domingo, 26 de febrero de 2012

DECURSO


Son períodos cíclicos que no hay manera de evitar. Ya escribíamos sobre el transcurso del tiempo en una entrada hace más de dos años y lo que allí se decía sigue plenamente vigente. El tiempo transcurre de forma continua y a velocidad constante pero la percepción que nosotros tenemos de ella varía de unas épocas a otras. En un intercambio de correos electrónicos con un conocido recientemente me apuntó una cuestión sobre la que no me había parado lo suficiente, y no es otra que la “gestión” efectiva y consciente que hacemos de nuestro tiempo y en esto debemos de incluir la que permitimos, consciente o inconscientemente, que nos hagan los demás. Un ejemplo claro es relativamente reciente y no es otro que el uso del teléfono móvil. En algunos casos la gente se cree que tienes que estar disponible, en todo momento y lugar, dejar todo lo que estás haciendo, responder al teléfono móvil y atender con los cinco sentidos al llamante.

He participado en algunos “intercambios de impresiones” sobre este particular. Ayer, mientras dada un paseo al mediodía por una concurridísima calle peatonal del centro de Madrid, me detuve unos instantes a observar disimuladamente a una pareja de la policía municipal. Uno de ellos estaba peleando literalmente con el teléfono, tecleando a dos dedos gordos lo que debía ser un mensaje. Estaba abstraído del mundo, absolutamente concentrado en el tecleo del texto con lo que me atrevo a asegurar que si hubiera caído una bomba a su lado ni se hubiera inmutado. Me marché antes de que hubiera acabado, transcurrido un buen rato. Hay trabajos en los que está absolutamente prohibido el uso del teléfono, cosa que a mí me parece muy bien. ¿Se imaginan a un sacerdote oficiando misa que le sonara y se pusiera a atender el móvil? ¿O a un profesor mientras imparte clase?. O, ya más común ¿a una empleada de El Corte Inglés mientras le vende a Vd. un reloj?. Habrá casos y casos pero cada vez más me está pareciendo el tema una falta de educación en muchos de ellos.

Pero nos desviamos del tema. Ya he comentado en anteriores ocasiones que me gusta incorporar al blog, a modo de documentación, textos de otras personas que me parecen interesantes como forma de tenerlos localizados y no perderlos, amén de compartirlos con aquellos que, en su gestión consciente del tiempo, incluyan el emplear una parte de él leyendo estas líneas. En este caso es un texto recogido, como no, de internet que se titulaba “Ladrones de tiempo”, escrito por Paco Muro, presidente de una consultora de renombre y citado como uno de los mayores expertos españoles en “Managemenet”. Es de cajón, pura sensatez a poco que reparemos en ello, pero aquí tenéis a los principales escamoteadores según su sesudo criterio:

• No tener claro que es lo que sí quieres hacer. "Si quieres hacerlo TODO tendrás la sensación de que no puedes hacer nada."

• No saber decir NO: " La paradoja del prestigio profesional “. Es mejor aprender a decir NO y llegar siempre hasta donde dices, que decir siempre que SÍ y llegar sólo hasta donde puedes."

• La incapacidad para delegar: "Si sólo lo sabes hacer tú no te extrañe que siempre TENGAS que hacerlo tú". Enseña, confía y delega. "Empeñarte en que las cosas se hagan como las harías tú conseguirá que al final te las quedes tú."

• La manía por la perfección innecesaria: "no saber simplificar es uno de los mayores derroches de tiempo inútil para hacer las cosas como nadie te las ha pedido y nadie lo va a apreciar."

• Falta de planificación escrita y meditada: "este fallo facilita confundir lo urgente con lo importante. No hacer una lista de tareas y asignar prioridades provocará derroche de esfuerzos y que se diluya el tiempo en tareas ineficaces."

• Desorganización de los papeles: "mesa permanentemente invadida por los papeles igual a profesional permanentemente ineficaz".

• Permitir la invasión de “OKUPAS” del tiempo: personas que se cuelan ante tu mesa sin haber sido citadas para charlar o comentarte algo intrascendente.

• Reuniones demenciales: "Cuidado con la reuniones mal dirigidas, ineficaces y que se alargan en el tiempo más de lo acordado (si es que tenían hora de final), no solo pierdes el tiempo tú, sino todos los demás asistentes por lo que se trata de un robo masivo y descarado de tiempo."

• El teléfono (muy especialmente el móvil): "cuando alguien te llama, el otro sí está controlando su tiempo en ese momento, por tanto tú también tienes derecho a elegir qué hacer con el tuyo: decide si contestas o no. El teléfono móvil es una herramienta para ti, no para que seas su esclavo. Eso sí, devuelve las llamadas a los que te dejan recado."

• El email: "ver un email y no lanzarse a leerlo e incluso a contestarlo, aun siendo intrascendente, es una tentación irresistible. No permitas esa distracción, ponte una hora para leer y contestar los emails y no estés todo el día pendiente de ellos.

• No ponerse hora de marcharse a casa: "si no has decidido a qué hora te quieres ir hoy tu mente trabajará más dispersa al no tener una referencia clara y disminuirá notablemente la calidad de tu rendimiento y productividad."

Otra cuestión, como bien indica Paco, es cuando somos conscientes de ello y nos dejamos llevar por la inmediatez, aunque luego nos arrepintamos.

domingo, 19 de febrero de 2012

HERENCIAS


“Pleitos tengas y los ganes” reza la maldición gitana de la que ya se ha comentado algo en este blog y no será la última vez. La recomendación es no tener relaciones con esta “amiga” llamada Justicia y todo lo que la rodea, léase abogados, notarios, juzgados y demás. El dicho tiene toda la verdad y más que se pueda albergar en cinco palabras. Toda relación con esta dama tendrá visos de amor no correspondido y dejará una estela de sinsabores agridulces entre los que predominaran los agrios, sin ningún género de duda.

En los últimos tiempos me he visto inmerso en dos procesos de lo que se conoce por herencia, no la genética, sino la otra, ya se sabe, cuando alguien fallece y transmite a otros el conjunto de sus bienes, derechos y obligaciones. Una cosa que yo no sabía es que se puede renunciar a una herencia y a fe que me lo pensaré en el futuro si me llega a corresponder alguna. Y es que hay herencias envenenadas y lo que a todos nos suena como que nos va a caer bueno algo del cielo, procedente de nuestros padres o de algún benefactor al que le hemos caído bien, también puede ser una hipoteca o algo no precisamente positivo.

Por lo general, todos tenemos la tendencia a evitar estas situaciones, que han sido precursoras de verdaderas trifulcas y peleas bastante serias entre hermanos a la hora de repartir los bienes de los padres o peor aún, de un tío o tía que ha muerto sin descendencia incluso aunque haya hecho un testamento detallado. Y es que en los testamentos se suelen consignar los bienes pecuniarios más importantes, es decir, la casa y los dineros en el banco para el común de los mortales. Y por ello todos los de andar por casa tenemos “in mente” que lo mejor de una herencia es que no exista, esto es, que sea repartida en vida de los padres o familiar para que se eviten los problemas tras su desaparición.

Pero hay familias y familias y todos conocemos casos sangrantes en los que los hijos, al minuto siguiente de recibir en vida los bienes de sus padres, han ignorado a estos dejándolos en la más absoluta miseria y tirados como una colilla. Conozco de primera mano un par de casos en que tras poner los padres su casa a nombre de los hijos, estos los han echado materialmente de “su” casa para venderla, dejándolos en la calle sin ningún miramiento.

¿Por qué ocurren estas cosas? ¿Por qué unos padres se ven en la tesitura de transferir a nombre de los hijos sus bienes cuando aún les quedan unos años de disfrutar de ellos? La respuesta es bien sencilla: para evitar que la justicia y la cosa pública meta sus narices en cuestiones privadas y se lleve la correspondiente tajada en forma de impuestos. De hecho la cosa va avanzando y ya no es tan sencillo donar o regalar la casa o el apartamento de la playa ni tan siquiera a un hijo y mucho menos a alguien que no tenga parentesco. Impuesto de donaciones al canto, además de los gastos de escritura ante notario, registro de la propiedad, plusvalías municipales y demás. Vamos, que te regalan tus padres una casa pero te cuesta los cuartos, un buen pellizco.

Como decía me he visto inmerso en dos procesos de heredad. El primero, tras el fallecimiento de mi padre, se resolvió más o menos bien como una visita al notario para la aceptación de la herencia una vez realizados todos los trámites de ir al registro de últimas voluntades para obtener los datos del último testamente que lo había o en caso de que no lo haya la inexistencia de este, certificados bancarios de una cuentas que estaban vacías, ya se imaginan Vds. porqué y nada más. Mi padre solo tenía una participación de un 33% en una casa familiar que ha sido transferida a mi madre en concepto de usufructo y que ha pospuesto la “pelea” entre hermanos, que esperemos no se produzca, para el momento del fallecimiento de mi madre. Resumiendo, que este proceso de herencia fue más o menos “light” como se dice ahora y ha transcurrido plácidamente con sus correspondientes costes que no han sido pequeños.

El otro proceso es de chiste, de los de reír por no ponerse a llorar a lágrima viva. Hace cuatro meses que falleció una tía que no tuvo descendencia. Hizo más de veinte testamentos debido a sus cambios de humor en sus últimos tiempos en los que ponía y quitaba sobrinos y cantidades asignadas a los mismos como fichas de ajedrez se desplazan por un tablero. En el último dejó especificados trece sobrinos, una cuñada y la señora que la cuidaba en sus últimos años, cada cual con unas cantidades estipuladas. No era propietaria de casa aunque vivía en una en calidad de usufructuaria de forma vitalicia. Los bienes de esta casa siguen allí, no están especificados en el testamento y la verdad es que no hay prácticamente nada de valor material, pero si algunas cosas de valor sentimental que yo recuerde: un reloj de pared, un par de cuadros y quizá el cabecero dorado de su cama. ¿Cómo se van a repartir estas cuatro piezas entre los quince herederos declarados? ¿a cachitos?

Pero lo que de verdad es estrambótico a más no poder es lo del reparto del dinero. Algo había, no mucho, y algo nos ha correspondido. Tampoco vamos a dejar de trabajar, pero lo curioso es el desarrollo del proceso. Un mes para pedir el certificado de últimas voluntades, un mes para que Bankia, hago mención con intención de propaganda negativa, nos emita el certificado de los fondos depositados en un producto bancario de esos modernos que se rescatan a la muerte del propietario pero que no las tenemos todas consigo, otro mes para que el notario reúna a los quince en cuestión, haga la escritura de aceptación de testamento. Y ahora viene lo bueno, antes de que Bankia suelte los dineros, que se resiste, ha habido que abonar religiosamente el impuesto de sucesiones correspondiente. Como no somos línea directa al no ser padres o hijos, el montante asciende a un 20% de gastos, que hay que abonar religiosamente ANTES de poder acceder a la herencia. Increíble. Suponga Vd. que un tío le deja 10.000 euros de herencia. Pues antes de poder disponer de ellos, Vd. habrá tenido que pasar por un sinfín de actos jurídicos documentados y soltar 2.000 euros de su bolsillo para pagar el impuesto de una cosa que va a recibir. ¿Y si no dispone de esos 2.000 euros? ¿Y si la herencia es de 100.000 y tiene Vd. que adelantar 20.000?

En fin, no sigo, que me caliento con intentar explicar cosas que no logro entender. Y encima, una vez realizados todos los pasos, con lo cual la obtención del dinero se suponía que era inmediata, Bankia, ese banco maravilloso en que se ha convertido una Caja de Ahorros de Madrid que fue modélica en el trato a los clientes en los años setenta del siglo pasado, se descuelga con que necesita quince días, que ya serán un mes, para que sus abogados bastanteen la escritura de aceptación de herencia, que ha hecho un notario, y verifiquen los pagos del impuesto que hemos aportado con todos los sellos oficiales. Increíble. Como decíamos al principio. “Pleitos tengas y los ganes”.

sábado, 11 de febrero de 2012

EXPERIENCIA


La experiencia es un conocimiento que se adquiere, entre otras cosas, a base de echarle tiempo, ganas y dedicación a una determinada tarea y acertar y equivocarse unas cuantas veces. Tan importante es tener maestros que te guíen como hacerles caso y usar su experiencia como base para tus propios descubrimientos. Pero hay ciertas ocasiones y determinados temas en los que el aprendizaje tiene mucho de autoaprendizaje, de inquietud ante las cosas, de curiosear, buscar, mirar, probar, acertar, fallar y poco a poco ir adquiriendo una serie de habilidades que te predisponen a desenvolverte mejor en un determinado tema. Es lo que se conoce como ser autodidacta, tu propio maestro.

Los dichos y refranes son interesantes y suelen arrastrar mucha experiencia en su generalmente poco texto. Traigo a colación hoy aquel de “En comunidad no demuestres habilidad”. No voy a comentar nada, pero por los hechos que a continuación referiré se podrá deducir con toda seguridad su significado. Alguna vez me he detenido a reflexionar sobre lo que significan determinadas acepciones e intentar ponerles cara. Amigo, amiguete, conocido, coincidente, familiar, caradura, gorrón, aprovechado ….. para qué seguir. Hay determinadas profesiones que predisponen a que tus conocidos, sin encomendarse a Dios o al diablo se encuadren en cualquiera de las categorías referenciadas y se dirijan a ti a pedirte que les hagas determinada cosas. Pocos son los que te piden, claramente, que les ayudes a hacerlo. Generalmente quieren que se lo hagas, que es mucho más cómodo.

Voy a relatar una historia real a modo de ejemplo. A mi amigo Manuel, informático de toda la vida especializado en grandes sistemas y no tanto en ordenadores caserillos, le daba continuamente la lata su mujer solicitándole su ayuda para su amiga, la vecina del quinto, a la que no la funcionaba no sé qué programa en su ordenador. Manuel se resistía, pero al final, ante la insistencia, claudicó, bajó, echó un vistazo al asunto y arregló como pudo aquel desaguisado. Cuando se marchó la cosa funcionaba, pero eso no quiere decir que no se volviera a estropear, que es lo normal cuando la gente quiere usar las cosas, pero no preocuparse de su mantenimiento, instalación y cuidado. A los pocos días le llamó la vecina y tras la entradilla aquella de “es que desde que has tocado el ordenador …..” se explayó en mil y un errores y fallos horrorosos de los que ya tenía toda la culpa mi amigo Manuel.

Y estas historias tienen por lo general como protagonistas a los informáticos y no tanto a los fontaneros o mecánicos por poner un ejemplo. Yo no invito a mi amigo fontanero a que se tome una cerveza en casa y de paso me cambie un radiador o el grifo de la ducha por uno de esos termostáticos tan modernos. En cierto modo, yo soy otro Manuel, también informático profesional en ordenadores de grandes sistemas y un aficionadillo curiosón en los pequeñajos, esos que todo el mundo tiene en casa, pero que quiere usar y no preocuparse de nada. Y eso no es tan fácil. Hay que echarle tiempo al asunto y más si en la misma casa y en el mismo ordenador hay niños, adolescentes y esposas o esposos que “meten mano” sin demasiado cuidado. Aquí tenéis otra historia parecida contada por otro.

Y es que siempre anda uno metido en asuntos de otros, pero esta semana ha batido el record. Tratando a todos de amigos para que no se enfaden, aunque hay categorías, voy a enumerar la lista de los “mandados” que me han sobrevolado encima esta semana:

  • Un vecino me llama para comunicarme que el viento ha tirado la antena parabólica colectiva. Cuando le pregunto que por qué no llama directamente al administrador de la comunidad, me dice que a mí me hace más caso ....
  • La mujer de un amigo quiere comprar a su marido, mi amigo, un disco duro externo para su ordenador y, claro, no tiene ni idea y es que hay muchos modelos. Ella dice que pone el dinero pero que no quieres saber nada más, es problema mío la elección de uno que le guste ....
  • La hermana de un amigo, ya en la cincuentena, se quiere iniciar en el mundillo de los ordenadores y quiere comprar un portátil, pero hay tantos modelos y precios que está hecha un lío. Ella me da el dinero, yo lo compro, le preparo, le añado “esos programas que todo el mundo tiene”, un antivirus y se lo dejo funcionando ...
  • Un amigo ha comprado un lector electrónico a su mujer, lo tiene en las manos y no sabe qué hace con él, básicamente en la parte que se refiere a cargar libros en el lector, esos libros que quiere su mujer leer. Si es posible, claro, gratis. Vamos, que me pasa el aparato, yo le pongo los libros que quiere su mujer y se lo devuelvo. ¿Y cuando acabe con ellos y quiera otros?
  • Un amigo músico necesita un programa informático profesional de esos que valen unos cientos de euros, pero que le vendría muy bien para convertir sus partituras pdf en archivos midi, porque …… Que a ver si puedo echarle una mano y procurárselo, que le haría un gran favor ....
  • Un amigo necesita un editor de vídeo y claro, le han hablado de la versión 15 del programa PINOLLAVE, pero es muy cara y, hombre, lo que va a hacer son unas chapucillas con sus videos caseros y no se quiere gastar la “pasta gansa” que cuesta el programita en cuestión …..
  • Un amigo poseedor de un lector electrónico Kindle no consigue conectar el diccionario de la lengua española para que le salte y le indique el significado de una palabra del libro que está leyendo …
  • Un amigo que tiene un lector electrónico que usa de Pascuas a Ramos le puso la última vez una clave de acceso y ahora no se acuerda de ella, con lo que no puede utilizarle. A ver si se puede inicializar o hacer algo porque es una lástima no poder utilizarlo …..

Estas son de esta semana, recientes, calentitas, algunas ya solucionadas, otras en curso y otras que han acabado con la “pérdida” del "amigo" al no hacer ni caso a su demanda diciéndole directamente que no lo voy a hacer. Antes daba largas, pero ahora, será que me estoy haciendo mayor, más vale una vez colorado que ciento amarillo. No es malo ser un "catahuevos" curiosón que disfruta trasteando e indagando, pero lo que si puede resultar contraproducente a veces es que otros lo sepan.

sábado, 4 de febrero de 2012

GRAN HERMANO


Las reglas están para saltárselas, y eso es lo que hemos hecho rompiendo la trayectoria mantenida de utilizar títulos de una sola palabra para etiquetar las entradas de este blog. Me ha venido a la mente el de hoy en relación con el libro que actualmente estoy leyendo titulado “1984” en el que con visión de futuro George Orwell planteaba en la década de los cuarenta del siglo pasado una hipervigilancia y control total de todas las personas por parte de un ente mandante, no solo en aspectos físicos sino incluso en los mentales.

Mi gran amigo Miguel Angel me incita en un tweet a decir algo acerca del comentario titulado “Adieu Kindle” en el que una persona relata sus problemas con Amazon a la hora de gestionar en el tiempo, y en el espacio, los contenidos digitales legalmente adquiridos a esa empresa. El subtítulo de esta noticia reza así “De los peligros que acechan cuando uno quiere despedirse de los productos impresos y cambiarse a los eBooks.” Ya comentábamos algo en la entrada anterior, bajo el título de CONVULSION relativa a una serie de consideraciones sobre el reciente cierre de Megaupload. Sigue habiendo noticias en sentidos parecidos, que no son sino la adaptación a una realidad cambiante de viejas reglas que nunca dejaron, ni dejarán, de aplicarse. Hay muchas, pero he escogido unas cuantas referencias para dar una idea de base. Los titulares son de sobra explicativos porque supongo que con el tiempo los enlaces dejaran de funcionar.

Blogger tendrá doble versión para evitar la censura

Twiter aplicará la censura de mensajes en algunos países

Investigación a Rafael Nadal por beneficiarse del régimen fiscal de Guipúzcoa

Los controles y las imposiciones a las personas y los bienes siempre dependen de su naturaleza y de su ubicación. ¿Cómo es posible el numeroso parque de vehículos radicado en la pequeña localidad madrileña de Robledo de Chavela? Su astuto alcalde, haciendo uso de la ley que le permite fijar ciertas tasas locales, bajó hasta el límite el precio del impuesto de circulación de vehículos, acción que fue suficiente para convencer a multitud de empresas y particulares de la conveniencia de censar sus vehículos allí y pagar menos por ello. El problema no es la acción de este alcalde sino que exista una ley que permita establecer estas diferencias a criterio de unos y otros y no fijándose con un criterio único nacional, europeo o mundial, según corresponda. Es lo mismo o parecido a la noticia comentada sobre Rafael Nadal, tan fenomenal tenista en las pistas como fenomenal persona en sus acciones y en sus intervenciones. Habrá que ver lo que hay de cierto en la noticia, pero si yo pudiera darme de alta en una comunidad de esas y pagar menos, pues lo haría, estaría dentro de la ley y no estaría cometiendo infracción alguna.

Las noticias referidas sobre Twitter o Blogger van en este mismo o similar sentido. Es necesario conocer el dato de ubicación del internauta para “aplicarle” unas normas en función del pueblo, país, continente y si me apuran del planeta o estrella correspondiente. En estos casos son normas de censura, pero esto no es nuevo en la red. Hay empresas que facilitan a los internautas una dirección física real en suelo estadounidense para permitirles acceder a ciertos servicios que solo están disponibles para ciudadanos de ese país, aunque se ofrezcan por internet de una forma global. Y la forma, paupérrima forma, que tienen de controlar esto es por el domicilio al que destines los bienes adquiridos, en caso de que sean tangibles, o por la dirección IP en caso de que lo sean descargables. Pero todo tiene su trampa y al igual que en el tema del domicilio físico, hay programas que permiten simular un IP en cualquier lugar del mundo, acceder a lo deseado, y alcanzar nuestros objetivos. Si tecleamos en google “dirección física ee.uu.” obtenemos en estos momentos casi seis millones de resultados con formas y maneras de hacernos con esa dirección física. Lo de siempre, “hecha la ley, hecha la trampa”.

El comentario “Adeu Kindle” no es una excepción. Yo también fui durante años cliente de Amazon en Estados Unidos desde España, pues no había otra opción para adquirir sus productos, no solo libros. Las relaciones de los clientes con Amazon, como con otras empresas, se producen de forma exclusiva a través de la red, por lo que parece un eufemismo decir que en Septiembre de 2011 Amazon “abrió” en España. Cuando esto ocurrió, y con mi permiso, mi cuenta teórica con ellos en EE.UU fue transferida a la no menos teórica de España, pero no por ello perdí mis contenidos digitales, fundamentalmente libros. Pero no todos los contenidos de Amazon son libros: en el caso de Peter Köllner, autor del comentario, también había revistas que pudieran estar sujetas a condiciones de distribución nacional como las que hemos comentado anteriormente y cuyo acceso le ha sido retirado en cumplimiento de esas normas, estúpidas sí, pero que existen y que son una reminiscencia del pasado que necesita adaptación.

Todo llegará, pero hasta que llegue, los usuarios viviremos situaciones esperpénticas que nos obligaran a ser ingeniosos para alcanzar los objetivos deseados: usuarios ficticios, cuentas duplicadas, redes de nubes privadas, dominios en determinada ubicación, IP’s virtuales cambiantes y si me apuran amigos físicos en aquella parte del mundo en la que necesitemos un domicilio real verificable. ¿No existe el intercambio de casas para las vacaciones de verano entre particulares? No tardará mucho, sino existe ya, alguna web que facilite el intercambio de domicilios para estos fines dentro de la legalidad o legalidades, que puede haber muchas y en algunos casos contradictorias entre sí. Y si no que se lo digan en España a los ciudadanos, no ya de distintas comunidades, sino de distintos ayuntamientos dentro de una misma comunidad, que por el mismo bien, un vehículo, pagan impuestos distintos a capricho del regidor correspondiente.