sábado, 4 de febrero de 2012
GRAN HERMANO
Las reglas están para saltárselas, y eso es lo que hemos hecho rompiendo la trayectoria mantenida de utilizar títulos de una sola palabra para etiquetar las entradas de este blog. Me ha venido a la mente el de hoy en relación con el libro que actualmente estoy leyendo titulado “1984” en el que con visión de futuro George Orwell planteaba en la década de los cuarenta del siglo pasado una hipervigilancia y control total de todas las personas por parte de un ente mandante, no solo en aspectos físicos sino incluso en los mentales.
Mi gran amigo Miguel Angel me incita en un tweet a decir algo acerca del comentario titulado “Adieu Kindle” en el que una persona relata sus problemas con Amazon a la hora de gestionar en el tiempo, y en el espacio, los contenidos digitales legalmente adquiridos a esa empresa. El subtítulo de esta noticia reza así “De los peligros que acechan cuando uno quiere despedirse de los productos impresos y cambiarse a los eBooks.” Ya comentábamos algo en la entrada anterior, bajo el título de CONVULSION relativa a una serie de consideraciones sobre el reciente cierre de Megaupload. Sigue habiendo noticias en sentidos parecidos, que no son sino la adaptación a una realidad cambiante de viejas reglas que nunca dejaron, ni dejarán, de aplicarse. Hay muchas, pero he escogido unas cuantas referencias para dar una idea de base. Los titulares son de sobra explicativos porque supongo que con el tiempo los enlaces dejaran de funcionar.
Blogger tendrá doble versión para evitar la censura
Twiter aplicará la censura de mensajes en algunos países
Investigación a Rafael Nadal por beneficiarse del régimen fiscal de Guipúzcoa
Los controles y las imposiciones a las personas y los bienes siempre dependen de su naturaleza y de su ubicación. ¿Cómo es posible el numeroso parque de vehículos radicado en la pequeña localidad madrileña de Robledo de Chavela? Su astuto alcalde, haciendo uso de la ley que le permite fijar ciertas tasas locales, bajó hasta el límite el precio del impuesto de circulación de vehículos, acción que fue suficiente para convencer a multitud de empresas y particulares de la conveniencia de censar sus vehículos allí y pagar menos por ello. El problema no es la acción de este alcalde sino que exista una ley que permita establecer estas diferencias a criterio de unos y otros y no fijándose con un criterio único nacional, europeo o mundial, según corresponda. Es lo mismo o parecido a la noticia comentada sobre Rafael Nadal, tan fenomenal tenista en las pistas como fenomenal persona en sus acciones y en sus intervenciones. Habrá que ver lo que hay de cierto en la noticia, pero si yo pudiera darme de alta en una comunidad de esas y pagar menos, pues lo haría, estaría dentro de la ley y no estaría cometiendo infracción alguna.
Las noticias referidas sobre Twitter o Blogger van en este mismo o similar sentido. Es necesario conocer el dato de ubicación del internauta para “aplicarle” unas normas en función del pueblo, país, continente y si me apuran del planeta o estrella correspondiente. En estos casos son normas de censura, pero esto no es nuevo en la red. Hay empresas que facilitan a los internautas una dirección física real en suelo estadounidense para permitirles acceder a ciertos servicios que solo están disponibles para ciudadanos de ese país, aunque se ofrezcan por internet de una forma global. Y la forma, paupérrima forma, que tienen de controlar esto es por el domicilio al que destines los bienes adquiridos, en caso de que sean tangibles, o por la dirección IP en caso de que lo sean descargables. Pero todo tiene su trampa y al igual que en el tema del domicilio físico, hay programas que permiten simular un IP en cualquier lugar del mundo, acceder a lo deseado, y alcanzar nuestros objetivos. Si tecleamos en google “dirección física ee.uu.” obtenemos en estos momentos casi seis millones de resultados con formas y maneras de hacernos con esa dirección física. Lo de siempre, “hecha la ley, hecha la trampa”.
El comentario “Adeu Kindle” no es una excepción. Yo también fui durante años cliente de Amazon en Estados Unidos desde España, pues no había otra opción para adquirir sus productos, no solo libros. Las relaciones de los clientes con Amazon, como con otras empresas, se producen de forma exclusiva a través de la red, por lo que parece un eufemismo decir que en Septiembre de 2011 Amazon “abrió” en España. Cuando esto ocurrió, y con mi permiso, mi cuenta teórica con ellos en EE.UU fue transferida a la no menos teórica de España, pero no por ello perdí mis contenidos digitales, fundamentalmente libros. Pero no todos los contenidos de Amazon son libros: en el caso de Peter Köllner, autor del comentario, también había revistas que pudieran estar sujetas a condiciones de distribución nacional como las que hemos comentado anteriormente y cuyo acceso le ha sido retirado en cumplimiento de esas normas, estúpidas sí, pero que existen y que son una reminiscencia del pasado que necesita adaptación.
Todo llegará, pero hasta que llegue, los usuarios viviremos situaciones esperpénticas que nos obligaran a ser ingeniosos para alcanzar los objetivos deseados: usuarios ficticios, cuentas duplicadas, redes de nubes privadas, dominios en determinada ubicación, IP’s virtuales cambiantes y si me apuran amigos físicos en aquella parte del mundo en la que necesitemos un domicilio real verificable. ¿No existe el intercambio de casas para las vacaciones de verano entre particulares? No tardará mucho, sino existe ya, alguna web que facilite el intercambio de domicilios para estos fines dentro de la legalidad o legalidades, que puede haber muchas y en algunos casos contradictorias entre sí. Y si no que se lo digan en España a los ciudadanos, no ya de distintas comunidades, sino de distintos ayuntamientos dentro de una misma comunidad, que por el mismo bien, un vehículo, pagan impuestos distintos a capricho del regidor correspondiente.