domingo, 20 de octubre de 2024

INSOPORTABLES

Hay semanas en que me pilla el toro y llega el domingo por la mañana sin tener algún texto para publicar en el blog. Esta semana, con muchos líos y compromisos, ha sido una de ellas. Así que, vagueando un poco, voy a reproducir aquí un texto que me parece interesante, con alguna reflexión al final.

No he conseguido encontrar un autor fiable para este texto, por lo que no puedo mostrar mi agradecimiento. El texto es el siguiente:

 

ORACIÓN PARA NO SER INSOPORTABLE

 

Señor, Tú sabes mejor que yo, que estoy envejeciendo y que un día seré más viejo.

No permitas que me haga charlatán y sobre todo adquiera el hábito de creer que tengo que decir algo sobre cualquier tema, en toda ocasión.

Libérame de las ansias de querer arreglar la vida de los demás.

Que sea pensativo, pero no taciturno, solícito, pero no mandón.

Con el vasto acopio de sabiduría que poseo, parece una lástima no usarla toda, pero tú sabes, Señor, que quiero que me queden algunos amigos al final.

Mantén mi mente libre de la recitación de infinitos detalles, dame las alas para ir derecho al grano.

Sella mis labios para que no hable de mis achaques y dolores. Ellos van en aumento con el pasar de los años como también mi gusto por recitarlos.

Pido la gracia de poder escuchar con paciencia el relato de los males ajenos.

Enséñame la gloriosa lección de que a veces es posible que esté equivocado.

Mantén en mí una razonable dulzura. No quiero ser un santo, (es difícil convivir con algunos de ellos), pero un viejo amargado es una de las Obras Supremas del Diablo.

Ayúdame a extraer de la vida toda la diversión posible. Nos rodean tantas cosas divertidas, que no quiero perderme ninguna.

Amén.

Aunque por su comienzo pudiera tener unos tintes religiosos, la aplicación de las frases a nuestra vida diaria puede dar lugar a mucha reflexión personal acerca de nuestra manera de comportarnos. Con los años, las cosas y las formas van cambiando sin que muchas veces nos demos cuenta y sin que los demás nos muestren sus pensamientos y opiniones acerca de nosotros, por educación, respeto o vaya Vd. a saber por qué.

Está claro que hay que irse adaptando a los tiempos, pero eso puede chocar de frente con nuestras manías, arraigadas a lo largo de los años. No está mal tener manías, pero siempre con el cuidado de que no afecten a nuestras relaciones y lleguemos a ofender a los demás hasta hacernos insoportables. Muchas veces nos damos cuenta, a poco que reflexionemos, que ciertas actuaciones han estado muy fuera de lugar. Es verdad que algunas veces, de forma esporádica, nos superan  y pueden no tener importancia, pero los círculos de amistades y contactos se suelen ir reduciendo a medida que pasa el tiempo. Deberíamos poner cuidado para no generar rechazo a la larga.

Nos podemos volver exigentes y egoístas, con comportamientos desquiciantes, con pérdida de educación que achacaremos a nuestro fuerte carácter pero que los demás no tienen porqué aguantar, lo que al final provocará nuestro aislamiento. La paciencia de los demás tiene sus límites y si la minamos poco a poco iremos forjando nuestra incomunicación. Es verdad que puede haber presencia de algún tipo de deterioro cognitivo, pero ese es un asunto de carácter médico a tratar de otra manera.

Puede parecer que estas reflexiones van enfocadas a personas mayores, pero no está demás que los menos mayores vayan poniendo sus barbas a remojar. Este mundo loco y acelerado provoca numerosas situaciones sobre las que conviene reflexionar antes de dar un paso o tomar una decisión. Por ejemplo, la frase «Enséñame la gloriosa lección de que a veces es posible que esté equivocado» es aplicable a todo tipo de personas y situaciones. Quién no tiene un amigo o amiga al que al final acabas dejando por imposible porque sabe de todo, habla de todo, conoce de todo y hay creer su información a pies juntillas como si hablara ex cátedra.

Groseros, socialmente insoportables, desagradables... en nuestra vida diaria. Claro, si es nuestro jefe en el mundo laboral no tenemos más remedio que aguantarnos o buscarnos otro trabajo. Si es en nuestra familia cercana… resignación y adaptación. Pero si es el mundo de las relaciones externas y amistades… cuanto más lejos mejor.

ADICIÓN

Tras la lectura, mi buen amigo Manolo, incondicional seguidor de este blog, me hace llegar la siguiente frase para reflexionar que al parecer tenían en la familia de la actriz Katharine Hepburn: «Escucha el canto de la vida».