No soy nada amigo de los cambios y las devoluciones. Me gusta informarme con antelación y acudir a la compra a tiro hecho, minimizando la posibilidad de que lo adquirido no me sirva o incluso sea defectuoso. Con ello, en el caso de las interacciones con dependientes, quiero un vendedor y no un despachador, para lo cual es muy conveniente estar informado previamente. El mundo de las compras por internet ha añadido otros procedimientos a este asunto que, según las empresas, no siempre funcionan adecuadamente.
Una de las grandes de las ventas por internet es, sin duda, Amazon. La primera vez que aparece mencionado el vocablo Amazon en este blog data de junio de 2008 en la entrada «eCOMPRAS». La siguiente vez es ya en enero de 2011 en la entrada «EFI.....QUÉ? AMAZON». No he seguido mirando, pero estoy seguro que se ha mencionado muchas más veces más hasta a la actualidad. Generalmente de forma positiva o muy positiva, ya que mis relaciones comerciales con esta empresa, desde cuando no estaba en España y había que comprar directamente a EE.UU., han sido muy y satisfactorias.
Ha pasado mucho tiempo desde aquel lejano 2011 en el que me quedé ojiplático en todo el proceso de compra y reposición de un lector electrónico de libros y como solucionaron mi problema. He vuelto a leer la entrada y me he vuelto a quedar anonadado. Pero esta semana me ha ocurrido un suceso con un pedido que ya no es que me haya dejado asombrado, sino lo siguiente.
Realizo una compra por internet con varios productos que me llegan al día siguiente. Había cosas mías y de mi hija y se ve que no presté la debida atención a las cosas que estaban en la cesta de compra. Cuando recibo el pedido, observo que uno de los productos me venía por duplicado cuando yo pensaba que había pedido solo una unidad, que era lo que necesitaba. Fácil el ir a comprobar el pedido y la factura y advertir que me había equivocado y por error realmente había pedido y abonado dos.
Los procesos de devolución con esta empresa son sencillos: indicas en su aplicación del teléfono o vía web que quieres devolver algo, te preguntan por cualquiera de los medios habilitados —Courier, Correos, establecimientos…— y te generan una etiqueta electrónica. En el procedimiento que he utilizado en alguna anterior ocasión, solo hay que ir al establecimiento con la etiqueta que te han generado en tu teléfono y el paquete original —sin envolver ni hacer nada extraño con él— y listo. Por lo general en ese mismo día o al día siguiente tienes el importe devuelto y aquí paz y después gloria. Ninguna justificación, ninguna pega.
Ya he mencionado que no me gustan las devoluciones. Un amigo mío las realiza sin pudor: pide, utiliza, prueba, requeteprueba, maneja, toquetea, compara y… devuelve. Y pide otro. Y vuelta a empezar. No hay ningún problema. En el caso que nos ocupa el procedimiento sería devolver los dos productos para obtener el reintegro y pedir uno solo. Fácil. Pero… ¿Y si…? ¿Sería posible devolver solo medio pedido? ¿El producto que me sobraba?
Conectado en la página web de Amazon en el ordenador, hago clic en «Atención al cliente». Entre los variados vericuetos que se me ofrecen llego a uno en el que me pregunta si quiero ser llamado por teléfono y en que idioma. No acabo de hacer clic en sí cuando suena el teléfono, descuelgo y a mi «dígame» me contesta Yura: «Hola, sr. XXX, soy Yura, de atención al cliente de AMAZON, en que puedo ayudarle?»
Cuento mi caso y la posibilidad de devolver uno solo de los dos productos, es decir, medio pedido, y me pregunta qué procedimiento de los habilitados escojo para hacerlo —Courier, Correos, establecimientos…—. Menciono establecimientos y me pide en apenas un suspiro que por favor acceda a mi correo electrónico. Lo hago y ya tengo disponible en mi bandeja un correo electrónico de Amazon conteniendo en su interior un código QR para efectuar la devolución que quiero.
Entregué el producto a las 09:30 de la mañana en el estanco que tengo cerca de mi casa. Sin envolver, con el código QR en mi móvil que fue suficiente para registrar la devolución y darme un resguardo de haber efectuado la misma.
A media tarde recibí un nuevo correo electrónico acusando recibo del producto y procediendo a la devolución del importe.
Simple, fácil, sencillo. Es difícil resistirse a estos sistemas —tan avanzados— de compra. La capacidad de efectuar devoluciones de forma rápida, gratuita y sin tener que dar ninguna explicación hace que sea más fácil decidirse por algo al disponer del comodín de la devolución. Hace un mes necesitaba comprar un Android TV para convertir mi vetusta televisión en lo que se llama ahora una Smart TV, es decir, una televisión inteligente. Miré y requetemiré, pero el primer aparato que pedí no se ajustaba con propiedad a las características descritas y a mí no me servía. Devolución al canto y petición de uno nuevo que al día siguiente tenía en mi casa y que esta vez sí, funcionamiento correcto para lo que yo necesitaba.
Soy de la opinión de que hay que favorecer el comercio local, pero no siempre es sencillo. La disponibilidad de cachivaches y archiperres no es tan enorme como en una tienda virtual, especialmente en «esa» tienda virtual y la facilidad de selección, compra y envío prácticamente al día siguiente a tu domicilio o a puntos de recogida ponen muy difícil al comercio tradicional competir con este sistema que se impone —se nos impone— sin remedio. Podemos resistirnos, pero será a base de algunos inconvenientes por nuestra parte.