sábado, 3 de junio de 2017

CITAS



Mi relación con este asunto de las citas es de amor y odio. Por un lado echo de menos aquello de antaño de acudir a los sitios a la buena ventura, sin saber lo que te ibas a encontrar, dispuesto a entrar de corrido o por el contrario esperar la correspondiente cola en función de la gente que hubiera decido ir a la misma hora que tú. Pero esos tiempos han pasado y ahora todo se gestiona a través de la correspondiente cita, añado lo de previa, sin cuyo requisito no se te puede ni ocurrir aparecer por un sitio.

En estos últimos meses me he puesto «morado» de solicitar citas, debe ser que va por rachas. Antes de tener todas estas experiencias se me ocurrió aparecer por una oficina de Hacienda a hacer una simple consulta para saber si de verdad tenía que acudir presencialmente a una Oficina de Hacienda y ya el mismo vigilante de seguridad de la puerta de entrada, el que controla si llevas cosas o sustancias «peligrosas» me preguntó si tenía cita y como le dije que no, pues…media vuelta y a pedirla.

La solicitud de citas no siempre es sencilla. El mundo de internet ha aportado mucho a estos trámites y aunque cada empresa u organismo tiene sus entretelas, con un poco de paciencia es relativamente fácil hacerse con una cita en una fecha y hora concreta que nos venga bien. La otra alternativa que es la básica en la mayoría de los casos es el teléfono, aunque esta faceta la desconozco por no haberla utilizado nunca.

Esto de la cita previa tiene su ventaja pues permite organizar el trabajo y controlar de alguna manera la afluencia de público y evitar las aglomeraciones, siempre de forma «orientativa» como machaconamente te repiten por activa y por pasiva para que acudas, siempre, armado de paciencia. A mí invariablemente me acompañan mis lecturas, bien en el propio teléfono móvil bien en mi lector electrónico, de forma que puedo aprovechar el tiempo que sea menester sin tener la sensación de estarlo perdiendo.

Como decía, en los últimos tiempos he tenido que solicitar dos veces cita en Hacienda, —una para preguntar y luego otra para hacer el trámite—, una vez en la Dirección General de Tráfico y dos veces más en temas relacionados con el Ministerio de Sanidad. Y en este asunto, una de cal y otra de arena.

La cita con el médico de cabecera, al menos en Madrid, se puede hacer cómodamente por internet. Si no tienes una necesidad perentoria y puedes elegir el día, mejor es que elijas la primera hora, la primerísima hora de todas, al menos con mi médico. A pesar de la cita previa, que recordemos siempre es orientativa, cuando la cita ha sido a media mañana, he llegado a tener que esperar DOS horas a que me llegara mi turno, y eso sí, sin ninguna explicación. Por ello, pido la cita con tiempo y un día a primera hora siempre y cuando no tenga urgencia.

Pero la otra cara de la moneda ha llegado con una cita en un hospital para solicitar la consulta de un especialista. Este trámite, que yo sepa, no se puede realizar por internet y hay que acudir personalmente con el volante al hospital. Allí, en una máquina expendedora de tickets de turno, eliges el tipo de cita y te sientas a esperar. Como se ve en la fotografía, llegué a las 09:54 y tengo que decir que accedí al empleado que me iba a dar la cita efectiva con el especialista a las 10:45, es decir, 51 minutos de espera. ¡Menos mal que llevaba mi libro y había sitio para sentarse!

Pero ahí no acabaron mis males; fui informado de que concretamente «ese» especialista no tenía su agenda publicada, por lo que no podían darme la cita y me tenía que dirigir a la propia consulta para obtenerla allí directamente. Cuando te presentas en la puerta de la consulta, el típico cartelito de «No llamen ni entren, la enfermera saldrá periódicamente». Por no alargar más esta entrada, otros 22 minutos de espera hasta que salió la enfermera, la pude contar mi caso y me dio la cita ya definitiva y efectiva.

Como reflexión, cada maestrillo tiene su librillo, cada uno se organiza sus citas como quiere y puede. Pero se me ocurre pensar que al tratarse de organismos oficiales, no estaría de más que se pusieran todos de acuerdo y se pudieran obtener las citas de un modo centralizado, pero supongo que queda mucho trecho para llegar a esto si es que se consigue alguna vez.