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domingo, 31 de enero de 2021

BOLA


La semana pasada trataba de alguna manera este tema de la señalización de espacios, algo que ha cobrado cierta importancia en estos últimos tiempos por mor de la pandemia. Los responsables de sitios a los que tiene que acceder gente variopinta se esfuerzan, con mayor o menor éxito en señalizar de forma adecuada sus locales para mejorar la deambulación. La semana pasada comentaba un sucedido en una iglesia en la entrada «EQUIS» y en esta voy a referirme a una tienda de venta de equipos de jardín y que es al mismo tiempo un taller de reparación de pequeño aparato electrodoméstico.

Aunque normalmente lo dejo para el final, desvelaré el porqué del título «BOLA». No confiaba en que el diccionario de la Real Academia me echara una mano, pero estaba errado: la entrada «bola» tiene recogida la expresión «ir alguien a su bola» aclarando su significado como una locución coloquial que indica «ir a lo suyo» y que amplifica en el propio verbo ir para indicar «Despreocuparse de los demás, y pensar solo en los asuntos o intereses propios».

La imagen que ilustra esta entrada no es ni medio aceptable, pero uno tiene todavía sus aprensiones grabadas del pasado a sangre y fuego sobre la toma de fotografías a personas sin pedir permiso. Y más cuando está claro que lo que vas a fotografiar es una crítica a su manera de comportarse, con lo que la foto está tomada con cierto disimulo y sin que pueda expresar de una forma directa y clara lo que se pretende. Pero con algunas frases aclaratorias espero que se entienda.

Empezaré diciendo que había una cola de tres o más personas… en la calle, sí, en la calle. Cuando llegaban al establecimiento y veían una persona de pie delante justo de la puerta de entrada entendían que el interior estaba al completo y formaban la cola en la calle. Y esto no es lo malo, sino que cuando la persona que estaba estorbando en la puerta avanzaba, la persona que entraba se quedaba en ese lugar, entorpeciendo a los que estaban fuera. Donde fueres haz lo que vieres, el mínimo esfuerzo.

Creo que la señalización que había adoptado la tienda es perfectamente clara e indicativa de que se pretendía que la cola se hiciera en el interior donde calculo que podrían caber, manteniendo la distancia de seguridad, al menos siete u ocho personas con las líneas delimitadoras perfectamente colocadas. Pero, claro, para que las señales funcionen, tienen que ser miradas, interpretadas y tenidas en cuenta por los «coleros», que como puede verse en la imagen «van a su bola» y pasan olímpicamente de fijarse un poco en las indicaciones de las pegatinas de flechas y pies que indican perfectamente el camino a seguir.

Estas actitudes, por negligencia o desgana, son harto frecuentes en la vida cotidiana. Quién no se queja amargamente de lo que tarda el médico en atender a los pacientes para, una vez le llega su turno, enrollarse como una persiana sin pensar en los que vienen detrás. O llegar a una zona donde el aparcamiento de vehículos está congestionado y dejar el coche de cualquier manera de forma que otros no puedan utilizar espacios que estarían habilitados con solo preocuparse un poco.

En alguna ocasión tengo la intención de hacer ver a las personas estos extremos, pero me aguanto, no vaya a ser que lo que debería ser una conversación entre seres humanos derive en un altercado, como ya se ha visto en numerosas ocasiones en los medios en estos últimos tiempos. Indicar a alguien, de forma educada, que se coloque bien la mascarilla puede ser el detonante de una guerra campal, más propia de la parte animal que llevamos dentro que de seres civilizados. Claro que también hay formas y formas de decirlo o de interpretarlo.

Atribuida a un tal Catedrático Velázquez en algunos foros y a Thomas Edison en otros, esta frase tiene todo su significado: «Aquí todo el mundo va a lo suyo menos yo que voy a lo mío». También, el genial Groucho Marx aportaba aquella lapidaria que decía «Damas y caballeros, estos son mis principios. Si no les gustan tengo otros».

Individualismo, egocentrismo… que no falte lo de ir a nuestro rollo, despreocuparse de los demás, actuar por libre y el que venga detrás que arree es un deporte, me temo, nacional, que se practica con profusión y demasiada alegría.