En la zona donde vives el aparcamiento está complicado, tanto por el día por ser una zona libre próxima a la zona azul como por la noche por encontrarse todo el mundo en sus domicilios. Como sueles llegar tarde, cansado tras un día de trabajo y ajetreo, lo que menos te apetece es estar dando vueltas para aparcar el coche, por lo que alquilas una plaza de garaje en un edificio contiguo al tuyo. Pero… llegas un día y te encuentras tu plaza… okupada. ¿Qué hacer? No tienes ni idea de quién puede ser el coche y no hay ninguna nota de cortesía con algún teléfono en el que poder localizar al «okupante u okupanta» para que desaloje.
No te queda otra que aguantarte las ganas de desinflarle las cuatro ruedas —con el viejo truco del grano de arroz— y lanzarte a la calle a buscar aparcamiento para poder llegar a casa y descansar, que el día siguiente es día de trabajo. No son horas de hacer otra cosa. Al día siguiente te comunicas por wasap con el propietario de la plaza para comentarle lo ocurrido, ya que tú no tienes opciones en esa comunidad de iniciar ninguna acción. El propietario te dice que le dejará una nota y hablará con el administrador de la finca para tratar de enterarse de quién es el coche y hablar con él. En suma, nada concreto y te quedas con la duda de si esa noche se habrá ido y dejado la plaza libre o seguirá allí.
Por aquello de no quedarte con los brazos cruzados te pones manos a la obra para enterarte de cosas. Avisar a la Policía Municipal no sirve de nada al parecer, ya que no tienen competencias en el interior de una propiedad privada y el vehículo, cómodamente aparcado, «no supone un riesgo inminente para las personas o las cosas». Lo único que podría hacer la policía, si lo tienen a bien y sin ser obligación, es utilizar su acceso telemático a la Dirección General de Tráfico (DGT) para obtener los datos del propietario y tratar de buscar en el padrón municipal un domicilio y/o teléfono, que no te facilitarían a ti pero que podrían utilizar ellos para llamar y ver que ha ocurrido en todo este entramado.
Al final te da por pensar que pudiera haberse equivocado de aparcamiento, vamos, que te ha hecho una faena sin querer, por un desafortunado error. Eso solo se podría saber si se habla con él o la okupa y te lo comenta.
Hay otra opción añadida y es preocuparte tú de obtener los datos de ese vehículo. Necesitarías disponer de una autenticación digital tipo certificado FNMT o Cl@VE para acceder a la sede electrónica de la DGT y obtener tú directamente los datos, eso sí, previo pago de la correspondiente tasa de 8,67 euros y manifestando para qué quieres los datos. Esto es una operación muy utilizada cuando se producen compraventas entre particulares para conocer el estado de un vehículo en cuanto a multas o ITV’s pendientes.
Por aquello de agotar todas tus posibilidades, si no para esta vez para saber que hacer en otras, te pones manos a la obra y te gastas los ocho y pico euros para conocer todos los datos del vehículo. En este caso concreto, averiguas que el vehículo está a nombre de una empresa de la que es fácil obtener el teléfono, porque es este un dato que no figura en el informe de la DGT.
En toda esta vorágine, recibes un wasap del propietario de la plaza en el que te informa que el coche ya se ha ido y tienes la plaza libre. Sin detalles ni especificaciones. Por lo menos esta noche y las siguientes podrás aparcar tranquilamente en tu plaza salvo que el mismo u otro se despiste —vamos a ser bien pensados—.
Cómo puede verse en la imagen, esta plaza en concreto es bastante estrecha y se encuentra ubicada entre dos columnas. Como todos los garajes modernos, que parecen pensados para coches de los años ochenta del siglo pasado, las plazas son exiguas, así como el pasillo central, por lo que hay que hacer unas cuantas maniobras y tener buen tino para colocar el coche. Lo que hay que sufrir para aparcar el coche en esa plaza no parece que conlleve a pensar en una equivocación; hay que aclarar que el garaje es una planta única, es decir, no hay varias plantas en las que pudieran estar repetidas las plazas y hubiera sido una equivocación de planta.
En la parte positiva de investigación gramatical derivada de esta entrada, el término «okupa» está recogido en el diccionario de la Lengua Española y se emplea para referirse a la persona o al movimiento que propugna la ocupación de viviendas o locales deshabitados. Concretamente el diccionario reza «Tomar una vivienda o un local deshabitados e instalarse en ellos sin el consentimiento de su propietario». Una vivienda cerrada no implica que esté deshabitada cuando no hay nadie en ella, pero eso no se sabe salvo que hagas guardia o tires la puerta abajo. Una plaza de garaje está deshabitada cuando no tienes el coche aparcado en ella, lo que ocurre, lógicamente, con frecuencia, especialmente durante el día si utilizas el coche para ir a trabajar o a lo que te venga en gana.