domingo, 7 de marzo de 2021

SUSCRIPCIÓN


En la gran mayoría de los casos, cuando compramos un ordenador no Apple, nos viene ya con un sistema operativo precargado, generalmente y en estos momentos de marzo de 2021, Windows 10. Es muy difícil comprar uno que venga «limpio», de forma que podamos configurarle a nuestro gusto. La solución, en el caso de un PC de sobremesa es comprar los componentes por separado y montarlo un mismo, o bien acudir a alguna tienda o empresa que lo haga, que las hay.

Pero Windows 10, siendo la base, no lo es todo. Podremos hacer muchas cosas, pero enseguida nos daremos cuenta de que empezamos a necesitar otros programas adicionales para un normal desenvolvimiento de las operaciones mínimas que realiza cualquiera de nosotros. Un procesador de textos, una hoja de cálculo, un presentador —Word, Excel, PowerPoint— serán obligatorios o cuando menos necesarios, así como otros tipo WinZIP o WINRAR, un visualizador de documentos PDF o un «matabichitos», es decir, un Antivirus.

Hay programas gratuitos para realizar estas y otras funciones, pero no siempre son fáciles de manejar. Las alternativas gratuitas a Microsoft Office tienen su aquel y no son absolutamente compatibles salvo que pongamos un especial cuidado en su uso especialmente a la hora de salvar los documentos si queremos compartirlos con otros. Además de estos, hay una infinidad de programas para tratar imágenes, escanear documentos, imprimir, sacar copias de respaldo… A medida que nos vayamos metiendo en este mundillo con un cierto interés y curiosidad nos irán surgiendo las necesidades.

Se ha hablado y se sigue o seguirá hablando mucho de la «piratería» a la hora de conseguir utilizar programas de pago sin rascarse el bolsillo. El comentario de la entrada de hoy va en el sentido de aportar unas reflexiones a este mundillo.

Desde el siglo pasado vengo utilizando en mis plataformas de Windows un programa llamado «Tune Up». Windows es un sistema que se «contamina» progresivamente con el uso, llenándose de ficheros inservibles y creciendo y ralentizando su funcionamiento. Una buena práctica que yo seguía en sus primeros días es hacer un borrón y cuenta nueva del ordenador —formateo total y nueva instalación— cada año, de forma que disponía de un sistema limpito y reluciente. Como todos podrán imaginar, esta operación de formatear y cargar de nuevo no es sencilla y requiere un ejercicio de documentación y salvaguarda de programas considerable.

Para los menos entendidos, el programa mencionado, Tune Up, es una solución de ayuda constante que permite mantener nuestro Windows limpito, reluciente y en buenas condiciones de operación a medida que pasa el tiempo. Sus módulos limpiadores de ficheros inservibles, de enlaces rotos, de entradas del registro vacías o erróneas y de desfragmentación de los discos, entre otras operaciones, hacen la magia y mantienen el sistema por nosotros.

¿Cuál es el problema? ¿Tune Up? es… de pago. Y no precisamente barato, aunque cada cual tendrá que valorar la eficacia del mismo en sus condiciones particulares para decidirse por su compra. ¿Compra? No, este es el quid de la cuestión, porque realmente lo que nos ofrecen es un alquiler, aunque ellos lo llaman suscripción. Eso indica que no compramos el programa, sino su uso por un tiempo determinado, finalizado el cual el programa dejará de funcionar salvo que apoquinemos de nuevo. ¿Cuánto? Pues depende.

Hace dos años aboné 29,99 por una suscripción de dos años que vence a finales de este mes. Me han empezado a llegar los avisos de renovación de mi suscripción… si quiero seguir en el uso de Tune Up. Pero como puede apreciarse en las imágenes —hay otro par de opciones diferentes muy similares que no he puesto— la política de precios de esta empresa es un verdadero galimatías. Los precios ofertados van desde la barbaridad de 62,99 euros —con descuento— hasta 23,99. ¿Sigo esperando a ver si la cosa baja más? Es verdad que antaño el precio era para un ordenador y hogaño es para diez, pero como si fuera para veinte; los usuarios individuales no creo que tangan diez ordenadores. ¿Lo compro a medias con algún amigo y cinco ordenadores para cada uno? ¿O a quintas con cinco amigos y dos ordenadores para cada uno?

Muchas veces el querer ser legal, o intentarlo, es complicadillo, o incluso difícil. En esta ocasión, ya digo que el vencimiento es a final de mes, me temo que voy a pasar muy mucho de hacer la renovación. El programa dejará de funcionar y entonces… ya veremos lo que hago. A lo mejor es una buena ocasión de volver al borrón y cuenta nueva, operación con la que se descubre mucha «basurilla» de programas instalados que no se usan al tiempo que se aprovecha para renovar las versiones de programas instalados con nuevas funcionalidades.