domingo, 24 de diciembre de 2017

RECIBOS



Llevaba tiempo pensando en escribir una entrada dedicada a este asunto, que aunque no está generalizado todavía empieza a despuntar. Y ya se sabe, cuando a alguien se le ocurre una idea «genial», el resto se apunta al carro hasta que se toma la cosa como un estándar. Y no es que esté bien o mal, pero lo que realmente no es de recibo, valga la redundancia con el título de la entrada, es que nos lo impongan sin consultar.

Hace no tantos años recibíamos en nuestros domicilios una montonera de cartas del banco con una copia de los recibos que íbamos pagando con cargo a nuestra cuenta bancaria. La verdad es que a medida que pasaba el tiempo el número iba in crescendo, lo que suponía un coste no desdeñable para los bancos que empezaron a desarrollar técnicas para acabar con el asunto. Una de ellas, la recuerdo, era cobrarte la correspondencia como una comisión. Un banco llegó a cobrarte el importe del sello en cada operación aunque luego te mandaba tres o cuatro comunicaciones en el mismo sobre, con lo cual encima ganaba dinero con este tema.

Lo normal ha sido ir eliminando estas comunicaciones y sustituyéndolas por sistemas electrónicos basados en internet. Al principio algunos bancos y empresas consultaban al cliente, e incluso te ofrecían algún aliciente para que fuera el propio cliente el que decidiera pasarse a la factura o el recibo electrónico. He revisado mis datos y desde 1999 guardo estos recibos en mi ordenador. Al principio la única posibilidad era escanearlos según iban llegando, lo que suponía un trabajo ímprobo, así que yo fui uno de los que me apunté al carro de la distribución electrónica por mi propio interés. Ahora los descargo y los guardo en el disco duro del ordenador.

Simplificando, hay dos tipos de recibos que acaban alcanzando tu cuenta bancaria. Un buen número de empresas ya han habilitado mecanismos en la red de que tú puedas consultarte la factura mensual, bimestral (que no bimensual), trimestral o anual. Son raras o inexistentes las empresas comunes de servicios en los hogares que te envían la factura mediante el correo ordinario con sobre y sello. Empresas de electricidad, telefonía, gas o similares tienen los documentos accesibles a través de sus páginas web, con lo que aquellos usuarios que dispongan de acceso a internet pueden consultar los conceptos y los importes en línea y decidir si descargar a su ordenador una copia o, como hacen la mayoría, pasar de ello, y dejar que se vayan eliminando por sí mismas, pues no todas las empresas guardan TODAS las facturas sino solo las de los últimos meses.

En este tipo de empresas, lo más común que en el concepto del recibo cargado en el banco consten generalidades del tipo, recibo mes xxx, factura xxx o similares. Realmente lo único que tenemos que hacer es cuadrar el importe de la factura con el cargo en la cuenta. Sería interesante conocer el porcentaje de usuarios que controla de forma efectiva este tema. Yo me imagino que si una empresa de telefonía, por ejemplo, se «equivoca» y carga en la cuenta unos centimillos de más, pocos usuarios se enterarían.

Pero ha surgido una nueva forma de hacer las cosas. En mis relaciones con este mundo lo sufro en un par de casos y uno de ellos es el que quiero comentar aquí. Sin preguntar ni ofrecer la posibilidad, el ayuntamiento ha tomado la decisión de hacerlo y… allá penas. Yo no tengo problemas pero pienso de qué forma en aquellas personas mayores que no se manejen en internet van a saber lo que están pagando.

En la imagen adjunta a esta entrada se puede ver un ejemplo, aunque obviamente están tapados los datos sensibles. El ayuntamiento me carga un recibo trimestral en mi cuenta bancaria de xx euros. No tengo ni idea de los conceptos ni este ayuntamiento al menos tiene página web donde pueda consultar el recibo y el detalle de los importes. Toda la información que figura en el concepto del recibo es: Más información en www.ealia.es/recibos con la clave XXXX.

Me obligan a ir a un sitio vía internet para saber lo que estoy pagando. Ya digo que en mi caso y en el de cada vez más gente esto no es problema, pero entiendo que no se puede decidir de forma unilateral, sin consultar. Una vez accedo a la página web a la que remiten y usando la referencia proporcionada tengo acceso al recibo o factura y me la puedo descargar a mi ordenador. El sistema es parecido al comentado anteriormente para grandes empresas pero insisto en que no todo el mundo, estamos hablando de impuestos locales, tiene posibilidades.

Otra asunto es la interpretación de los conceptos, que en este caso ni aun sabiendo latín sería incapaz de descifrar. Está claro el de basura, pero ¿Lac, Con, Ag…? Tengo previsto en los próximos días, aprovechando las vacaciones, pasar por el consistorio a ver si me lo explican.

Y aquí aprovecho para «denunciar» otro asunto. No me parece de recibo que sin mi consentimiento, una empresa ajena tenga datos sensibles míos como mi dirección, mi cuenta bancaria y demás. Esta empresa, Ealia o la que sea, que se dedica a almacenar recibos y facturas de usuarios de diferentes corporaciones, ayuntamientos o empresas tiene unas fuentes de información que hacen que luego no nos extrañemos si recibimos llamadas u ofertas en nuestro domicilio para que compremos una colonia o un jamón de bellota.