domingo, 16 de abril de 2017

SemanaSANTA



El asunto de los calendarios tiene mucha enjundia y a lo largo de la historia de la humanidad ha estado influido por muchas causas, algunas de ellas naturales pero más a fondo por artificiales, si consideramos las religiosas dentro de esta categoría. En diciembre de 2015 dedicaba una entrada a este asunto titulada «CALENDARIOS» y no hace mucho leí un libro verdaderamente revelador e interesante titulado «El calendario», escrito por David Ewing Duncan y del que podemos ver una reseña en este enlace en el blog amigo de «A leer que son 2 días».

En estos días estamos finalizando la semana en la que en este año de 2017 ha caído la Semana Santa, una fiesta cristiana y que por lo tanto no se celebra en todos los países, sino en aquellos que profesen esta religión. Y digo ha caído porque como bien sabemos  las fechas son móviles y cada año ocurren en fechas distintas. Es muy curioso el cálculo y hay numerosa información a poco que nos pongamos a buscar en internet sobre sus orígenes allá por el año 325 en el concilio de Nicea y sobre determinadas características, entre las que sobresalen algunas como que la Pascua de Resurrección, que siempre será un domingo, no puede coincidir con la Pascua Judía, para evitar confusionismo entre ambas religiones. La base es que esta fiesta se debe celebrar en el siguiente domingo a la primera luna llena de la primavera, pero también hay discrepancias actuales en el día en que empieza la primavera, con lo cual al final es un galimatías. En todo caso y resumiendo, queda claro que… « la Pascua de Resurrección no puede ser antes del 22 de marzo (en caso de que el 21 y plenilunio fuese sábado), y tampoco puede ser más tarde del 25 de abril…».

Con ser una fiesta religiosa, su influencia va mucho más allá de este ámbito, afectando a otras muchas áreas de la vida actual, como pueden ser las económicas, académicas, sociales, etc. etc. Aún dentro de un mismo país, como España, diferentes regiones o autonomías manejan las fechas de Semana Santa a su antojo, lo que genera una cierta confusión en este mundo globalizado que se puede encontrar con festividades que no preveía. Por ejemplo, el jueves de esta semana es festivo en algunas comunidades españolas y en otras no, pero también con el lunes siguiente ocurre lo mismo. Esto es  bueno en cuestiones como el tráfico, pues diversifica el torrente circulatorio al manejarse fechas diferenciadas. Continuando con ejemplos, en Cantabria y en el terreno académico, los chavales han tenido colegio de lunes a miércoles y las vacaciones de Semana Santa las disfrutan en la semana posterior, con lo que no volverán al colegio hasta el 24 de abril, dejando el último trimestre en apenas dos meses escasos, mientras que el segundo ha durado tres y medio, aunque este sistema de trimestres ha sido abandonado por la comunidad cántabra que funciona con un sistema de semanas parecido al imperante en otros países europeos.

En este mundo globalizado, esta variabilidad de fechas debe de volver loca a más de una empresa. Supongamos que las líneas aéreas qataríes, por poner un ejemplo, ven a primeros de año que se incrementa exponencialmente la compra de billetes de avión en sus vuelos con destino hacia España un jueves de una semana aparentemente inocua y que el domingo siguiente ocurre lo mismo en viajes de regreso. En la actualidad supongo que las empresas manejan con eficiencia este tipo de situaciones, teniendo programados en sus plataformas informáticas todos los eventos mundiales contenidos en los diferentes calendarios existentes, pues recordemos que no todas las naciones se rigen por el conocido como Gregoriano, el que tenemos nosotros, sino que los de los chinos o mahometanos también son diferentes.

Cuando se hayan repuesto de la sorpresa de esta semana Santa tan tardía, dentro de quince días llega la festividad del 1 de mayo, esta sí mundialmente conocida y/o celebrada, pero que en una ciudad tan importante en el tema de negocios como Madrid irá seguida de la festividad regional del 2 de mayo, lo que supone un nuevo «puente» vacacional para los madrileños que pondrá la economía bajo mínimos de cara al exterior.

Nadie duda que la Semana Santa es tremendamente importante en sectores que nada tiene que ver con la religión, como es el turístico, pero cada vez se alzan más voces en el sentido de que esta variabilidad interanual no es buena ya que condiciona otros sectores de la vida que nada tienen que ver con la religión, como el ejemplo que antes hemos aludido de la cuestión académica. En otros países, el ordenamiento académico va por semanas, de forma fija, y cuestiones como Navidad o Semana Santa son accesorias y no tenidas en cuenta a la hora de programar los contenidos.

La diversidad es buena pero en un mundo tan interrelacionado puede obligar a las empresas y a los particulares a hacer encaje de bolillos con sus vidas. Tengo una sobrina que desarrolla el cien por cien de su trabajo en contacto con una empresa china. A ver si la veo y hablo con ella para que me cuente como ha lidiado en su empresa este asunto, si al final ha convencido a los chinos de que estamos aquí de vacaciones dos días, jueves y viernes, o por el contrario han sido los chinos los que la han convencido a ella de que se quede sin esos días libres y acuda a su trabajo como días normales. Y de paso le preguntaré por el dos de mayo, que es un poco más de lo mismo.