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domingo, 17 de marzo de 2019

SELECCIONES




Revoloteando entre papeles viejos en la casa de mis padres esta semana, me he topado con un montón de revistas de hace más de sesenta años, algunas de fechas en las que yo todavía no estaba en este mundo. Yo creo que Selecciones del Reader’s Digest es, al menos era, una revista mundialmente conocida y con muchos visos de realidad de, según reza en su portada, ser la revista más leída el mundo.


Recuerdo en mi primera infancia haber leído alguno de sus artículos cuando la encontraba por casa encima de alguna mesa o del sofá, ya que mi padre estaba suscrito a ella. Con posterioridad, también en casa de mi suegro encontré muchos números que me procuraban una lectura placentera por lo corta y sorpresiva sobre temas de lo más variopinto, pero todos ellos interesantes. Todavía hoy en día es una opción de lectura corta para esos momentos especiales —ir al baño, por ejemplo— pues mucha de la información contenida en sus páginas todavía es muy válida e interesante.


Había algunos apartados fijos que recuerdo eran los más queridos por mi padre. Él nunca había podido ir al colegio, pues la Guerra Civil Española le pilló con quince años y tuvo que pasarla fuera de su casa, en Alacuás, un pueblo de Valencia. En este destierro murió su padre, mi abuelo Ángel, de forma que cuando finalizada la contienda pudieron volver a casa se tuvo que ocupar del negocio familiar y de aportar peculio a la familia. Como digo, uno de esos apartados fijos era «Enriquezca su vocabulario», una sección que devoraba con avidez y que me lleva a recordar otros de sus preferidos en estos asuntos: la «Gramática práctica» y la «Ortografía práctica» de Luis Miranda Podadera, unos clásicos por aquellos años y que a buen seguro estarán por ahí y que me apunto buscar para su rescate del olvido.


Es probable que mi afición por la lengua y la ortografía naciera en aquella época tan temprana de mi vida. Hoy por hoy sigo cultivando esta afición que supone una curiosidad muy grata el verificar en el diccionario algunas palabras nuevas que me voy encontrando en mis lecturas, pues muchas de ellas van cayendo en el olvido por su falta de uso, especialmente entre los jóvenes, pero también en la prensa escrita actual.


Hay que decir que esta revista se publicaba en numerosos países a lo largo y ancho del planeta, por lo que estaba claro que sufría una adaptación en cada uno de ellos. Evidentemente, la sección enriquezca su vocabulario se refería al español, pues de poco hubiera servido en aquella época que se refiriera al inglés, idioma original de la revista en su concepción. Me asomo a esta sección en una de las dos revistas que figuran en la imagen, la de julio de 1955, y veo que está dedicada a palabras derivadas del árabe, y más concretamente, como ya es sabido a aquellas que empiezan por –al. Pues bien, realizo el test de comprensión propuesto en el artículo sobre veinte  palabras y verifico que acierto catorce y fallo seis, a saber: Alarde, albayalde, albricias, algarabía, aljaba y alquería. Las respuestas están en la parte posterior con una pequeña explicación y una puntuación como si fuera un examen. Catorce acertadas suponen una calificación de bueno, que es mi caso, no está mal, pero como dice mi amigo Miguel Ángel, siempre se puede mejorar; llegar a acertar entre quince y diecinueve que sería un notable y ya el colmo sería responder correctamente a las veinte y recibir una calificación de sobresaliente. Guardaré la revista y en unos días lo intentaré de nuevo a ver si me he aprendido la lección.



En esa misma revista encuentro otros artículos interesantes que leo con fluidez, como por ejemplo «Así es el mundo», «Cómo no amar a una mujer», «Elija bien su perro», «Me gustan los trenes» o «Cómo anda Vd. de empatía». Las cosas han cambiado mucho en estos sesenta y tantos años transcurridos desde 1955, especialmente en los últimos treinta con la llegada de Internet, pero los artículos no están ni mucho menos desactualizados, lo cual no deja de sorprender. Por cierto, otro día reproduciré alguno de los anuncios comerciales de la época, que también son una delicia.


Bien, pero… ¿y ahora? Pues me sorprende el hecho de que esta revista se sigue publicando hoy en día en español. En este enlace podemos acceder a información actualizada donde se sigue anunciando, ya con un poco más de modestia, como la revista más leída de… Europa. Se puede consultar online y se puede uno suscribir. En la revista correspondiente a este mes de marzo de 2019 parece que la antigua sección «Enriquezca su vocabulario» se llama ahora simplemente «Vocabulario» y consta de doce preguntas en lugar de las veinte de antaño. La número doce está remarcada como especial y se considera término del mes.

Consideraré la posibilidad de suscripción en papel para volver a estas sensaciones del pasado, pero entretanto apuntaré en mi agenda —no vale por el momento el término usado hoy en día de agendar— el acceder todos los meses y realizar el test del vocabulario como medio de mantener al día mi palabrería. Una tarea más que añadir, pero hay que ir pensando en quitar alguna al tiempo que se añaden otras pues las veinticuatro horas del día no dan para más.