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domingo, 4 de febrero de 2024

HERRERIANO

Hay veces que uno, sin comerlo ni beberlo, se encuentra con historias del pasado que conoce perfectamente por haberlas vivido en vivo y en directo. En una conferencia sobre aspectos constructivos del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Madrid, en el turno de preguntas, surgió la controversia siempre pendiente: el estilo constructivo del monasterio…¿Tolediano o Herreriano?

El primer arquitecto escogido por el rey Felipe II para hacer las trazas y encargarse de la construcción de esa magna obra, con la que quería rememorar la victoria en la Batalla de San Quintín contra los franceses el día de San Lorenzo, fue Juan Bautista de Toledo. Arquitecto formado en Italia del que se sabe trabajó al lado de Miguel Ángel en la construcción de la basílica de San Pedro en el Vaticano. El asunto es que estamos en 1562, las obras del monasterio empezaron en 1563 y en 1567 se produce el fallecimiento de Juan Bautista. No se conservan bocetos realizados por él de la posible estructura completa que había diseñado para el monasterio.

Juan de Herrera, persona al servicio de Felipe II, había acompañado a éste en su viaje que de joven hizo por Europa. No era arquitecto, pero si un gran matemático de formación autodidacta y con grandes capacidades organizativas, lo que sin duda llevó al Rey a encargarle la continuación de las obras. Juan de Herrera retomó el asunto y sí que se preocupó de guardar para la posterioridad las innumerables trazas y planos que realizó hasta acabar la obra dicisiete años después, en 1584. El estilo entones… ¿Tolediano o Herreriano?

A mediados de los años ochenta estaba yo, como muchos españoles, enfrascado en adquirir conocimientos de inglés. En el bachillerato había llegado a tener cierta soltura con el francés, pero en la vida laboral no servía de mucho, siéndome en mi caso muy necesario el inglés. Una profesora particular, Lourdes Pérez Bes, me daba clases en su casa. Un día me fijé en un cuadro que tenía en la pared de su salón en el que aparecía una lámina con un monasterio «un poco extraño».

Satisfaciendo mi interés, Lourdes me comentó que había dibujado ella misma esa lámina en un estudio que hizo en 1970 conjuntamente con Gregorio de Andrés, académico de la Historia, para lograr una posible representación del diseño original de Juan Bautista de Toledo. El monasterio está orientado justamente al revés, con la entrada principal hacia el valle y presentaba dos torres más en el centro de las fachadas norte y sur y una mayor elevación del edificio desde el centro de las fachadas al final de las mismas. En la pared sur actual, por donde comenzó la construcción, puede apreciarse claramente hoy en día un resalte en el muro que bien pudiera haber sido el inicio de la torre.

La imagen de esa lámina de Lourdes es la inferior representada en la cabecera de esta entrada. En ella se ve que la orientación está al revés que en la actualidad al figurar en su fondo los montes escurialenses. Hay que recordar que según la normas imperantes en la época, el altar de la basílica tenía que estar orientado al este. La otra imagen es otro estudio similar de Zuazo en la que el edificio tiene la orientación actual, que recordemos presenta una pequeña trampa: una desviación de 16º sobre el eje este-oeste ordenada por Felipe II para disponer de más sol y luz en sus aposentos privados.

Traté de convencer a Lourdes para reproducir esa lámina y distribuirla entre quién pudiera estar interesado. Al hilo de esto me contó una triste historia: un tal George Kubler publicó bajo el sello de Alianza Editorial un libro que alcanzó cierta fama titulado «La obra del Escorial». En ese libro se reproduce la lámina de Lourdes sin su autorización aunque haciendo mención a su autoría. Ella desistió de establecer litigios judiciales con el autor y sobre todo con la editorial.

El caso es que la convencí. Accedió a realizar una tirada numerada de mil ejemplares. Yo me encargué de ello gestionando el trabajo en la imprenta en Madrid de un amigo que hizo un trabajo esmerado y de calidad. Lourdes, fallecida hace pocos años, tenía dos hijos, a los que reservó las láminas 1 y 2 de la tirada. Yo tengo la número 3. No sé si llegaría a distribuirlas todas o habrá un paquete de ellas todavía en el fondo de algún armario.

En todo caso, ese estilo arquitectónico tan peculiar del monasterio, sin desmerecer a Juan Bautista de Toledo, ha quedado como herreriano en honor a Juan de Herrera. Es de suponer que sus diseños tuvieron mayor peso en los remates y la finalización de lo que se dio también en llamar la Real Fábrica.