Buscar este blog

domingo, 26 de enero de 2025

RALUY


El título de esta entrada corresponde a un apellido y por extensión al nombre de un circo. Si buscamos simplemente por RALUY en ese famoso buscador que casi todos utilizamos, obtendremos una avalancha de información de Luis Raluy Iglesias, sus descendientes y asuntos relacionados con el mundo del circo.

Mi padre era un forofo del mundo del circo. Me contaba que cuando podía se escapaba a Madrid y se buscaba la vida para acceder a la clá del Circo Price: conjunto de personas que son contratadas para aplaudir y ovacionar determinadas representaciones, a las que entran de balde. Siendo yo muy pequeño recuerdo haber ido varias veces a este circo, un poco atípico al estar ubicado en un edificio en Madrid ubicado en la Plaza del Rey por aquel entonces. Hay que decir que este circo ha tenido varias ubicaciones estando situado en la actualidad en la Ronda de Valencia de la capital.

El caso es que siempre que mi padre podía, nos llevaba a los circos ambulantes que se establecían en nuestro pueblo o pueblos vecinos. Por ello, he asistido a muchas funciones de circo. En una ocasión, a finales de los noventa del siglo pasado, mi padre me habló de ir a uno, que se encontraba en Madrid cerca del Templo de Debod, del que le habían hablado muy bien y que era como otra dimensión en el mundo del circo. Por supuesto que asistimos a la función.

Han pasado ya muchos años y mis recuerdos son vagos, pero es verdad que quedamos impresionados. Eran otras maneras, otras formas, números sencillos pero exquisitos, sin animales, sin peligro ninguno para los artistas, Vagones, sillas, palcos, gradas… muy cuidados, en un ambiente familiar en el que todos hacían de todo: el que cortaba las entradas en la puerta era luego el trapecista, el que atendía el vagón-bar era luego el payaso y la que te acomodaba en tu asiento era la contorsionista. Una atmósfera peculiar, muy atractiva y sugestiva. Era el Circo Raluy.

Estando de vacaciones en Cantabria, allá por 2007 más o menos creo recordar, me enteré por casualidad que este circo anunciaba funciones en Asturias, concretamente en la localidad de Llanes. Mi padre por aquellas fechas estaba en Madrid y ya en una residencia con sus achaques, pero convencí a mi suegro y a dos sobrinos para acercarnos a disfrutar de nuevo del Circo Raluy. Seguía con los mismos planteamientos que yo recordaba y fue una delicia recuperar aquellas antiguas sensaciones.

Los Reyes Magos de este año 2025 me han traído un regalo relacionado con esta afición: un vale para sacar las entradas para el Circo del Sol, actualmente en Madrid. Yo ya he asistido en tres ocasiones a actuaciones del Circo del Sol que, bueno, circo es, pero a otro nivel en muchos aspectos. Cuando iba a sacar las entradas me quedé ojiplático con los precios: una entrada de tipo medio rondaba los 100 euros. No vamos a entrar si merece o no la pena porque es un espectáculo grandioso, pero… ¿100 euracos?

Me vinieron mis recuerdos del Raluy. Mi circo del alma está en Barcelona. La entrada en un palco en primera línea de pista cuesta 35 euros. Barcelona está ahora más cerca con el AVE… ¿por qué no? La semana pasada acabamos en Barcelona donde pudimos disfrutar no solo del circo sino también de buenos paseos por la ciudad y sus sitios emblemáticos. Un viaje en AVE, una noche de hotel y la función actualizada del Raluy, no se puede pedir más.

El circo sigue igual, con los mismos planteamientos y la misma atmósfera embriagadora. Conviene asistir al circo con antelación a la hora de la función para disfrutar de todos los vagones antiguos perfectamente restaurados y conservados, camiones antiguos, un vagón-cafetería que es una delicia y que se puede apreciar en la siguiente imagen

Yo me enteré tarde pero incluso tienen un vagón habilitado como hotel en el que se puede pernoctar viviendo desde dentro como uno más ese mundillo tan especial.

De la función poco o mucho que decir. Se pasan algo más  de dos horas sin darse cuenta, pero sí volver a destacar la ausencia de animales y la sencillez de los números sin por ello dejar de ser fantásticos y reveladores. Por ejemplo, los trapecistas están a la mínima altura del suelo y con una gruesa colchoneta debajo para evitar posibles caídas. El espectáculo es el mismo a pocos metros del suelo que a mucha altura. Mi buen amigo Manolo, fiel seguidor de este blog, me decía hablando de estos temas que… «él, de pequeño, sufría mucho con los trapecistas. Tenía miedo a un accidente. Siempre pensaba que no merecía la pena el riesgo que corrían para entretener a unos niños».

Han habido a lo largo de los años algunas escisiones dentro de la familia en una larga lista de actuaciones por todos los continentes. El actual lleva el hombre de Raluy Legacy y está regentado por dos hermanas, nietas del primer Raluy. Más información en su página web.  De que pasen algunos años, esperemos que no muchos, buscaremos de nuevo por donde andan estos artistas para tratar de disfrutar de nuevo de su magnífico espectáculo.