domingo, 22 de octubre de 2017

HARTAZGO



Alguno de los personajes de la imagen ha muerto y otros han mutado, pero la ilustración que publicó el diario El Mundo en octubre de 2014 sigue de plena y rabiosa actualidad. «Hasta en la sopa», que diría un castizo, me encuentro desde hace meses, especialmente el último, con «ese» tema como si no hubiera otro y el mundo se fuera a acabar con él. Prensa, radio, televisión, tertulias… son medios que puedo manejar a mi antojo encendiendo y apagando, pero hay otros que me invaden y me dejan poca capacidad de ignorarlos como los correos electrónicos y los guasaps que circulan en cantidades ingentes por la red. Pero quedaré inmerso, salvo que salga corriendo, en las conversaciones con amigos, las clases, las tertulias, en la presentación de un libro… En ningún sitio se quiere hablar del «asunto», que ya cansa, pero en todos se atisba, flota en el aire, se menciona y ya entramos al trapo.

De cuestiones de política y de otras como la religión es mejor no hablar. Opiniones tenemos todos pero si nos las guardamos nos evitaremos algún que otro disgusto o enfrentamiento que además quedará grabado a sangre y fuego para siempre en el ADN de los intervinientes y conducirá nuestras interacciones futuras. Por ello no quiero reflejar aquí mi opinión directa sobre «ese» tema.

En esta semana han otorgado el Premio Nacional de Narrativa 2017 a Fernando Aramburu , supongo que por toda su trayectoria pero especialmente por su libro Patria, una joya cuya reseña puede verse en el blog amigo de A leer que son dos días haciendo clic en este enlace. Es un libro de ficción que está ambientado en un pasado reciente en otra región de España diferente, concretamente el País Vasco, y que relata a lo que pueden llegar los miembros de dos familias íntimas por dejarse llevar por sentimentalismos. Menos mal que solo se trata de un libro de ficción literaria. Hago mención a este libro porque me parece que debería ser de obligada lectura para todo ciudadano del mundo para llegar a hacerse una idea de por dónde pueden transitar las emociones y los actos cuando no se tienen claros ciertos criterios y se deja uno conducir por rondamisas .

El punto al que hemos llegado y que está lejos de acabar tiene raíces. Creo que mi opinión sobre el tema de las Autonomías Españolas está claro por otras entradas en este blog, la muy específica «AUTONOMÍ…suyas» y otra algo colateral sobre descentralización sanitaria como «AUTONOMÍ…desemejanza». El «Café para todos» de los años setenta del siglo pasado fue un parche, posiblemente el mejor que se podía poner en aquella época y en aquellas condiciones, pero hoy en día ─cuarenta años después─, se nos muestra como completamente acabado o cuando menos desfasado. Los acontecimientos recientes lo están dejando claro. Bien es verdad que una herida que no se trata y se cierra en falso, lo más probable es que se infecte, siga supurando y al final explote causando mucho más daño y haciendo mucho más difícil su cura.

Yo me pregunto porque no aprovechan otras de las 17 existentes, más dos ciudades, para lanzarse al río revuelto en busca de su particular ganancia de pescadores. Gallegos, manchegos, extremeños, andaluces, asturianos, cántabros, riojanos, melillenses… Quizá sean sensatos y antepongan otras cosas a sus emociones. Y cuando menciono otras cosas, me refiero a las materiales, la comida, la vivienda, la sanidad, la educación… Solamente cuando uno tiene el estómago lleno, un lugar digno donde vivir, una sanidad aceptable que vele por su salud y otras cosas básicas puede empezar a pensar en si se hace seguidor activo del Betis, del Málaga o del Rayo Vallecano. Y todos estos asuntos, materiales, los tiene que percibir la persona en propias carnes, no vale con que se lo cuenten porque cada uno sabrá por su propia experiencia si está siendo engañado. Los anuncios del tren son muy bonitos porque los hacen empresas expertas en hacer anuncios pero los ciudadanos que realmente utilicen el tren todos los días sabrán si la cosa va bien o menos bien, por no decir mal.

Los políticos son, o deberían ser, expertos en manejar las emociones del personal. Muchas veces es suficiente un poco de humo para encandilarnos y llevarnos por donde ellos quieren. Somos por lo general muy desmemoriados y poco aficionados a la historia, que se repite una y otra vez machaconamente. Y algunos lo hacen muy bien, llevando al ciudadano a unas situaciones extremas en este terreno de las emociones, cuando sus necesidades básicas no están cubiertas con unos mínimos razonables. Y lo que es peor, seguir por ese camino de la emociones conduce a un empeoramiento, está demostrado, de esas condiciones básicas. Prometen el oro y el moro, lo bonito que va a ser todo en el futuro, cuando nosotros seamos dueños de nuestro destino. ¿Quiénes somos nosotros? ¿Quiénes son ellos?

Hay ciertas cuestiones de no son descentralizables, por mucho que nos esforcemos. ¿Podemos imaginarnos un ejército descentralizado, con 17 o 19 jefes de igual nivel teniendo que tomar decisiones? Todos hemos asistido a los sucedidos entre las fuerzas de seguridad del Estado y las fuerzas de seguridad autonómicas. Y en esa categoría de no descentralizables incluyo las básicas como la educación, el trabajo y la sanidad. Bien es verdad que las fronteras son entelequias que se han ido fijando con el paso de los siglos y que pueden volverse a negociar. Pero cuando llevamos un porrón de años tirando todos a una, con solidaridad y sin desarrimar el hombro, no es muy bonito abandonar el yugo cuando las condiciones particulares son más boyantes.

El caso no es aislado. A otro nivel más internacional lo estamos viendo con el BREXIT, un bocado muy difícil de digerir que está provocando no pocos sinsabores a muchos ciudadanos ─ingleses fuera de su país y extranjeros dentro─ y eso que ni siquiera ha empezado a rodar. Ya a nuestro nivel hemos llegado a un punto álgido, feo, que está trayendo muchas consecuencias emocionales y personales que será muy difícil de olvidar en el futuro.

En todo caso, no olvidemos quién ha comenzado las hostilidades. Nadie habla de él porque está un poco en segundo plano en la actualidad, pero está en la imagen que acompaña está entrada. Claro que no ha sido el sólo sino con mucha gente detrás. Cuando las inversiones y la industria iban para allá en años pasados en lugar de ir a otras zonas del país, todo parecía bien. Ahora que lo tengo, me lo quedo y que os den…

Como esta entrada puede ser leída en el futuro, por las normas de etiqueta de los escritos en internet hay que aclarar que «ese» tema es realmente el de la declaración unilateral de independencia de Cataluña que tantos gastos espirituales y materiales está condensando en estos meses finales de 2017.