Buscar este blog

domingo, 28 de agosto de 2022

¿quéLEER?

Tras más de quince años intentando ejercer semanalmente de bloguero en este sitio, con setecientas sesenta y ocho entradas publicadas hasta la fecha, es muy normal que algunos conceptos se repitan en varias ocasiones. Me gusta hacer búsquedas y releer posibles entradas coincidentes, aunque siempre se pueden aportar nuevas visiones que con el paso del tiempo pueden haberse visto modificadas. El asunto que pretendo desarrollar hoy pudiera estar relacionado con las entradas «LIBROS» y «LECTURAS», publicadas en 2008 y 2013 respectivamente.

Decía que … «Por ello lo que me preocupa es seleccionar de forma eficiente aquellos libros cuya lectura acometo de forma que no me vea en el dilema de abandonarlos a media lectura, cuestión que me demanda mucho esfuerzo. Es realmente difícil decidir qué libro se comienza a leer…».

Con las posibilidades que nos ofrecen hoy los ordenadores y los mundos digitales, desde 2003 mantengo una hoja Excel en la que voy reflejando dos cuestiones: de arriba abajo, recomendaciones de libros que me hacen amigos o conocidos o veo en los medios y de abajo a arriba los libros que voy leyendo. Desde 2003 en que empecé con este registro, llevo 1060 libros leídos. En 2010 empecé a utilizar lectores digitales y desde entonces siempre que me es posible leo en formato digital, pero alguno no está en este formato y hay que leer en papel, prestado por amigos u obtenido en préstamo en bibliotecas públicas, en las que el sistema de intercambio funciona fenomenal. Como puede verse en la imagen que acompaña a esta entrada, además de la fecha de lectura añado una calificación personal de 1 a 5 ─algunos obtienen un 6─ y un pequeño comentario de recuerdo. Me ha ocurrido en alguna ocasión el empezar a leer un libro y tener la sensación de que el tema me sonaba; una consulta rápida a esta hoja me ha permitido constatar que ya lo había leído con anterioridad. ¿Le ha pasado a Vd. esto alguna vez?

En la parte que va de arriba a abajo he llegado a la línea dos mil quinientos sesenta y uno (2561) con las recomendaciones y posibles lecturas a acometer en el futuro. Si suponemos una media de lectura de un libro a la semana, media que en algunas ocasiones alcanzo y en otras no, necesitaría cincuenta años para leerlos todos, aunque es verdad que no llevo un control muy exhaustivo y alguno pudiera estar repetido o incluso tripitido.

Pero, la lista de pendientes recomendados no es estática, crece por momentos, con lo cual es muy importante el seleccionar con cuidado las nuevas lecturas. Esta semana he terminado la lectura de un libro que me habían recomendado, y que por cierto yo recomiendo muy mucho: «El heredero», de Rafael Tarradas Bultó, una historia familiar engarzada en la Guerra Civil Española con una equidistancia exquisita, una realidad contada tal y como fue en unos y otros contendientes ─no digo bandos porque unos no lo eran─ y que debería ser de obligada lectura especialmente para jóvenes. Finiquitado este… ¿por cuál decidirme?

Revisar la lista de los dos mil quinientos pendientes es una locura. Desde hace tiempo procuro intercalar algún ensayo o tema histórico con la ficción pura y dura, aunque no siempre lo consigo. Pero también alguna vez, como esta, me pica la mosca de la curiosidad y opto por una relectura. El escogido esta vez es «El ladrón de tumbas», de Antonio Cabanas, ópera prima de este autor, piloto de Iberia de profesión y amante de Egipto, que fue publicado en 2004 y que será la ¡¡quinta!! vez que lo lea. La atmósfera de Egipto en una historia que por una vez no es de poderosos faraones sino de un humilde carpintero que tenía otra «ocupación» por las noches. Me sé el final ─espectacular─ de memoria, pero su relectura siempre me resulta apasionante.

No puedo dejar de considerar una pérdida de tiempo el releer libros cuando hay muchos pendientes de lectura, no solo de autores españoles a los que me gusta acercarme sino extranjeros: se publica mucho y no se da abasto a leer. Algunos autores nacionales a los que me acerco con frecuencia en cuanto anuncian nuevas publicaciones son Lorenzo Silva, Javier Ruescas, Juan Gómez-Jurado, Antonio Muñoz Molina, Ildefonso Falcones, Reyes Monforte, Chufo Llorens, Santiago Posteguillo, José Luis Corral Lafuente, Paloma Sánchez-Garnica, Almudena Grandes, Arturo Pérez Reverte, Esteban Navarro… Y alguno menos conocido del público en general pero no por ello menos interesante como Eduardo Juárez Valero, David Villegas Cabadas o Ricardo Ruiz de la Sierra, por citar una terna aunque siempre alguno, que me perdone, se quedará en el tintero.

No siempre es garantía un autor, aunque para gustos hay opiniones. Citaré un ejemplo en mi caso. Tras disfrutar sobremanera con «Apaches», de Miguel Sáez Carral, exitosamente llevado a una serie televisiva, quedé decepcionado cuando me lancé con muchas expectativas a su segundo libro titulado «Una mujer infiel». No citaré más ejemplos por no aburrir, pero ha habido algunos otros.

Una situación muy moderna y que me provoca una especial satisfacción en este mundillo son los libros preanunciados y precomprados. La magia de internet y de los libros digitales hace que el día señalado, nada más levantarte, enciendas tu lector electrónico y los tengas disponibles. En varias ocasiones, cuando he tenido tiempo, me he dado un atracón de lectura y me he leído el libro de un tirón, en el día. Tengo varios casos de estos de autores de culto míos a la vuelta de unos meses, como son a modo de ejemplo:

18-octubre-2022, «Todo arde», de Juan Gómez-Jurado

28-octubre-2022, «La llama de Focea», un nuevo caso de Bevilacqua y Chamorro, de Lorenzo Silva

También hay libros anunciados que hay que leer en papel porque (todavía) no se publican en electrónico, al menos por el momento. Uno de ellos ya en imprenta es el que hará el número dieciocho de mi amigo y maestro Eduardo Juárez Valero y que versa sobre sociedades secretas. No quedará otro remedio que hacerse con él en papel cuando aparezca para devorarlo lo antes posible.

Solo de pasada diré que lo he intentado pero no puedo con los audiolibros que ahora están muy de moda. Y después de todos estos devaneos… cuando acabe la (quinta) lectura, que ya llevo por la mitad, de «El ladrón de tumbas», ¿con cuál me pongo? ¿alguno de los 2561 pendientes?



domingo, 21 de agosto de 2022

RÚTERES

Conviven con la mayoría de nosotros desde hace ya muchos años. El acceso a internet desde nuestros hogares requiere indefectiblemente de estos aparatitos que nos conectan con el mundo y son cada vez menos prescindibles porque «casi todo» está en la «nube». Queramos o no, se han convertido en algo presente e imprescindible en muchos hogares y oficinas.

En la mayoría de los casos nos limitamos a sacarlos de la caja y poner el que nos facilita nuestro operador y toquetearle —cuando nos dejan— lo menos posible por si acaso, que ya se sabe que los rúteres los carga el diablo. Tampoco las casas suministradoras son muy proclives a facilitar el acceso no vaya a ser que estropeemos algo y tengan que atendernos en el servicio técnico o tener que mandar un técnico a nuestro domicilio.

Pero los rúteres son un mundo. Un mundo de posibilidades que merece muy mucho la pena descubrir. Incluso los que nos «regalan» ocultan muchas posibles mejoras y controles que por lo general todos desconocemos.

No hay nada como la necesidad para que nos pongamos en marcha. Hace ya unos cuantos años, espoleado por el requerimiento de conectar mi mundo casero informático con el hogar donde residía temporalmente mi hija a ocho mil kilómetros de distancia, tuve que echarle unas horas para indagar en las posibilidades de estos aparatitos. Tras un concienzudo estudio de lo que había en el mercado me decidí por la compra de uno de la marca ASUS, modelo RT-AC88U, con un coste en aquel año de 2016 de 280,20 euros. Con el paso del tiempo creo poder afirmar que fue una compra acertada porque satisfizo todas mis necesidades y a fecha de hoy lleva más de dos mil días (2069) funcionando de forma continuada, lo que suponen más de cincuenta y ocho mil horas encendido.

En favor de la marca ASUS tengo que decir que su firmware software de programación interno— se sigue actualizando con regularidad por lo que se encuentra puesto al día con funcionalidades actualizadas y adaptadas a este cambiante mundo moderno de la informática y la electrónica que gira a toda velocidad. En estos días he activado una nueva característica que se va conociendo cada vez más, especialmente  en el mundo empresarial pero también en el familiar: VPN, Virtual Private Network o Red privada virtual. No es cuestión explicar aquí lo que son las VPN pero cada vez son más necesarias para privatizar nuestra navegación por la red y evitar fisgoneos.

Como digo, la exploración a fondo de algunas de las posibilidades de este rúter me permitió hacer que los ocho mil kilómetros de distancia del hogar de mi hija en EE.UU. no existieran desde el punto de vista informático. Su conexión wifi en la casa de acogida permitía a su teléfono y ordenador acceder a los ficheros de nuestra casa en España y mandarnos fotografías y documentos sin tener que depender del correo electrónico o las redes sociales: una maravilla. Hubo que dedicarle tiempo, mucho tiempo, pero hoy en día todo se puede consultar en Google y Youtube, donde encontraremos tutoriales para poder alcanzar lo que nos propongamos.

Sin cuestiones de larga distancia como la referida, deberíamos dedicar un mínimo tiempo a cambiar el nombre de la red, incluso ocultarlo, modificar la clave de acceso que viene de fábrica, controlar nuestra wifi con nombres y claves especiales propias e incluso controlar —uno a uno— los aparatos que se conectan a ella. También podemos explorar la posibilidad de las redes de invitados con lo que nos evitaremos el facilitar nuestras claves a todas las personas que van apareciendo por nuestro domicilio y necesitan acceso a la red, especialmente amigos de nuestros hijos.

Este rúter se sigue vendiendo hoy en día por un precio inferior a los 200 euros. Supongo que habrá nuevos y modernos aparatos más actualizados, pero el que tengo sigue cubriendo ampliamente mis expectativas y necesidades por el momento, por lo que espero siga encendido y prestando su extraordinario servicio muchos días y horas más.

Aquellos que no necesiten una velocidad alta de acceso a la red disponen de otros rúteres que funcionan con una tarjeta SIM, muy apropiados para segundas viviendas, vacaciones, viajes, etc. etc. Siempre podemos convertir nuestro teléfono inteligente en un punto de acceso wifi pero muchas veces no es interesante bloquearle para esa función. En mi caso dispongo de una tarjeta telefónica SIM de la empresa SIMYO que me costó 10 euros hace años y que cargo cuando lo necesito con la modalidad de prepago con los gigabytes que calculo puedo necesitar. En estos momentos de agosto de 2022, 20 gigas me han costado 7 euros y encima me han regalado otros 30 por la campaña de verano. Se inserta la SIM en un rúter como el de la siguiente imagen y…¡a funcionar! Algunas compañías, por un módico precio mensual, permiten obtener un duplicado de la SIM de nuestro teléfono. Si en nuestra tarifa tenemos gigas ilimitadas… ¡blanco y en botella! ¿Verdad, amigos Manolo y Miguel Ángel?

.

Por cierto, un poquito de léxico que nunca viene mal. La Real Academia de la Lengua se ve en la obligación de ir incorporando adaptados  al español los términos anglosajones que van apareciendo en el mundo de la informática y las comunicaciones. Curiosamente, el término «rúter» (a mí me) chirria un poco, pudiendo haber sido simplemente router que es como todos en general lo pronunciamos y vemos escrito en inglés. Y además, toma ya, el plural es rúteres (como el de cráter es cráteres). No les pido que busquen en el diccionario el término cederrón ni suspiren por su plural. Pero harían bien en buscar el término chatear que no significa lo que nos pudiera parecer. Curiosidades de la lengua española, que es muy rica pero a veces —la cosa es muy opinable— arrea verdaderas patadas al diccionario.