domingo, 30 de diciembre de 2012
xxxSIM
De vez en cuando ocurren ciertos hechos que a uno le hacen dudar de estar viviendo en una sociedad de las llamadas avanzadas, que son capaces de las mayores proezas y al mismo tiempo de las mayores miserias.
Resulta que los Reyes Magos de Oriente, esos que acuden puntualmente a su cita por estas fechas al finalizar las navidades, están a punto de traerme un nuevo teléfono inteligente, un "smartphone", con más funciones y capacidades que el actual. Han sido buenos y aunque no me lo dejan tocar y disfrutar hasta el próximo seis de enero, he tenido acceso a sus especificaciones y a determinadas operaciones de comprobación para ver que funciona, tales como cargar la batería, encenderlo, acceder a la red de forma inalámbrica y algunas otras. Como dice su propio nombre y además de otras muchas cosas es también un teléfono, pero esa funcionalidad no la he podido probar. Ahora contaré no solo por qué sino la vorágine increíble a la que me he visto arrojado y de la que todavía no he salido.
Como es de todos conocido, los equipos móviles utilizan una pequeña tarjetita, denominada SIM, que contiene un circuito integrado que almacena de manera hasta ahora segura el IMSI (módulo de identificación del suscriptor) y una clave para identificar y autenticar suscriptores en equipos móviles como teléfonos, computadores, módems o tabletas.
Yo ya había oído hablar de que algunos de los nuevos dispositivos que iban saliendo al mercado en los últimos tiempos utilizaban unas SIM’s especiales pero no sé por qué lo tenía asociado al mundo de la marca de la manzanita y sus dispositivos. Como yo no como “manzanitas” debido a mi alergia, era un tema en el que no había pensado. Pero hete aquí que mi futuro nuevo aparato, mucho más grande que el actual, no admite en sus tripas la tarjeta SIM que me da acceso a los servicios de telefonía y datos que son vitales en un aparato de estos que se precie. Sin la SIM, se convierte en poco más o menos que un pequeño ordenador especializado siempre y cuando estés en las cercanías de una red inalámbrica accesible. Si no es así siempre se puede utilizar como un vistoso pisapapeles o como arma arrojadiza para intentar darle en la cabeza al gato que está maullando bajo tu ventana y no te deja dormir.
Bueno, pues eso, que no me vale mi SIM actual y necesito una microSIM. Empiezo a indagar en el tema preguntando al amigo “Google” y lo primero que veo es que ya tenemos 4 tamaños de SIM en el mercado, a saber:
Tarjeta SIM (85.6 mm x 53.98 mm), tamaño de una tarjeta bancaria o del DNI electrónico.
Tarjeta miniSIM (25 mm x 15 mm), la más popular, conocida y utilizada.
Tarjeta microSIM (15 mm x 12 mm)
Tarjeta nanoSIM (8.8 mm x 12.3 mm)
La única diferencia entre ellas es, y aquí está lo gracioso, el tamaño, pues el “chip” donde está la “chicha” y la información es siempre el mismo. Uno se pregunta qué ventajas aportan estos cambios de tamaño y salvo para aparatos muy pequeños no se entiende porque nos marean y de qué manera a los sufridos consumidores. Me viene a la memoria una cuestión similar que ocurrió hace años con los cargadores de los teléfonos Nokia. Durante años, todos los teléfonos de esta marca utilizaban los mismos cargadores, por lo que en mi familia no nos preocupábamos de este tema. Hasta que apareció un nuevo teléfono de esta marca en la que todo era igual excepto el conector al aparato, que era más fino. Ninguna ventaja, todo igual, pero ya no eran compatibles unos con otros.
Volviendo al tema que nos ocupa, me tengo que poner las pilas para conseguir en unos días una microSIM si quiero disfrutar de mi nuevo aparato. Lo primero que surge en la red es que uno puede simplemente acercarse a un local u oficina comercial de la empresa que nos da el servicio y pedir una tarjeta SIM del tamaño que necesitemos, cosa que puede ser gratis o no. Una segunda alternativa es comprar un sacabocados, tipo taladradora de hojas, pero no se justifica para usarlo una sola vez, aunque yo estoy empezando a pensar que sí por los hechos que me van ocurriendo. Otra alternativa para mañosos es usar plantillas que existen en la red y tirar con mucho cuidado de tijeras o cúter.
Como mi proveedor de servicios telefónicos no dispone de tiendas físicas, la opción de acercarme a una de ellas queda descartada. Lo intenté en una de la competencia, pero me dijeron que, claro, que…. lógico y normal. Así lo único que me quedaba era llamar al servicio de atención al usuario, ese conocido también por “todos nuestros operadores están ocupados” y solicitar un cambio de tarjetita. Primera sorpresa: para mandarme una tarjeta nueva en el tamaño que sea tienen que proceder a anular la actual. Como se puede suponer, eso implica quedarse sin línea y servicios hasta que se reciba la nueva. “Son sólo 48 o 72 horas” me informa la amable operadora que me atiende, a la que oigo pero consigo entender a duras penas su español o lo que esté hablando. Y se queda tan fresca. Pero, ¿cómo es posible que en estos tiempos actuales se plantee como una cosa normal que te quedes sin línea siquiera unos minutos de una forma planificada? Si fuera por avería o un suceso extraordinario no previsto sería entendible, pero por un cambio de tarjeta no tiene explicación.
Son lentejas. Solicito mi nueva tarjeta microSIM para poder utilizar mi nuevo aparato en toda su funcionalidad. Aquí surge un primer problema y es que si por algún motivo quiero utilizar alguno de los anteriores, todos con miniSIM no podré, por lo que tengo que adquirir un adaptador que me permita convertir la futura microSIM en una miniSIM. En la imagen que acompaña esta entrada se pueden ver los adaptadores, que son muy baratos, pero hay que tenerlos preparados por si acaso.
Y aquí empieza el calvario. Solicitada la nueva microSIM en la mañana del viernes pasado, por la tarde recibo un SMS en el que me informan que se ha procedido al envío de mi pedido y me dan los datos del envío a través de un mensajero. E inmediatamente a continuación me quedo sin servicio de telefonía y datos, ya puedo ir tirando a la basura mi miniSIM actual. Podían haber esperado al lunes, porque los fines de semana no hay reparto. O yo podía haber sido más listo y haberlo pedido el lunes, pero eso es fácil ahora que sé cómo funciona el asunto.
De entrada y hasta mañana lunes, que es un día especial al ser el último del año, sin servicio, y eso suponiendo que todo vaya bien, cosa que va a ser difícil por lo siguiente. Pregunté y corroboré con la operadora el tipo de envío: postal, me dijo, por lo que facilité un apartado de correos. El envío no ha sido postal, sino por mensajero, que evidentemente no puede hacer entrega del mismo en un apartado de correos. Así que mañana lunes desde primera hora me veo a la caza y captura del repartidor a ver cómo le notifico un cambio en la dirección de entrega para que pueda hacer bien su trabajo y yo pueda disponer de mi “tarjetita”. Lo más probable es que hasta el miércoles no consiga hacerme con ella dado que el lunes es un día especial al ser fin de año. Las 48 o 72 horas se van a ir a 120.
Se me ocurren ciento y un modos de que en esta operación los usuarios no se queden sin línea, eso partiendo de la base que no me creo que un mismo número de teléfono no pueda tener dos xxxSIM. Si timofónica y otras pueden, es que se puede. Lo verdaderamente inadmisible es que se asuma como normal el que te quedes sin servicio en una operación hecha de forma voluntaria y planificada. Podían mandarte la nueva desactivada de forma que cuando estuviera en tu poder llamaras al “todos nuestros operadores están ocupados” y en ese momento procedieran a anular la vieja y activar la nueva. O incluso hacerlo tú mismo directamente a través de internet. Pero debe ser que esto es muy difícil o imposible y lo mejor es dejar sin servicio al cliente y que se fastidie. Ya se sabe, ajo, agua y resina.
Lo que yo debería hacer es cambiarme de compañía, ya que por suerte hay varias, pero por el momento soy un sufridor y elijo seguir siendo un sufridor: soy SIMYO aunque esta compañía ha sido fagocitada por Orange y esto es un motivo de cambio, porque además de alérgico a las manzanas y por acontecimientos ocurridos en el pasado, soy todavía más alérgico a las naranjas.
jueves, 20 de diciembre de 2012
BlueMAGIC
En esta sociedad de la información, donde nos bombardean por todos lados, a todas horas y con todos los medios, cabe la posibilidad de tener algo en tu propia casa, delante de tus narices, y no enterarte. Un correo electrónico enviado por una amiga, Silvia, de una localidad cercana, me informaba de la existencia de un espectáculo musical fuera de lo corriente por si quería ir a verlo. No recuerdo exactamente pero me decía algo así como que su hija o alguien cercano participaba actuando en él. Accedí a la dirección de internet que me indicaba en el correo y comprobé que las entradas para las cuatro únicas funciones que estaban previstas estaban todas vendidas. El aforo del teatro municipal de la casa de la cultura de Galapagar no es muy grande y como digo estaba todo completo. Me olvidé completamente de ello ante la imposibilidad de plantearme siquiera asistir.
Pero hay cosas curiosas en la vida. En mi carrerita matinal el pasado domingo con mi compañero de fatigas Jose Luis, me contó que su mujer y su hija estaban ensayando como actores aficionados para participar en un musical, y que incluso el mismo ayudaba como podía en el montaje. Atando cabos resultó que era el mismo espectáculo que me había comentado por correo mi amiga. Cuando le dije que estaba todo completo me informó que haciendo un esfuerzo tremendo habían ampliado un día, el miércoles y que era posible encontrar entradas en la compra directa. Esa misma mañana de domingo había un ensayo final en la Casa de la Cultura y se brindó a indagar la posibilidad de encontrar entradas para este día añadido. A las pocas horas recibí un mensaje “whatsapp” en el que me confirmaba haberme comprado las entradas. Cuando subí a la Casa de Cultura a recoger las entradas y retornar el dinero a mi amigo, pude contemplar unos momentos del ensayo, quedándome estupefacto ante lo que allí se estaba preparando y donde de forma entusiasta y altruista participaban pequeños y mayores, profesionales y aficionados, todos aportando su granito de arena desinteresado.
Uno no entiende como no se ha enterado de “cosas” como esta cuando es el cuarto año que tiene lugar y se gesta y se genera casi debajo de la alfombra de tu propia casa.
Ayer miércoles tuve la ocasión de asistir al estreno. Hubo un poco de retraso propio del poco tiempo del que se dispone para montar un espectáculo de este calibre, que no tiene nada que desmerecer de otros profesionales y del que hay que decir que es una verdadera lástima el esfuerzo empleado para tan solo cuatro días.
El embrión de todo esto es una asociación de músicos y artistas profesionales que dedican su tiempo libre a colaborar en proyectos solidarios en Suramérica a los que va destinada la recaudación completa. En la web de SIGUIENDOTUSPASOS hay mucha más información de este proyecto maravilloso que cobra forma ante nuestros ojos en este espectáculo impresionante por sí mismo y que al saber cómo se gesta y como se lleva a la realidad cobra una dimensión inusitada, mágica, como su propio título indica. Desde hoy y hasta el fin de semana tendrán lugar cuatro nuevas puestas en escena, como digo con el aforo lleno y desde aquí digo que si no estuviera lleno iría de nuevo a deleitarme con el buen hacer de este elenco de PERSONAS, con mayúsculas, que dedican su tiempo a los demás. El mensaje final, en palabras de un emocionado y agotado Manu Contreras, ojo que hay varios Manu Contreras pero es este, instigador y alma de este montaje, es claro: “La capacidad que todos tenemos de hacer lo que nos propongamos”.
Fueron más de dos horas continuadas de música y actuaciones que se pasaron en un santiamén donde más de un centenar de músicos y actores deleitaron a chicos y grandes que abarrotaban la sala haciéndole vibrar al ritmo de las melodías Disney. Magia, humor, baile, complicidad, de todo, en un montaje y unos escenarios fuera de lo normal que llevaron la magia y el entusiasmo al público que acabó puesto en pie aplaudiendo a rabiar a unas personas maravillosas que no cabían en el escenario y tuvieron que distribuirse por la propia sala.
La dimensión humana que cobra un espectáculo de estas características cuando se conoce el cómo y el para qué está hecho es indescriptible. Al año siguiente habrá que estar atento desde mucho antes para que estas maravillas que tenemos ante nuestras narices no se nos escapen. Enhorabuena a todos por esta lección de humanidad y de profesionalidad en estos tiempos.
domingo, 16 de diciembre de 2012
QUINQUENIO
Se cumplen esta semana cinco años desde que decidí iniciar mis andanzas como bloguero aficionadillo. Si es mucho o poco tiempo siempre será una cosa relativa pero el ejercicio de ponerse a escribir más de uno y menos de dos folios todas las semanas, cosa que con algún altibajo he conseguido sin interrupción, ha conllevado un esfuerzo semanal que entenderán bien todas aquellas personas que realicen una actividad parecida. Desde aquella primera entrada publicada el trece de diciembre de dos mil siete hasta la actual han transcurrido doscientas sesenta y tres en las que he puesto por escrito mis elucubraciones personales sobre diversas materias, actuales o pasadas, que ahora al releerlas sirven de recordatorio a muchas situaciones vividas o imaginadas.
Aunque pueda parecer lo contrario al que no ha vivido la experiencia, el hecho de escribir por afición de forma regular es un ejercicio duro. Y lo es por varios motivos. Quizá lo más difícil sea elegir el tema, que en algunos casos puede requerir un esfuerzo adicional de documentación, y ponerse a ello. Con la idea clara, las palabras surgen de manera fluida y no cuesta demasiado trabajo irlas poniendo unas detrás de otra hasta conseguir un texto que merezca la auto-aprobación. Luego viene el elegir el título, que salvo los prolegómenos, los lectores asiduos del blog pueden constatar que se trata de palabras unitarias. También desde hace un tiempo hago el esfuerzo por acompañar una imagen que pudiera ser representativa o alusiva del texto, cuestión que no siempre es fácil, aunque el mundo de la red tiene imágenes para todos los gustos, a las que recurro cuando ando falto de tiempo, como por ejemplo hoy, o porque no dispongo de una personal con antelación. Luego vienen otras tareas como leer y releer el texto, pasarle por el corrector ortográfico del programa del ordenador, cargar todo en el blog, obtener una imagen previa, leer y releer de nuevo con las correcciones pertinentes y luego por fin publicar. Así y todo siempre se queda algún gazapo que se descubre al leer de nuevo cuando ha pasado tiempo. Últimamente realizo alguna operación adicional, como su publicación en “twitter”, su impresión en papel y actualizar una relación que mantengo con todas las entradas publicadas y el enlace a las mismas.
Un tema muy controvertido en el mundo de los blogs es la posibilidad o no de admitir comentarios. Los comentarios enriquecen mucho al permitir puntos de vista acordes o distantes de los planteados en el texto. El hecho de no admitir comentarios de los lectores deja al blog en un estado mucho más plano, menos rico. Al principio se admitían los comentarios pero eso siempre implica un esfuerzo adicional de lectura y moderación de los mismos, amén de que dependiendo de muchos parámetros pueden generarse situaciones incontroladas que pueden desvirtuar la esencia del blog e incluso determinar su cierre. Tras unas semanas de admitir comentarios al principio que dieron lugar a una situación no deseada decidí eliminarlos asumiendo las consecuencias. Así y todo siempre es posible la utilización del correo o del propio twitter para expresar puntos de vista o comentarios que no quedan reflejados en el blog salvo que yo los incluya.
El hecho de haber escrito sobre multitud de cosas en el pasado da lugar a situaciones curiosas. Por ejemplo, esta semana me he enterado de que está prevista para la próxima edición del Diccionario de la Lengua la palabra ARCHIPERRES.
a la que dedicaba una entrada en este blog en abril de dos ml nueve, hace casi tres años. La palabra en aquella época estaba escrita tal y como yo la había oído y ahora aparece bendecida por los académicos pero con una “r” tras la “a” inicial. Yo siempre la había oído de la otra forma, pero las palabras que existen en el lenguaje popular pueden ser oídas y/o transmitidas con diferentes formas o sonidos.
Un amigo mío me dice con reiteración que el mundo de los blogs solo sirve para decir tonterías una y otra vez, de una forma anónima y por lo general con escaso o nulo interés. Seguramente tenga razón en parte de los casos, pero hay blogs muy interesantes que permiten conocer las opiniones de las personas, de muchas personas y sin hacer el ejercicio de matar al mensajero, podemos ampliar nuestros conocimientos y nuestro acervo siempre que tengamos en cuenta que no todo lo que se publica es cierto y hay que ponerlo en cuarentena. Pero siempre podemos ahondar e investigar sobre ello en orden a elaborar nuestra propia y personal impresión.
Este quinto aniversario me ha servido para echar un vistazo a los títulos de las entradas publicadas. Sin leerlas “por dentro” y por tanto solo de recuerdos, me he atrevido a elegir las diez que mejores sensaciones, ciertas, me producen. Helas aquí por orden alfabético
ANASTASIO
BANDOLEROS
BUS-VAO
COJONES
DESAPARCAR
GULUSMEROS
INDEROGABLE
OBSOLESCENCIA
PPPP-o-PPPP
rePAGAR
Millones de gracias todos los lectores por estar ahí.
sábado, 8 de diciembre de 2012
PINOCHOS
Todos conocemos aquella faceta del entrañable cuento de Pinocho por la cual se le alargaba la nariz cuando decía alguna mentira. No acierto a pensar que ocurriría si en lugar de en el cuento ocurriera en la vida real. Mucho me temo que todos iríamos, en mayor o menor medida, con unas narices descomunales. Hay estudios de psicología en los que mediante termografía se detectan estados especiales en nuestro cuerpo, no precisamente en la nariz, cuando somos conscientes de pronunciar alguna cosa que no es verdad, o por lo menos, no es verdad del todo.
Con mi manía de ir al diccionario cada vez que puedo, he descubierto que la palabra “pinocho” existe en castellano para describir un pino nuevo o un ramo de pino. Pero eso es cuando está escrita con la letra inicial en minúscula. Si es mayúscula describe a este simpático y entrañable personaje que construyó Gepetto y que corrió maravillosas aventuras.
A pasos agigantados, la mentira se está instalando en nuestras vidas. No ya mentirijillas piadosas, de esas que vienen bien de vez en cuando para evitar males mayores, sino mentiras gordas pronunciadas sin ningún pudor ni recato por todo el mundo, generalmente con fines personales que muchas de las veces buscan, muy a las claras, la obtención de prebendas, poder, gloria o, por que no, cremas, pero no de las de untar sino de las de llenar los bolsillos. Lo que se conoce como crematística.
Y nadie se escapa a esta tendencia, acrecentada y consentida en los últimos tiempos hasta niveles insospechados. ¿Alguien duda de que lo que nos dicen y aseguran los políticos en sus campañas electorales son mentiras de las gordas?- El avance de los medios de comunicación y su acceso a cada vez más numero de personas hacen que todos dispongamos de hemerotecas más o menos amplias donde podemos comprobar el “antes” y el “después” y establecer conclusiones. En este último trasvase de poder político en nuestro país hemos asistido a una serie de “como se les ocurre hacer esto a Vds.”, “bajo ningún concepto haremos esto” a verlo realizado, corregido y aumentado, sin ningún pudor y argumentando que se ven obligados, que la herencia anterior, que patatín y patatán. Una detrás de otra, no debe quedar ninguna acción presente que no haya convertido en mentira todas las afirmaciones dadas pocos meses antes.
Pero esto no es nuevo y casi en cierta forma lo teníamos asumido, pues se sabe que los candidatos en sus campañas prometen el oro y el moro para conseguir adeptos y votos, y una vez obtenido el puesto se olvidan de lo prometido aunque incluso lo hayan dado por escrito en flamantes folletos a todo color que cuestan un ojo de la cara y encima pagamos todos, directa o indirectamente, a base de subvenciones directas o préstamos a los partidos políticos concedidos por entidades bancarias que con el tiempo son condonados, vaya Vd. a saber por qué.
Y aquí llegamos a otro de los estamentos mentirosos. La “Banca”, esa que era puesta como ejemplo mundial hace bien poco de lo saneada que estaba y que ahora anda a la rastra, con más agujeros que un queso gruyere, viendo de que manera obtiene miles de millones de euros para seguir adelante. Un dinero que estaba y que alguien se ha llevado. ¿No es una forma de mentira el no esclarecer donde ha ido a parar tanto euro que falta y no aparece por ningún lado? ¿No es una forma de mentira el engaño que hace un tiempo han sufrido muchas personas mayores con el tema de las preferentes por confiar en el bancario que se las ofrecía?
Y así podíamos seguir con las empresas y los empresarios. En estos días estamos asistiendo al descubrimiento de los tejemanejes de un flamante empresario, presidente de la confederación de empresarios durante varios años, que en estos momentos está en la cárcel por llevar a la quiebra varias empresas, dejando a sus empleados en la calle y sus acreedores a dos velas, mientras momentos antes ponía a buen recaudo su peculio para evitar que fuera utilizado en minimizar el desaguisado. Mentiroso y además sinvergüenza. Aparentando no tener nada mientras se desplazaba en un flamante “buga” de tan solo medio millón de euros de coste.
Pero no pensemos solo en los grandes. La mentira y el engaño es una constante en nuestras vidas desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Hay que andar ojo avizor para que las vueltas que te dan al comprar algo sean correctas y no se “olvide” el dependiente de alguna moneda o billete, cosa por cierto demasiado frecuente ya que tendemos a guardarnos las vueltas sin contarlas. O cuando queriendo o sin querer el producto que coges de la estantería del supermercado a un precio se convierte en otro en la cuenta final, esa que nadie repasa y paga sin rechistar.
La picaresca se instauró, oficialmente, en nuestro país hace casi quinientos años, con el espléndido relato de "El Lazarillo de Tormes" que me he leído dos veces y lo haré alguna más. Con el paso de los años cambian las formas y los medios, pero el fondo sigue siendo el mismo. Engañar para sacar partido es un deporte nacional que en mayor o menor medida todos practicamos cuando podemos y nos dejan. “¡No te pido que me des, pero...ponme donde haya!", que ya me encargo yo de ir recogiendo lo que pueda.
Se han publicado en estos días el ranking de países por índices de corrupción, en el que el nuestro no sale muy bien parado. Andamos por la posición 30, detrás de algunos muy significativos. Pero a nadie nos importa, sigamos a lo nuestro. Mal de muchos… epidemia.
domingo, 2 de diciembre de 2012
INDULTADORES
Hace un año por estas fechas, un gobierno ya saliente y en funciones indultaba a un poderoso, Alfredo Sáenz, alto directivo del Banco de Santander o del Banesto, tanto monta, tras haber sido condenado a solo tres meses de arresto e inhabilitación para ejercer su oficio de banquero. Realmente una condena pequeñita pero especialmente dolorosa en su concepto de inhabilitación que Zapatero y sus muchachos obviaron de un plumazo en sus últimos estertores. La cosa venía de lejos, de muy lejos, pues la justicia que entre otras cosas lo que es es muy lenta, había invertido nada menos que diecisiete años en llegar a esa resolución, tras unos delitos de acusación y denuncia falsos que llevaron a tres empresarios por la calle de la amargura durante esos años, incluso a la cárcel, en una lucha desigual contra toda una estructura bancaria que tiene tentáculos por todas partes y departamentos de abogados que se dedican full time a asfixiar a quién o quienes se les ponen por delante.
Es imposible ponerse en la piel de estas tres personas cuando por fin consiguen que la justicia les dé la razón y tienen que asistir al bochornoso acto gubernamental que utiliza sus prerrogativas de una forma tan ignominiosa. No tienen que dar ninguna razón ni justificación de sus actos, pero esgrimieron el manido concepto que vale para todo de “una vez resueltos los expedientes, a la vista de los informes pertinentes y conforme a lo dispuesto en la Ley".
Los sucesivos recursos dilatorios no habían conseguido su propósito pero una llamadita al amiguete de turno dejó a este banquero libre como un pajarito fuera de su jaula ya que, según informó la AEB-Asociación de Banca Española, la decisión ha sido un acierto, ya que "es la persona que más ha contribuido a la estabilidad y progreso del sistema financiero español en los últimos 25 años”. Pues menudo progreso y estabilidad tenemos gracias a la actuación en los últimos años de muchos de estos. Pero no vamos a hablar del maltrecho sistema bancario español, cuyos dirigentes han caído tanto o más bajo que nuestros políticos, sino que esta noticia me viene a colación por un nuevo indulto, flagrante porque llueve sobre mojado, que ha sido concedido con reiteración a unos mossos d’esquadra, grupo policial catalán, que últimamente se está luciendo bajo los mandos del "conseller" de interior de la “Generalitat” de Cataluña Felip Puig cuyo nombre se ha alojado en mi memoria en contra de mi voluntad.
Resulta que hace un tiempo un grupo de esos policías que están a nuestro servicio para defendernos de los malos, detuvieron a un ciudadano rumano en lo que luego se ha demostrado una tremenda confusión, y en dependencias policiales lo apalearon, pisotearon, cosieron a golpes, dieron patadas y llegaron a meterle el cañón de una pistola en la boca. Las imágenes grabadas por una cámara existente en las dependencias han podido ser vistas por todos y demuestran el ensañamiento en la acción de unos borricos contra un ciudadano indefenso que además era inocente. La justicia condenó estos hechos lamentables con los correspondientes años de cárcel y, lo que es más importante, la inhabilitación para que estos servidores del orden sigan siéndolo y tuvieran que ir a ejercitar sus músculos en una cantera o en una mina, donde podrían desahogarse a fondo.
Pues no, señores, esto no iba a quedar así, y además con repetición y alevosía. Nuestro actual gobierno, magnánimo él, no indulta del todo, sino que reduce la pena lo suficiente para que estos chicos, pobres ellos, no vayan a la cárcel y no sean inhabilitados, pudiendo continuar sus andanzas en pos de la defensa del orden y de los ciudadanos. Pero el juez entra de nuevo y fuerza a que a pesar de esta reducción, la sentencia se cumpla y vayan a prisión. Pues no, otra vez y llueve sobre mojado, nuestros políticos se cubren de gloria y conceden un nuevo indulto pero esta vez total, que se habrán creído estos juececillos de peras al cuarto. Y encima doscientos jueces se permiten dirigir un escrito condenando el indulto con lo cual la tensión entre los poderes judicial y ejecutivo aumenta día a día. Recordemos que el actual ministro de Justicia es Alberto Ruiz Gallardón que, como no podía ser de otra manera, defendió la decisión del Ejecutivo de conceder el indulto diciendo de nuevo que “es facultad del Gobierno el derecho de gracia y que en este caso concurrían todas las condiciones favorables”. Más de lo mismo.
Siempre se ha hablado de “moderno” estado de derecho, y entre otras cosas de la separación de poderes, en lo que se supone que la justicia es profesional e independiente del gobierno de turno. El Ejecutivo defendió su postura con argumentos un tanto antiguos, señalando que los jueces no pueden entrometerse en competencias que no son suyas, sino del Gobierno, por una ley del siglo XIX. O somos muy tontos o lo que parece es todo lo contrario, que el Gobierno se está entrometiendo en las competencias judiciales que, recordemos, no son suyas.
En esta semana un programa de televisión dirigido por Wyoming, El Intermedio, ha dedicado amplios comentarios a este asunto que me han puesto los pelos de punta por temas de “cantidad”. Parecía que esto de los indultos gubernamentales era un hecho aislado y puntual. Pero cuando te enteras que el Gobierno de Aznar concedió cerca de SEIS MIL indultos, el de Zapatero cerca de CUATRO MIL y estos de ahora llevan ya más de CUATROCIENTOS, lo que parece es que hagas lo que hagas y si no consigues ganar en los procesos judiciales, siempre está la figura del indulto si tienes el suficiente poder y los suficientes contactos para obtener los favores de un gobierno que además no tiene que dar ninguna explicación de sus actos. Indulta y punto. Esto es transparencia y forma de hacer las cosas.