Deconstrucción
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Por Ángel E. LejarriagaEste poema está incluido en el poemario El circo de
los necios (2018)DECONSTRUCCIÓN Ya no quiero mirar su circo de mentiras
groseras...
Hace 4 horas
No había ninguna duda, pero día tras día nos afirmamos como un departamento maldito, como un grupo, o aprendices de grupo, que se esfuerza y se afana por mantenerse alejado de lo que debería ser un equipo. Pareciera que estamos deseando que cualquier componente tenga una desgracia y “meta la pata” para caer sobre él y expandir la basura por todos los lados y rincones. A primera hora de la mañana, =UBC= me ha sugerido que le acompañara a la sala de laboratorio a realizar una importante modificación que consistía en la activación dinámica de múltiples cambios que afectaban a varios ordenadores.
Estaba todo medido y estudiado con sumo cuidado, pero es evidente que la gente que trabaja y realiza operaciones y cambios es la que se puede equivocar. Los que están en su mesa, mirando y fisgando lo que hacen los demás, solo pueden aspirar a ser como los buitres, esperar la muerte de los demás y bajar después a ver qué pillan de sus huesos. Al llegar a la sala estaba allí =PFP=. No teníamos ni idea de lo que estaba haciendo, pero hemos esperado, pacientemente y sin decir nada, a que acabara sus operaciones. En algún momento ha llegado por allí =MHP=. Cuando han acabado, hemos empezado con lo nuestro.
Yo únicamente servía de apoyo moral a =UBC= ya que lo que iba a realizar era, aunque me suena, desconocido para mí. En un momento de las operaciones, hemos afectado de forma negativa a un ordenador, lo que ha derivado en una parada del sistema de pruebas, repito, de pruebas, de nuestro propio departamento. Inmediatamente hemos sido avisados y cuando lo estábamos mirando, cuando lo estaba mirando =UBC=, se ha recibido una llamada telefónica a través del encargado del laboratorio de =PFP= a ver qué pasaba. Se ha puesto =UBC= al teléfono y le ha dicho que se había visto afectada una máquina por el cambio que habíamos implementado pero que no sabíamos realmente que había pasado, que en cuanto lo supiéramos se lo comunicaríamos, a él y a todos los demás.
Hemos seguido a lo nuestro y al rato ha llegado =CHC= diciendo que se le había quejado =PFP= de que no habíamos querido contestar a su pregunta y ni siquiera hacerle caso. Le hemos aclarado lo que había pasado que distaba mucho de su acusación. Parece como que =MHP= y =PFP= pueden hacer lo que les de la gana, meter cambios a los sistemas a su antojo, sin contar con nadie, y sin embargo nosotros, integrantes del departamento como ellos, no solo debemos de abstenernos de hacer nada sino que tenemos que pedir permiso, a ellos, antes de hacer cualquier cosa. Ya en una ocasión anterior me han acusado de “poner en peligro la integridad de los sistemas” en palabras de un correo “incendiario” remitido por =PFA=, otro diferente de =PFP=, seguramente a instancias de =MHP=.
Cuando bajamos a la cafetería tras haber acabado nuestras operaciones, una persona de otro departamento, con risas y gracias, nos ha dicho que .... “ya os habéis cargado el sistema.... vaya vaya” lo que indica que se ha aireado la caída y quienes habían sido los autores. Nada extraño, sabiendo del proceder que habitualmente ostentan estos “compañeros”. Este ánimo ha hecho un poco de mella, creo yo, en =UBC=. Me he esforzado por hacerle ver que esa era la tónica habitual de “ellos”, de los “otros” conmigo y, por lo que estaba empezando a parecer, con él. Mi consejo es que estuviera preparado y diera a las cosas la importancia que tienen, que es mucha, pero que no le afecte.