domingo, 23 de abril de 2017

TRÁMITES



Mira que llevo años rellenando instancias y papeles oficiales para renovar documentos, hacer matrículas u obtener certificados y no consigo acostumbrarme por lo que cada vez que me enfrento a una nueva aventura me entra la «papeleofobia», la bilirrubina se me pone a cien y veo fantasmas por todos lados. Ya hace no mucho hablaba de temas similares en la entrada «PAPELEO» y es que por mucho que avancen los tiempos y todo el mundo electrónico, el cumplimentado de la documentación necesaria supone para mí un esfuerzo y una preocupación que no consigo domeñar.

Por entrar en un tema colateral al asunto que nos ocupa hoy, me ha dado por investigar si existe una denominación técnica y precisa para esta fobia mía. Fobia es definido por el diccionario como «aversión exagerada a alguien o a algo» con lo cual y si no entramos en niveles o cuantificaciones, lo mío con el papeleo puede tildarse así. En internet, en el «wordreference» la explicación es más intensa y dice que se trata de «miedo irracional, obsesivo y angustioso hacia determinadas situaciones, cosas, personas, etc.». No me queda claro, al menos a mí, si el existente término «papirofobia» se refiere a una aversión al papel en general, con lo que no me sería de aplicación porque el papel me gusta, lo utilizo y lo disfruto o es más concreto y se refiere al asunto del papeleo en general. Por el momento y ante la falta de exactitud me quedaré con «papeleofobia».

En la página web «Orientacionemprendedores» hay un artículo titulado «10 consejos para vencer la fobia a los papeles y demás trámites burocráticos» que puede consultarse directamente en este enlace y que me ha parecido muy interesante y revelador. Son cuestiones por todos conocidas pero no está de más volverlas a repasar de una manera sistematizada como se hace en el artículo.

Pero vayamos al caso concreto. Hace unos días he tenido necesidad de obtener el permiso internacional de conducir para un viaje que pienso realizar a los estados juntos de norteamérica. No hace técnicamente falta, ya que el permiso de conducir español y por ende europeo es perfectamente válido, pero diferentes comentarios que he podido escuchar hablan de la conveniencia de llevarlo no vaya a ser que un sheriff de un pueblecito pequeño no tenga muy claro si el permiso que le muestras es válido y ya se sabe que primero actúan y luego preguntan. Con estas premisas y con la espada de Damocles del por si acaso, decidí obtener el mencionado permiso internacional, para lo cual hay que andar con… papeleo, y además presencialmente en una oficina de la DGT.

El mundo de internet facilita enormemente los trámites de obtener cita, de saber que documentación tienes que llevar, de pagar por adelantado las tasas, etc. etc. Manos a la obra; fui realizando pacientemente todos los trámites y me descargué de la página web oficial de la Dirección General de Tráfico el documento informativo detallado de los pasos a realizar y los documentos a aportar. Hasta aquí todo muy bien.

Buscando en el amigo Google por las palabras dgt, permiso, internacional y conducir se obtiene al principio y casi directamente (es este enlace) la hoja informativa con todo lo necesario. Solo es seguir paso a paso lo que allí se indica. Fácil ¿no? Pues… según se mire. Mi mujer me dice que leo y releo demasiado las cosas, pero solo es un intento de anticipar las situaciones y de tratar de minimizar los potenciales problemas en el momento de verte frente al «enemigo», ese funcionario sentado tras de una mesa que te va pidiendo y pidiendo papeles y más te conviene tenerlo todo preparadito y en orden si no quieres tener que volver al día siguiente.

Cuando escribo estas letras compruebo que la hoja informativa sigue igual que hace un tiempo, que no la han cambiado, con lo que no sé si lo que voy a comentar a continuación es un error, una dejadez o es que yo ya veo visiones.

El punto 4, como se puede ver en la imagen, describe el formato y tipo de fotografía que el solicitante debe aportar y que será la que quedará fijada en el permiso. He destacado con una lupa las medidas que allí se especifican para el retrato: 32x26 mm. No sé si a Vd., al leer estas medidas, se le han encendido las alarmas, pero eso fue lo que ocurrió en mi caso. En el mundillo de la fotografía siempre se ha dicho en primer lugar la medida horizontal y en segundo la vertical. Con estos parámetros… ¿nos están pidiendo una fotografía de retrato en horizontal? No tiene ninguna lógica, con lo cual entendí que las medidas solicitadas eran realmente 26x32 mm que se adecúa más a un retrato. Me puse a preparar la fotografía al mencionado tamaño gracias a las posibilidades actuales del «potochó» y las tecnologías informáticas y el resultado final resultaba realmente minúsculo, tanto que mi mujer me dijo que cómo era tan pequeña, ya que ambos íbamos a obtener el permiso. Mi respuesta no pudo ser otra que «es lo que dice el papel oficial de las instrucciones».

Personados en la mesa del funcionario correspondiente en la DGT, en mi caso funcionaria, cuando le entrego la foto me dice directamente que la foto que aportaba no era válida. Lo mismo dijeron a mi mujer pero ella lleva siempre otra en el bolso con lo que dio el cambiazo y siguió con los trámites. Pero yo no tenía otra, así que tuve que sacar de la carpeta que llevaba la hoja de instrucciones donde había subrayado las medidas haciendo ver a la funcionaria que yo me había extrañado pero eso era lo que ponían las instrucciones. Con razón o sin razón por mi parte, a punto estuvo de mantenerse en sus trece pero al final se debió de apiadar de mí, cogió la hoja y la foto y se fue a consultar a un superior. Volvió al rato diciendo que la foto no valía pero que iban a hacer una excepción…

Ante estas situaciones uno se queda con cara de haba. El que cumple las instrucciones es el que sale perjudicado y los «viva la virgen» ni se enteran de estas situaciones, porque llevan la foto que les ha salido del fotomatón o una que tenían por ahí de la última vez que se renovaron el DNI y salen adelante indemnes y sin preocupaciones. Ante estas situaciones uno ya no sabe qué hacer. Lo grave es que han pasado dos meses de esto y la DGT sigue ofreciendo una información errónea, claro, tendrán otras cosas más importantes de las que preocuparse, las cosas de palacio van despacio y por un atolondrado que llega con una foto minúscula no se van a poner a arreglar algo que a todas luces está mal, pero, ya se sabe, tampoco es tan importante.

Mientras estoy redactando estas líneas, ¡horror!, me llega por correo electrónico una documentación de ocho páginas con las instrucciones y trámites a seguir para convalidar los estudios de mi hija… Seguro que da tema para una continuación, y eso antes de leerlo.