Si bien es una palabra que tienen variadas acepciones, me quiero referir a una de ellas muy concreta. Según se puede leer en el diccionario es la que reza así: “Documento acreditativo de haber realizado determinada gestión, pago o entrega.”
Los usos en los últimos tiempos han reducido los resguardos a la mínima expresión. Hace algunos años teníamos cajones y carpetas en las casas llenas de resguardos obtenidos en nuestras relaciones con los diferentes estamentos públicos y privados. Un resguardo de haber certificado una carta, de haber enviado un burofax o de haber presentado un determinado escrito en la oficina de registro de una entidad u organismo, tanto público como privado. El sello autentificaba el documento que debíamos conservar en nuestro poder por un tiempo, o bien hasta que se solucionaba el asunto u obteníamos lo solicitado o bien hasta que transcurrían esos cinco años que al parecer son reglamentarios en los que te pueden solicitar un documento.
Gran parte de estos resguardos se han convertido en electrónicos. Se intenta a toda velocidad reducir o eliminar el envío por correo de las comunicaciones de bancos y empresas, de facturas y cartas, de propaganda, etc. etc. sustituyendo el papel por el correo o la descarga electrónica. En algunas ocasiones se esgrime el concepto de que es más ecológico y se evita el consumo de papel, lo que es cierto, pero para nada ese descenso en los costes se hace llegar al usuario, que en algunos casos se ve obligado a imprimir en su propia impresora, con su propia tinta y su propio papel el resguardo. Un ejemplo es el recibo bancario del seguro del coche, que todo propietario debe llevar en el vehículo, amén de rezar para que sea admitido por el policía o guardia civil de turno, que nos puede comentar eso de que no es “original”, a pesar de que tienen instrucciones de admitir ya este tipo de documentos.
Pero lo peor de todo es la sustitución del resguardo clásico por la nada, por la ausencia de resguardo, que ha sido adoptado por muchas compañías que utilizan la llamada telefónica como sustituto. Si bien te dicen que la conversación, por motivos de seguridad, puede ser grabada, se llaman andanas si tu intentas recuperar una de esas grabaciones donde has encargado y te han confirmado una determinada acción tal como cambiar un servicio o darte de baja. Yo he probado a grabar por mi parte este tipo de instrucciones pero luego no sirve para nada, salvo que vayas a un juicio y estaríamos por ver si el juez admite como prueba tu propia grabación.
Como siempre, la mejor ilustración es un ejemplo. Solicitamos hace dos años en los servicios sociales del ayuntamiento la asignación de una residencia para mis padres. Ni un papel. A lo largo de estos dos años, comunicaciones telefónicas, pero ningún papel. La comunicación de concesión de lo solicitado ha sido igualmente telefónica y las instrucciones de cómo llevar a cabo todo también por teléfono. Ni un solo papel, ni un solo resguardo. Nos han dicho que nos enviarían una carta, pero que tuviéramos paciencia, que se demoraría uno o dos meses y que lo de usar el teléfono es para agilizar, para no tener que estar esperando a los papeles, que retrasan mucho las cosas. El teléfono es más dinámico. Si, de acuerdo, pero no queda constancia de nada, en caso de que haya que argumentar en el futuro, todo se queda en que me crean o no, o me quieran creer o no, lo que estoy diciendo.
Las empresas que a mi juicio han llevado hasta las últimas consecuencias esta eliminación de constancias han sido las telefónicas y proveedoras de servicios de internet. A lo más que llegan es a grabar tu consentimiento de forma hablada con un formato estándar. Lo único que les sirve es que la voz sea del género que dice ser. Yo me puedo hacer pasar por mi hermano y mi mujer por su madre con tal de que la voz sea masculina o femenina. Esto lo digo con conocimiento de causa porque sabiendo unos cuantos datos adicionales de mi hijo, he podido hacerme pasar por el sin ningún problema a la hora de efectuar cambios o contratación o modificación de servicios. Hacerme pasar por mi mujer es más difícil, pues la operadora al otro lado detecta por el tono de voz que no soy una mujer y no me admite.
Reconozco que últimamente me he hecho adicto al burofax. Es cómodo hacerlo vía internet, pero lo que no es es barato. Según para que cosas puede sustituir con creces a la carta certificada, dado que queda constancia no solo del envío sino del contenido del mismo. Antiguamente un resguardo de una carta certificada dejaba constancia de que la carta había llegado a su destino pero siempre se podía argumentar que dentro había un recorte de periódico.
En otra ocasión comentaremos la necesidad de tener guardado durante un tiempo el embalaje original de los artículos que compramos para obtener la devolución o cambio de los mismos en los plazos fijados.