sábado, 3 de abril de 2010

PENSIONES

Este texto me lo ha pasado un amigo comentando una experiencia personal recientemente acaecida. Interesante en lo que nos afecta a todos, por lo que con su permiso, ocultando algunos datos sensibles, aquí queda su testimonio

TU PENSION ESTA EN PELIGRO HOY

La discusión pública sobre el sistema de pensiones abierta por diversas instancias gubernamentales, españolas e internacionales, agentes sociales y opinantes de toda índole y condición parten de una premisa que no se cumple en más ocasiones de las que fuera razonable esperar: que la contabilidad de las aportaciones al la Seguridad Social es de fiar.

Tal vez sea usted de los que confía en que, tras una vida laboral más o menos larga, el cumplimiento de los requisitos legales le permitirá cobrar íntegra su pensión. ¡Cuidado! porque puede llevarse una desagradable sorpresa.

Con motivo de la polémica suscitada en torno a la sostenibilidad del actual sistema de pensiones, acompañada por diversas e imaginativas propuestas (sospechosamente orientadas a la reducción de las prestaciones para los trabajadores), me tomé la molestia de consultar los datos que la Seguridad Social tiene sobre mi. Concretamente y gracias a que dispongo del preceptivo certificado digital, no hace mucho consulté los datos sobre la historia de mi vida laboral y las cotizaciones que las distintas empresas en las que he prestando mis servicios han hecho a la Tesorería General de la S.S.

Pues bien, cual no es mi sorpresa al encontrar, en primer lugar, que los datos facilitados sólo se remontan al mes de agosto del año 1980, cuando mi afiliación al sistema data de 1977, cuando el sistema aún se denominaba Instituto Nacional de Previsión. No obstante esta limitación, el principal problema encontrado fue que, para mi sorpresa, existían curiosas lagunas en las cotizaciones de algunos meses. Concretamente, dos en 1990, uno en 1991, dos en 1993 y uno en 1997. En total, seis meses sin cotización registrada para un período de ocho años.

Ignoro cuántos trabajadores por cuenta ajena pueden encontrarse con lagunas en sus cotizaciones, pero si extrapoláramos (ya sé que no puede considerarse un método científico aceptado) estas lagunas al período exigido actualmente para cobrar la pensión máxima correspondiente, nos encontraríamos con más de 24 meses de cotización perdidos. ¡Más de dos años! No quisiera verme en la piel del trabajador que, llegado a los 65 años (o a los 67 como algunos pretenden), ve cómo le dicen que no puede cobrar la pensión que preveía porque alguien no hizo bien su trabajo y le faltan dos años de cotización.

Como ejercicio preparatorio, cursé la correspondiente solicitud de rectificación de mis cotizaciones por lo períodos indicados. ¿Cuál fue la respuesta recibida? Transcribo literalmente el texto del correo electrónico recibido:

"En relación con su comunicación del día XX/XX/2010 le informamos que la Tesorería General de la Seguridad Social no dispone de información suficiente para su resolución, por lo que deberá presentar en cualquiera de las oficinas de la T.G.S.S. la documentación justificativa que se indica a continuación:

- Certificado de la empresa con sus bases de cotización a la Seguridad Social por contingencias comunes y las nóminas correspondientes a los periodos referidos."

Creo que la respuesta se comenta por sí sola. Sencillamente se exige al trabajador que demuestre, con documentación que en no pocos casos puede ser imposible de obtener, que efectivamente estuvo de alta y cotizando en los períodos que pretenda le sean reconocidos.

Me gustaría precisar que las lagunas citadas más arriba no corresponden a períodos turbulentos de mi vida laboral. En absoluto, pertenecen al período de nueve años durante el que presté, de manera ininterrumpida, servicio en el Ministerio de XXXXXXXXX como personal contratado. Abandoné la Administración en 1998 para buscar mi futuro en la empresa privada en la que, de momento, sigo en activo. Desde ese año, 1998, todos los meses aparecen debidamente cotizados. ¡Como para fiarse de los que hacen las normas!

Para finalizar, me gustaría hacer las siguientes reflexiones en voz alta: ¿qué pasaría si todos los trabajadores decidiéramos consultar el registro de cotizaciones? ¿veríamos sorpresas como la que yo encontré? De ser así, creo que no deberíamos desaprovechar este argumento para atemperar los efectos que cualquier modificación en la regulación actual de las pensiones. Y aún más, deberíamos exigir a la Administración que la carga de la prueba no recaiga exclusivamente en la parte más débil, el trabajador.