domingo, 11 de julio de 2021

QUEVEDOS

Ramón de Campoamor y Campoosorio, hace ya más de cien años, acuñó la frase «en este mundo traidor, nada es verdad ni mentira, todo es según el color del cristal con que se mira». Casi con toda seguridad se refería a los cristales de unas posibles gafas ─quevedos─ para hacer la analogía con los pensamientos del que enjuicia un determinado suceso. En los tiempos de don Ramón no existía internet.

Aunque me temo que muchas personas no lo tienen claro, en el mundo de internet un navegador es un programa, una aplicación, que nos permite visualizar páginas web en nuestro ordenador. Hay varios, siendo los más conocidos y utilizados Mozilla Firefox, Google Chrome o Microsoft Edge para los mundos de Windows y Safari para los mundos de Apple. Como se trasluce de la frase, hay otros y cada cual debe decidir el suyo, o los suyos. Estos navegadores permiten personalizaciones, con lo que cada usuario adaptará a sus necesidades los tamaños de letra, de imágenes, complementos, etc. etc. Yo utilizo los tres navegadores mencionados para Windows porque según a que páginas web esté accediendo me interesa uno u otro por sus características o su personalización.

Pero lo normal en la mayoría de los mortales es usar un único e incluso desconocer que existen más y que se pueden personalizar con numerosísimas opciones. De alguna manera, podríamos asimilar este concepto de navegador a lo del «color del cristal con que se mira», pues realmente el navegador sería como nuestras gafas en el ordenador para acceder a las páginas web que nos interesen. Pero… no podemos olvidar que estas «gafas» son inteligentes, muy inteligentes, y pueden hacer muchas más cosas que mostrarnos una página web, incluso sin que nos enteremos, siendo estas posibilidades las utilizadas por los hackers para comprometer nuestro ordenador y hacer cosas en él sin nuestro permiso ni conocimiento: un buen antivirus es más que necesario para evitar estas operaciones invisibles por detrás.

Observe la imagen que preside esta entrada. La misma página web https://www.elvorticeradio.com/ vista en un momento de un día en los tres navegadores mencionados muestra resultados diferentes, uno de ellos muy llamativo: Google Chrome «ha decidido» que esa página, en ese momento concreto, no es de fiar, marcándola como engañosa y bloqueando el acceso a ella. Si yo fuera un usuario que únicamente utiliza Chrome me quedaría sin poder acceder a los contenidos de esa emisora por internet; otro día hablaremos de información alternativa a la oficial que es posible hoy en día… a pesar de este tipo de maniobras de los navegadores.

Pero hay más agentes implicados en este asunto de la visualización de páginas web. Preste atención a la siguiente imagen…

Como se puede apreciar, estamos intentando acceder a una página que no viene a cuento y lo que se nos muestra es que «El problema está probablemente en el sitio web y no hay nada que pueda hacer para resolverlo». Parece que la página existe, pero tienen algún problema y además ocurre lo mismo con varios navegadores con lo que toca esperar e intentarlo en un rato o al día siguiente. Pero obtendremos una y otra vez el mismo resultado y esa página a la que accedíamos antes con regularidad ahora se nos niega.

No es lo que parece. Vea la siguiente imagen…

El caso es el mismo que el anterior con otra página diferente. El resultado ahora es que no podemos acceder, pero el mensaje informativo que nos aparece es más clarificador: «Contenido bloqueado por requerimiento de la Autoridad Competente, comunicado a esta Operadora». La página web existe, pero es ahora nuestra operadora ─Telefónica, Orange, Jazztel…─ la que siguiendo instrucciones de una Autoridad que para la operadora es competente nos bloquea el acceso a determinadas páginas web. Como la «Autoridad» no puede cerrar la página, seguramente perniciosa o que viola algunas reglas, lo que hace es bloquear el acceso. La página sigue existiendo y funcionando, pero no podemos acceder a ella. Quizá sea que tampoco debamos, según la Autoridad.

Otra frase por todos conocida es «poner puertas al campo» en alusión a llenar la naturaleza de puertas y bloqueos que no nos permitan una libre circulación y disfrute. Ahora, con esto de internet, en lo que se ha traducido es en «poner ventanas al cielo» que sería el equivalente a estos bloqueos de páginas.

Las noticias sobre el «fisgoneo recurrente» de los usuarios por los Gobiernos y las grandes empresas están a la orden del día. No se cortan un pelo, vea el comienzo de una noticia reciente en la siguiente imagen…

Microsoft ─otras grandes lo han reconocido también─ envía información personal a requerimiento de Autoridades Federales.

Los usuarios estamos desprotegidos: nos fisgan, nos intimidan, nos vigilan, nos impiden el acceso a páginas web… Todavía son muy pocos los que lo hacen, pero deberíamos ponernos las pilas en el cifrado de nuestros datos, al menos los sensibles, y en el uso de herramientas como las llamadas VPN ─Virtual Private Net o Red Privada Virtual─ para enmascarar y escapar del seguimiento de las páginas que consultamos a la vez que poder acceder a esas páginas que nuestra operadora, a requerimiento de la Autoridad, nos deniega. Es como tener una llave secreta para abrir esas ventanas que cada vez más llenan y enmarañan el cielo de internet, poniendo límites a un mundo que no los admite.