domingo, 6 de octubre de 2024

INCIVILIDAD

Hay muchos, pero uno de los momentos mágicos en el Monasterio de San Lorenzo El Real de El Escorial tiene lugar el último domingo de septiembre. Por unas horas está accesible al público en general la Sacristía. Si no se conoce a algún fraile agustino de la Comunidad que se encarga de los aspectos religiosos del monasterio no se puede acceder allí.

El Monasterio es visitable bajo los auspicios del Patrimonio Nacional y sus decisiones de mostrar o no salas al público. Hace muchos años y lo recuerdo perfectamente, al acceder al Castillo de Blois, en Francia, pude apreciar entre las posibilidades de visita una que llamó mi atención y que se denominaba «Visita insólita». Se trataba de una visita especial, nocturna, reducida en cuanto personas, con un coste nada despreciable en la que dos guías te llevaban por zonas recónditas del castillo como almenas, sótanos, zaguanes, despensa … Una delicia poder contemplar estancias que no se visitan normalmente y que tienen un encanto especial.

Hace años, en una conferencia con responsables de Patrimonio Nacional hice la sugerencia de esa visita insólita al Monasterio. «Está en estudio» fue la respuesta. Debe seguir en ese estudio, aunque hace poco, en la Noche de los Museos unas pocas personas, muy pocas, pudieron realizar una visita especial y nocturna al Monasterio. Por cuestiones variopintas y a lo largo de muchos años, conozco en detalle y profundidad el monasterio visitando todo lo visitable. Todo el Monasterio. Puedo decir que lo que NO se enseña al público tiene diamantes escondidos con los que quedar maravillado. Uno de ellos es la ya comentada Sacristía.

No se trata de hacer una descripción de corte turístico de la Sacristía, que puede encontrarse en internet y en numerosas guías. Es un sitio especial por su arquitectura, su mobiliario y sus pinturas, aunque faltan muchas que han «viajado» a otros museos como, por ejemplo, el maravilloso «Descendimiento de la cruz», obra maestra del pintor flamenco Rogier van der Weyden. Para lo que nos interesa, mencionar que en altar de la pared del fondo está el magnífico cuadro de Claudio Coello que representa La Adoración de la Sagrada Forma por Carlos II y su corte.

Precisamente el último domingo de septiembre, el lienzo es escamoteado gracias a unas guías y unas poleas, dejando a la vista el magnífico tabernáculo del camarín con la exposición del Santísimo Sacramento que dicen manó sangre al ser pisoteado por un soldado francés. En la imagen siguiente puede apreciarse la vista desde la parte de atrás —no accesible al público— en la que se muestra también la trasera del cuadro en su posición normal, esto es, subido, en la que permanece la mayor parte del año.

Para acceder al solemne acto de apertura el pasado domingo 29 de septiembre de 2024, era necesario atender la misa de 10:00 en la Basílica. Se notaba una mayor asistencia de público que en otros domingos digamos normales. Al finalizar la misa, el sacerdote dio unas instrucciones muy claras de cómo iba a desarrollarse la ceremonia: se formaría una procesión con el turiferario al frente esparciendo incienso, detrás la cruz guía con los cirios, detrás los sacerdotes oficiantes y a continuación el público en general.

Cuando se estaba conformando esta procesión, a la que me incorporé, pudimos todos observar como una marabunta de asistentes se despreocupaban de incorporarse a la procesión y por el contrario se dirigían a toda prisa a la puerta que da acceso a la Sacristía desde la Basílica. La procesión recorrió la nave central y por una de las laterales alcanzó la mencionada puerta, a cuyos lados se encontraba numeroso público agolpado. Abierta la puerta, tras los sacerdotes y sin ningún formalismo, un tsunami de personas se incorporó a la procesión con algún que otro empujón y malos modos por hacerse sitio.

Se trata de un acto religioso que consiste en la exposición del Santísimo durante unas horas para su adoración. Para ello, hay dispuestos unos bancos sin respaldo en los que el público asistente a lo largo de la mañana se puede acomodar para hacer sus oraciones. Llegada la cabeza de la procesión al pasillo central entre los bancos, el púbico «rompió filas» sin ningún recato y comenzó a saltar por encima de los bancos para coger sitio en las primeras filas. Lamentable muestra de incivilidad por parte de personas, algunas de las cuales conozco personalmente y me dejaron muy mala impresión, porque nunca diría de ellas que fueran capaces de realizar esas acciones.

El mismo día, tras la misa de 13:00 se procede a la clausura de la exposición con un acto similar que culmina con el alzamiento del cuadro. Estuve tentado —no lo hice— de asistir de nuevo a misa para asistir a la ceremonia. ¿Se repitieron los reprobables actos de la apertura?