me entero de lo que vale o cuesta al consumidor final y lo mejor es no pensarlo o cambiar de profesión. Los intermediarios existían y de qué manera en la agricultura.

A mediados de esos años 80 del siglo pasado trabajaba yo en el Servicio Electrónico de una entidad bancaria. Aclaro que lo hacía con gusto, sentía los colores de mi empresa, aportaba con entusiasmo y voluntariedad mi granito de arena y sobre todo, no me consideraba un esclavo ni un explotado. Al ser un mundo complejo, incluso en sus instalaciones, tanto los ordenadores como nosotros estábamos alojados en un edificio específico destinado a un centro de proceso de datos. Entre los muchos empleados, había unos a los que me quiero referir: los vigilantes de Seguridad. Por aquella época eran empleados como nosotros, compañeros, y como tal se comportaban a todos los efectos, sintiendo los “colores” de la empresa y colaborando de forma activa. A modo de comentario recuerdo haber pillado a uno arreglando una cisterna de un servicio porque había empezado a salirse por la noche. Pero “este tipo de empleados” causaban muchas molestias al departamento de Personal, que todavía no se llamaba de Recursos Humanos. Los uniformes, las armas, las prácticas, los turnos, los festivos y un sinfín de características especiales suponían un quebradero de cabeza constante para alguien que decía solo tener que dedicarse a empleados bancarios. La evolución ya la sabemos: desaparecieron como empleados y aparecieron otros que ya no eran compañeros estrictamente sino “coincidentes presenciales” contratados de una Empresa de Seguridad. Los quebraderos de cabeza del departamento de personal se habían acabado: solo coger el teléfono y “dar órdenes” a la empresa de servicios correspondiente para poner o quitar personal, cambiar los turnos o incluso exigir que un determinado día llevaran perros o un elefante rosa. Y eso solo con levantar el teléfono. Otra cuestión es lo que costara o dejase de costar y la calidad del servicio.

Con el tiempo se empezó a externalizar todo. Los servicios de limpieza, los servicios de correspondencia, el departamento de ensobrado de documentos…. y hasta algunos departamentos del propio centro de cálculo. Empezaron a aparecer empresas, algunas sospechosamente dirigidas por amigos o parientes de alguno de los directivos de ese centro que en algunos casos progresaron más de lo que por sus sueldos mensuales pudiera parecer. Al buen entendedor, pocas palabras. Todo era más fácil de gestionar al no tener que pasar por la contratación y las estrictas formas del departamento de personal, amén de quizá obtener algún beneficio secundario, para sí o para terceros.

Muchos años después, en la actualidad, todo esto ha evolucionado…. a peor, mucho peor. Entre el trabajador puro y la empresa o particular para la que realiza su actividad suele haber empresa o empresas intermedias que se llevan su parte por todo el “morro” como se dice en el lenguaje popular.

A riesgo de extenderme un poco voy a comentar un hecho que me ha sucedido a mí hace unos meses y que, aunque solo es un ejemplo aislado, refleja esto que estamos comentando y mucho me temo que no es tan aislado.

La empresa “A” necesita contratar un especialista informático para su departamento de sistemas. La empresa “A” es una de las más grandes de este país que es España. De esas que figuran en el IBEX, de esas que deberían dar ejemplo en sus formas de hacer. Como no puede debido a sus requerimientos internos contratar directamente un empleado, se dirige a la empresa de servicios “B”, también una de las grandes, para que le facilite un empleado de las características requeridas para un trabajo de larga duración, casi permanente. La empresa “B” no lo tiene entre sus propios empleados y deriva la petición a la empresa “C” ya más pequeña pero también de relativo tamaño, que tampoco lo tiene y empieza a buscarlo. Para ir directo al grano y no entrar en detalles, “A” tiene un presupuesto anual de 12 castañas para ese puesto y la oferta máxima que llega a hacer “C” al trabajador es de 4,5 de esas castañas. Año tras año, “B” y “C” se embolsican 7,5 castañas por hacer poco o nada, pero son las que tienen los contactos y las bendiciones en este asunto.

De todo esto me entero con pelos y señales porque conozco directamente a las personas físicas y reales por las que ha pasado este asunto en las empresas “A”, “B” y “C”. En el fondo de este asunto “A” está pagando una cantidad más que suficiente y querrá que el empleado realice un trabajo acorde, asuma horarios desproporcionados, guardias 24x7 semana sí semana también, festivos, trabajos especiales fuera de horario, sepa inglés, francés, alemán y conocimientos de chino y no ponga pegas cuando le empresa le requiera para ayudar como voluntario en una carrera popular que organiza un domingo por la mañana por las calles de la ciudad. Pero recordemos que al empleado “superman” que tiene que hacer todo eso solo le llegan 4,5 castañas. No sabemos lo que valen las castañas, pero la proporción es esa.

Más claro, agua. Más blanco, leche y en botella.

¿Se ha erradicado la esclavitud?

sábado, 12 de septiembre de 2009

TIMO


Desde que el mundo es mundo ha existido el timo, donde una persona trata de engañar a otra con falsas esperanzas a cambio de sacarle algún beneficio. La persona timada cree que ha realizado un pingüe negocio pero al poco tiempo se le queda cara de haba al descubrir el engaño. En muchas ocasiones, el propio timado era el que pensaba obtener un buen beneficio y eso le cegaba en comprender el tema en su globalidad.
Me han timado dos veces en la vida. Una fue hace ya muchos años, casi treinta, en un viaje relámpago de un día a visitar Bucarest, la capital de Rumania. Estábamos pasando unos días en su vecina Bulgaria cuando surgió el viaje. No teníamos moneda de ese país, pero estaba todo incluido, con lo cual no íbamos, teóricamente, a necesitarla. Pero hete aquí que mi mujer se encaprichó de una camisa bordada que la verdad era preciosa y muy barata. Hay que decir que en aquella época las tarjetas estaban apareciendo y en ciertos países ni sabían todavía de que iba esto del comercio electrónico. Necesitábamos cambiar moneda y se nos presentaba la diatriba de hacerlo de forma oficial, en la recepción de algún hotel o hacerlo de forma “pirata” a algún cambista, obteniendo un beneficio entre el doble y el triple con respecto al cambio oficial. Estas operaciones de cambio entre particulares eran corrientes y asumidas en Bulgaria pero no lo eran tanto en Rumania. Al final, el hábil cambista nos dio el cambiazo y en el fajo de billetes consiguió, no sé cómo, reemplazar algunos billetes de 10 por billetes de 1. Hay que decir que los billetes allí eran todos iguales en tamaño y color, como los dólares, lo que propició el engaño. Creo recordar que el montante total de la pérdida no llegó a doscientas pesetas de las de entonces, aunque al final hubimos de ir a un hotel para poder comprar la camisa de marras.
La segunda vez fue ayer. Y como no podía ser de otra manera, dados los tiempos modernos en los que estamos inmersos, a través de internet, en un pago con tarjeta de crédito. Aclararé que el montante total del timo ascendió a 1 euro, exactamente 0,95 euros, por lo que es más el sufrimiento moral que el pecuniario. Tengo mucho cuidado porque los engaños por internet están a la orden del día y además son muy difíciles de echar atrás, al no saber con quién estás tratando. Las formas de “pishing” o suplantamiento de identidad para sonsacarte tus claves de acceso a bancos, hacienda o incluso colegios profesionales están a la orden del día y seguimos recibiendo correos electrónicos falsos de forma continua, así como aquellos en los que un personaje de un país lejano nos propone un gran beneficio si accedemos a realizar una transferencia de fondos para ayudarle a sacarlos de su país.
Hay que decir que en esto de las compras por internet me protejo con algunas triquiñuelas. Por ejemplo, dispongo de un Apartado de Correos con lo cual me evito de facilitar mi dirección real. La dirección de correo electrónico que normalmente hay que facilitar es una gratuita abierta en “Hotmail” para ello. Y por último, la tarjeta VISA que utilizo para los pagos es una tarjeta virtual, que realmente no existe, un buen invento facilitado por mi banco en internet, que me permite cargar y descargar desde casa, con lo cual su saldo es siempre cero excepto cuando voy a comprar algo, en cuyo momento cargo exactamente el importe que pienso pagar. Esto es importante, porque ya me he encontrado con alguna sorpresa al intentarse un cargo superior al estipulado aduciendo unos gastos que no se explicitan en el momento de efectuar la compra.
Ayer, mientras esperaba que acabara un largo proceso de conversión de fotografías de formato RAW a formato JPG me dediqué a curiosear por la red. En un anuncio apreció un blog de una persona que, curiosamente, vivía en mi misma localidad. Anunciaba un par de productos naturales que ayudaban en temas de adelgazamiento. Se brindaban a enviar dos muestras gratis de prueba, valederas para quince días. Sin entrar mucho en de que iba la cosa y por aquello de que eran gratis, las solicité. Había que pedirlas por separado, pues comentaba que eran de casas diferentes. La primera era totalmente gratis, pero la segunda requería unos gastos de envío, que normalmente eran de 4,95 euros pero que en ese momento, que casualidad, se haría por 0,95. ¿Cómo se pagaba esto? Pues claro, con una tarjeta VISA, directamente. Como dispongo de esa VISA virtual, procedí a cargarla con 0,95 y realicé el pedido.
Así quedó la cosa, pero cuando acabó el proceso de conversión de fotografías, volví a curiosear y enterarme un poco del tema, del pedido que había hecho. Y aquí empezaron a salir cosas a la luz. Accedí a otro “blog” donde otra persona diferente a la primera anunciaba los productos, y curiosamente también vivía en mi misma localidad. Sospechoso o por lo menos curioso. Las dos diferentes “web’s” donde había hecho la petición estaban en perfecto, repito lo de perfecto, castellano, muy bien redactadas, pero mirando con más detenimiento eran sospechosamente parecidas. Intenté ver el servicio de atención al cliente y allí la cosa se complicaba, un teléfono de Inglaterra y todo en inglés, nada del castellano perfecto. Leyendo en inglés me di cuenta de que lo que en realidad había solicitado era un envío QUINCENAL de productos, hasta nueva orden, por un valor de 69 libras esterlinas, algo más de ochenta euros. La manera de “parar” este envío era teóricamente darse de baja en el teléfono de atención al cliente, supongo que en inglés y a saber siquiera si ese teléfono existe, cosa que no me molesté en comprobar.
El hecho de haber utilizado una tarjeta VISA a la que no podían cargar importes me dejó tranquilo en la parte monetaria, pero me quedé dolido en mi moral al haber caído en la trampa. Trasteando por internet, encontré un foro donde hay montones de afectados, de muchos países del mundo. Al ser el foro en castellano, los escritores y escritoras eran hispanohablantes de España y muchos países de América del Sur, pero supongo que el timo, o si se quiere engaño, traspasa fronteras y no se detiene en ninguna. Había comentarios de todo tipo comentando cargos en sus tarjetas de cientos de euros no siempre recuperados. Si alguien tiene curiosidad, el foro con cientos y cientos de comentarios está en http://sencillamentesimple.wordpress.com/2009/07/22/acai-berry-nuevo-engano/
Un tema interesante es lo del anuncio de la persona que, curiosamente, vive en tu misma localidad. De alguna manera detectan a través de tu conexión a internet en que nodo o central telefónica estás ubicado y componen el anuncio con ese dato, que no sé cómo demonios nos crea cercanía o complicidad y nos predispone a creernos lo que nos cuentan. Como si todos los habitantes de nuestra misma localidad fueran creíbles.
Una buena prueba sería que Vd. que está leyendo esto pulsara en los dos enlaces que hay a continuación a ver si en ambos, diferentes chicas le dicen que viven en su misma localidad o próximos a Vd.: En fin, cuando uno se levanta de las caídas, lo práctico y positivo es haber aprendido de ellas. El coste monetario no ha sido grande y por lo menos estoy más al día de lo que se cuece en inventos cibernéticos para engañar a las personas. Quién sabe si me servirá para evitar algún otro fraude en el futuro. Lo doy por bien empleado.

domingo, 6 de septiembre de 2009

PASTELITO-2


Mi amigo Félix ha respondido al envite que le realicé hace un par de meses acerca de los "pastelitos". A continuación viene su reflexión y al final, para que quede todo en un mismo conjunto, repito el envite que le hice en su día.

Referido a cualquier acción, real o imaginaria, a la que se aspira en un futuro, lo más próximo posible, y cuyo deseo se ha idealizado por la creencia de ser algo bastante improbable de conseguir, bien por falta de medios propios, bien por estar prohibida o, simplemente mal vista socialmente, etc. y, de repente, te encuentras su realización al alcance de tu mano. Ni que decir tiene que, en este caso, habrá que tenerla ya prevista para poder aprovecharla. En caso de no tenerla prevista, será muy posible que desperdiciemos la ocasión, puesto que al no ser esperado, nos puede crear una perturbación o bloqueo, no entendiendo que está pasando.

Hay pastelitos típicos. Pongamos el ejemplo del cincuentón, normal, que no se le han dado muy bien las mujeres cuando era joven , que es la época que supuestamente estás más interesado y le dedicas más tiempo para conseguir una pareja lo más atractiva posible. Por otro lado, físicamente, en la juventud, supuestamente estás en el mejor momento para ligarte a una chavala que estuviera cañón. Pero nunca llegó esa ocasión. Pero un buen día, a los 5n años, te das cuenta que esa chavala del pasado, se te aparece en el presente y se muestra encantada de estar contigo. Puede que aproveches la ocasión, pero posiblemente la rechaces por no creerte lo que te está sucediendo. Este ejemplo sirve también para las mujeres, aunque seguramente con otras motivaciones marcadas por la cultura.

Creo que encerramos en nuestro interior el deseo de muchos “pastelitos” que nos permiten imaginar situaciones placenteras (totalmente idílicas), que las normas y los miedos nos impiden, no ya realizarlos, sino que no intentaremos conseguirlos.

Cada persona tendrá sus “pastelitos” que con el transcurrir del tiempo, podrían ir apareciéndose como oportunidad de realizarse. Cada uno de nosotros tendrá su lista más o menos consciente (nudismo, divorcios, cambio de profesión, cambio de domicilio, emanciparte de tus hijos ya mayores, y una larga lista que cada uno llevamos dentro) y que, cuando te das cuenta que realmente es algo que no has realizado por miedo a salirte de la norma y ser rechazado socialmente, tomas la decisión, o no, de realizarla.

Que quede claro que los “pastelitos” no se refieren a los actos que transgredan los derechos y libertades de los demás.

Félix

Texto del envite publicado el 29 de Julio de 2009 bajo el título "PASTELITO"

Este texto va a ser corto, al menos en el momento de escribirse. Es una invitación a un buen amigo, Félix, que desde hace varios meses tiene pendiente redactar esta entrada. Como se pasa el tiempo y no me cumple con su obligación, apuntaré unas cosillas sobre ella y dejaré espacio para impelerlo a continuar.

El tópico del varón ya entrado en años que mira con lascivia de la cabeza a los pies a la mujer que se cruza en su camino es una realidad. Mientras paseábamos hace unos meses, surgió el comentario a raíz de una de estas situaciones.

¿vaya pastelito, eh?

Cuando yo era muy joven, me llamaban la atención los comentarios de los compañeros de trabajo, ya cuarentones, casados y con hijos, sobre este tema. No lo entendía muy bien, ya que entre otras cosas “disponían” de su mujer en casa para llevar a la práctica esas acciones que parecían echar de menos.

Pero la naturaleza humana es muy compleja. Cuentan una anécdota de un presidente de los Estados Unidos que fue con su esposa a visitar una granja. La visita fue realizada por separado. En la visita al gallinero, la esposa del presidente se fijó en un gallo que andaba por allí “trasteando” con las gallinas. Comentó el hecho con uno de los asesores del presidente que la acompañaba con la intención de que hiciera el comentario a su marido. Finalizada la visita, el comentario llegó a oídos del Presidente que devolvió la misiva envenenada con el siguiente comentario: “Haga observar a mi esposa que el gallo lo hace con varias, no con una sola”.

Hace años me encontraba conversando sentado a la puerta de su casa con un viejecito en un pueblo perdido de una de las provincias españolas con mayor encanto: Soria. Mientras charlábamos, las gallinas picoteaban por aquí y por allá delante de nosotros. En esto, salió un gallo altivo del gallinero, escogió una y…. ¡zas!. El viejecito sonrió y dijo:

“Que suerte tiene el gallo,
que en saliendo a la calle,
monta a caballo”.

Amigo FELIX, todo tuyo. Este texto se queda pendiente de tus reflexiones, sin duda acertadas, sobre los “pastelitos”.

viernes, 4 de septiembre de 2009

HIPO

Reza un dicho popular “A la cama no te irás sin saber una cosa más”. Sería bueno para todos repasar, al acostarnos y mientras intentamos conciliar el sueño, los acontecimientos del día para averiguar si hemos aprendido algo nuevo. Otra frase que me encanta es que “la curiosidad es el mejor antídoto contra la vejez” por lo que estar ojo avizor a la búsqueda de nuevos conocimientos cada día siempre será bueno y provechoso, tengamos la edad que tengamos.

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua que “hipo”, en su principal acepción es “Movimiento convulsivo del diafragma, que produce una respiración interrumpida y violenta y causa algún ruido”. Todos hemos sufrido a lo largo de nuestra vida algún episodio de hipo que cuando menos nos ha causado cierta molestia y algún que otro inconveniente según el lugar donde nos encontremos, pues además de repetirse varias veces por minuto es muy difícil evitar ese pequeño y molesto ruidito que se emite, y que genera cuando menos hilaridad entre los que nos acompañan.

Empleándolo en una frase hecha, cuando decimos que alguien o algo “nos quita el hipo” es porque nos sorprende, nos agrada o nos asombra por algo que percibimos como hermoso, agradable o por sus cualidades. También puede ser utilizado como prefijo, denotando en este caso “debajo de” o “escasez de”. Otra cuestión novedosa para mí es el término médico, que rara vez se usa: “singultus”.

Repasado el diccionario, me han venido recuerdos de mi infancia. A los niños les suelen ocurrir con bastante frecuencia y regularidad episodios de hipo. Son graciosos, pero cuando duran un buen rato hasta los propios niños se sienten molestos. Mi padre me enseñó un método eficaz, que he utilizado en muchas ocasiones para cortar el hipo de raíz. Antes de que te ocurra tres veces, me decía, tienes que ponerte el brazo izquierdo a la espalda y subirlo hacia la nuca tanto como puedas, y mantenerte ahí hasta que el hipo desaparezca. Yo lo he probado en muchas ocasiones y siempre me ha funcionado. Supongo que tendrá su base científica, pues al forzar esa postura con el brazo, el diafragma causante se reacomoda y vuelve a cumplir su función normal de forma regular y natural.

A mi hija pequeña se lo he dicho muchas veces, pero al final cuando acude a mí diciendo que tiene hipo y le pregunto si ha hecho lo del brazo invariablemente me dice que se le ha olvidado. Como ya se han dado más de tres episodios, no es efectivo. Queda pues probar con otros remedios que a lo largo de los años he ido aprendiendo, tales como el provocar un susto de forma súbita y no esperada, beber lentamente un vaso de agua, respirar por la boca de forma rápida taponando la nariz con los dedos, aguantar la respiración todo el tiempo que sea posible con los pulmones llenos …. Un sinfín de acciones que al final acaban funcionando yo creo más por aburrimiento que por su efectividad, aunque hay personas que sufren hipo de forma continuada y durante largos períodos de tiempo, lo que puede ser síntoma de algún otro problema orgánico.

Pero volvamos al principio de este escrito, a aquello de “a la cama no te irás ….” . Ayer aprendí una forma nueva de quitar el hipo, efectiva y al parecer con fundamentos científicos. Por casualidad, mientras mi hija sufría un episodio relativamente fuerte, entramos a la farmacia por otros motivos. El farmacéutico, Jose Ignacio, salió del mostrador, cogió a la niña de la mano y me dijo que se la llevaba, para curarla el hipo. Cuando le pregunté sobre la marcha donde iba, me respondió que al bar, a darla un poquito de cazalla, que era el mejor remedio para el hipo. Tanto el dependiente de la farmacia, Javier, como yo, nos quedamos pensativos y un poco expectantes de lo que iba a hacer. Tengo confianza con él desde hace muchos años para no estar intranquilo, pero si que me quedé con la mosca detrás de la oreja.

En un breve espacio de tiempo regresaron y la niña venía sonriente, con su hipo remitido. Me dijo que se le había pasado con una cosa que le había dado. Yo me temí que lo de la cazalla fuera cierto, porque hubiera preferido que hubiera seguido con el hipo que a la niña se le hubiera suministrado semejante “medicina”. Cuando le pregunté por el remedio utilizado, me dijo que ya me lo contaría la niña.

Al salir de la farmacia, mi hija me contó que efectivamente habían ido al bar de al lado, y en una cucharilla de café había puesto azúcar y encima un chorrito de limón. Se lo había tomado e inmediatamente se le había pasado el hipo. Una forma nueva de quitar el hipo siempre que te puedas proveer de cucharilla, azúcar y limón. La próxima vez que ocurra y disponga de los ingredientes, lo utilizaré para verificar el resultado.

Tras hacer unos recados, tuvimos que volver a pasar de nuevo por delante de la farmacia. No me resistí y entré a darle las gracias por el remedio y decirle que lo desconocía, hablando a la vez de estos otros remedios que hemos comentado. Al parecer, me comentó, el nivel de glucosa en sangre puede ser una causa del hipo, con lo que un suministro rápido de azúcar disuelta en limón puede contrarrestar de forma súbita los efectos de un descenso momentáneo de glucosa, que pudiera haber inducido el hipo.

Una cosa nueva después de llevar muchos años en este mundo.