Ya he comentado a lo largo de varios artículos de este blog mi afición a leer ─de cabo a rabo─ los folletos de los archiperres que voy adquiriendo. No siempre es sencillo por varias razones. La primera es que, últimamente, ya ni se molestan en añadir al producto un manual de instrucciones, mantenimiento y posibles averías. Será por aquello del ahorro de papel y el medio ambiente. Antaño venían unos folletos exagerados, algunos de ellos en multitud de idiomas. Ahora… hay que ir a internet y buscar el librillo en la red para leerlo en una pantalla ─cuestión que odio─ o bien descargarlo e imprimirlo a tu costa. Otro problema de los folletos antaño era la letra enormemente reducida: en algunos casos era incluso necesaria una lupa.
¿Pinchamos? ¿Pinchamos mucho? Me refiero a las ruedas del coche. Esta semana, mi hermano que volvía de su viaje de vacaciones pinchó una rueda de su coche. Antaño, muy antaño, se ponía la rueda de repuesto y se seguía camino. Menos antaño, la rueda de repuesto era una «simulación de rueda», conocida con el nombre de «galleta» que servía para avanzar a poca velocidad hasta el taller más próximo. Hogaño… ni la rueda de galleta. En su lugar un repara-pinchazos y un compresor. Sabemos cambiar una rueda, pero… ¿utilizar este moderno repara-pinchazos? Mi hermano acabó utilizando el compresor para hinchar la rueda y seguir hasta el pueblo siguiente, Arenas de Iguña. Era por la mañana, de día, un día laborable… porque también circulamos de noche, los días festivos…
Tuvo la enorme suerte de entrar en un bar y preguntar al camarero. Precisamente en la barra estaba tomando café un mecánico de un taller cercano que se brindó a ayudarle, arreglarle el pinchazo, darle una clase teórica de como se utilizan los repara-pinchazos y encima no cobrarle nada. Mi hermano pasó de nuevo por el bar a dar las gracias al camarero y dejarle pagados varios desayunos para los días siguientes. Agradecimiento en diferido que se diría ahora.
Volviendo al tema de los folletos, reproduzco aquí un texto escrito en este blog en octubre de 2010 en la entrada «PRECINTOS».
Ocurrió hace casi veinte años. Debido a cambios personales en mi vida que me hicieron casi partir de cero en muchos aspectos, acudí a unos grandes almacenes, concretamente El Corte Inglés, a comprar una colección de diez discos de música clásica que aún conservo y escucho, eso sí, digitalizados en un disco duro, que los soportes en CD se van quedando un poco obsoletos. A lo que íbamos, el paquete de diez discos venía debidamente precintado con su celofán. AL llegar a casa me hice el propósito firme de escucharlos que ya sabemos lo que pasa cuando se compran colecciones de este tipo, que al cabo de los años siguen en las estanterías sin haber sido usados ni siquiera una vez. Intentaba cada día oír un disco completo y cuál fue mi sorpresa, pasados unos días, que al abrir la caja del quinto disco estaba vacío. Vivía solo, había desprecintado yo mismo el paquete de diez, no había usado ese disco con anterioridad……. ¿Dónde estaba el disco? Se me quedó la cara a cuadros. La única explicación posible es que no hubiera sido metido en la caja en donde hubieran preparado y precintado el paquete.
Compré mi coche actual a principios de año, hace ya seis meses. Tenía pendiente la lectura del folleto, que en este caso no viene con el vehículo. Pone por algún lado que lo puedes solicitar al concesionario, cosa que hice pero todavía lo estoy esperando. Las instrucciones se pueden ver de manera sencilla y rimbombante en el teléfono móvil y en la red, pero yo lo que quiero es una versión digital para poderla imprimir ─pagando yo─ y leerla tranquilamente con mis notas y subrayados. 244 páginas encuadernadas con espiral cuando antes venía, siempre, con el coche. ¡Tiempos modernos! Ya nadie lee los folletos…
Como estamos de vacaciones, dicho y hecho. Lectura con detenimiento del folleto enterándome de muchas cuestiones y posibilidades que no conocía. Pero la gran sorpresa vino al asomarme a las profundidades del maletero a revisar la NO existencia de rueda-galleta y las herramientas y el kit de reparación provisional de pinchazos. Por cierto, me ha sorprendido la «españolidad» del vocablo kit que aclara el diccionario que alude a «Conjunto de productos y utensilios suficientes para conseguir un determinado fin, que se comercializan como una unidad».
Esto es lo que encontré en el maletero
Más vacío que el frigorífico al volver de vacaciones. Por lo menos no había telarañas. Lo sorprendente y sospechoso es que no estaba vacío del todo. Una de las herramientas, la argolla de remolcado desmontable, sí que estaba, como puede verse en la imagen. ¿y el resto de herramientas y el kit? ¿Un departamento mete una herramienta y otro departamento las demás? Llevo seis meses circulando con el coche, casi 10.000 kilómetros, y sin saber que no llevaba ─y no llevo todavía─ la posibilidad de reparar un pinchazo si me ocurre. Ahora se llama la asistencia para que te socorra, lo que no sé es si las grúas llevarán su kit para conductores despistados como yo que no dispongan del suyo.
Por el momento y hasta que vuelva de las vacaciones seguiré así, que remedio. Como pasó con los discos precintados que he referido al principio ─y que al final me dieron─ he llamado al concesionario, creo que me han creído y aunque es muy raro dados sus controles de calidad de fabricación, asumen que no les estoy queriendo timar para conseguir un «segundo kit».
En todo caso, me estoy planteando la posibilidad de hacerme con un gato de los de toda la vida y una rueda, completa o de galleta. Parece mentira que en vehículos que se acercan a los 30.000 euros de coste escatimen un folleto en papel y una rueda de repuesto. El folleto me ha costado algo menos de 4 euros imprimirlo por mi cuenta y los precios de la rueda de galleta más un gato oscilan algo por encima de los 200 euros. Es dinero, pero no en comparación con el coste del coche. Se ve que las empresas quieren ahorrarse hasta el alpiste del canario y encima darle de beber un día sí y otro no.
AÑADIDO EL MARTES 15 DE JULIO DE 2025 CON POSTERIORIDAD A SU PUBLICACIÓN
La respuesta oficial del concesionario Citroën en el que adquirí mi vehículo es que está bien, que el coche no trae nada de las herramientas, kit o rueda. ¡NADA! Está bien así. Solo se me ocurre uno, bueno dos, comentarios a esto: ¡RÁCANOS! ¡CUTRES! Pero por lo menos deberían avisar con letra grande, roja y en negrita, porque…
El Real Decreto 2822/1998, de 23 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento General de Vehículos que está en vigor, en su ANEXO XII referente a los «Accesorios, repuestos y herramientas de los vehículos» y en su apartado c) dice claramente….
c) Una rueda completa de repuesto o una rueda de uso temporal, con las herramientas necesarias para el cambio de ruedas, o un sistema alternativo al cambio de las mismas que ofrezca suficientes garantías para la movilidad del vehículo. En estos casos se circulará respetando las limitaciones propias de cada alternativa.
De esto se deduce que llevo más de seis meses circulando infringiendo el código de circulación. Menos mal que la Guardia Civil no me han parado y revisado mis accesorios y herramientas de cambio de rueda porque me hubieran cascado una multa cuyo importe desconozco. No demos ideas a ver si los de verde se van a dedicar a revisar los maleteros de los coches nuevos, al menos los Citroën…
AÑADIDO EL VIERNES 18 DE JULIO DE 2025 CON POSTERIORIDAD A SU PUBLICACIÓN
215 euros después y Amazon mediante, las profundidades del maletero del coche presentan este otro aspecto
Me he puesto en contacto con el servicio de atención al cliente de Citroën España/Stellantis y les he facilitado mis datos de contacto y lo sucedido.
Hola. Primero, gracias por su atención. En enero de 2025 adquirí un C4 híbrido automático de 136 CV en su concesionario XXXX. Decir que es mi TERCER C4, habiendo hecho a los dos anteriores un total de 650.000 kms. Nunca lo había mirado, pero ahora, seis meses después, accedo al compartimento de rueda de repuesto o kit de pinchazo y está completamente vacío. Solo está el tornillo de arrastre. Puesto en contacto con el concesionario me dice que el coche «viene así, sin nada»: lo tengo que adquirir yo por mi cuenta. Me ha extrañado mucho y menos mal que en estos seis meses no he pinchado, pero he estado sin cumplir el Código de la Circulación que obliga a llevar «lo que sea» para facilitar la movilidad del vehículo. Aunque no venga, sería interesante que se avisara de ello por lo inaudito de la situación. Un saludo cordial.
Muchas gracias. Hemos trasladado ya tu caso al servicio de atención al cliente para que se pongan en contacto contigo lo antes posible.
Estoy a la espera de su contestación. Supongo que corroborarán lo indicado por el concesionario, aunque sigo pensando que no es de recibo que el coche de fábrica no traiga nada de nada. Entiendo que son muchas veces 215 euros (para ellos serán menos), pero la imagen de la marca también tiene su valor.