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domingo, 28 de octubre de 2018

CONFIANZA-2




En marzo de este mismo año 2018 publicaba en este blog la entrada titulada «CONFIANZA», que me ha venido de nuevo a la mente al escuchar la intervención del piloto de aviación comercial don Luis Lacasa Heydt, que cuenta en la actualidad con más de 23.000 horas de vuelo realizadas desde 1973, primero como comandante de Iberia y ahora, tras su retirada forzosa de esa compañía, en QatarAirways, donde continua haciendo realidad su pasión por volar a pesar de que aquí en España nos demos el dudoso lujo de prescindir de él.

Don Luis Lacasa fue decano del Colegio Oficial de Pilotos de la Aviación Comercial entre 2009 y 2016 y en su condición de ello ha participado esta semana en el Congreso de los Diputados en la Comisión de Investigación relativa al accidente del vuelo JK 5022 de Spanair, que tuvo lugar en un ya lejano 20 de agosto de 2008 con el resultado de 154 fallecidos y 18 supervivientes y cuyas circunstancias, a tenor de lo visto, no están todavía aclaradas del todo. La cuestión se saldó con un fallo humano de los pilotos (fallecidos en el accidente) por «no desplegar los flaps y slats no desplegados para despegue» y por adición «un fallo mecánico del TOWS al no alertar a los pilotos de no haberlos activado». Las causas siempre son múltiples, pero no olvidemos que los pilotos vuelan con los pasajeros y, por lógica, son los primeros interesados en que todo esté correcto, presiones de su compañía aparte.

El discurso inicial de la intervención de don Luis Lacasa es lo que ha llamado mi atención en relación a la confianza, pues insiste en ella y aunque aplicada a este asunto concreto, puede ser expandida a cualquier actividad humana. Este discurso puede seguirse en la página web del Congreso de los Diputados, donde cuesta un cierto trabajo encontrar, pero está en este enlace. Más sencillo es utilizar la plataforma Youtube en este otro enlace o en este otro. La intervención inicial dura poco más de ocho minutos y es muy recomendable.

Me permito reproducir aquí algunas de las palabras del mensaje, que no puede ser más directo, valiente y esclarecedor, como reconocen todos los diputados participantes en la comisión. Hay que señalar que el piloto reside actualmente en Qatar y le fue ofrecida la posibilidad de comparecer a través de video conferencia, pero prefirió una intervención presencial ante sus señorías realizando un viaje relámpago con esa finalidad.

«Una de las funciones del Colegio de Pilotos es velar por la seguridad y la legalidad de las operaciones de vuelo para garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos como usuarios del transporte aéreo y de la aviación comercial».

«Es fundamental el compromiso de los pilotos con la seguridad aérea».

«Un pilar básico de la seguridad aérea es la CONFIANZA, en la Autoridad Aeronáutica, en los Operadores, en los Órganos de Investigación y en el sistema de 'reportes' para notificar cualquier problema».

«Pero la confianza, evidentemente, NO SE IMPONE, sino que se OBTIENE o se PIERDE en función de las ACTITUDES… Hay actitudes que generan confianza, como la empatía, la transparencia, la voluntad de colaboración y el rigor y de la misma manera hay actitudes que la menoscaban como la ocultación, la prepotencia, la arbitrariedad o los prejuicios».

«En nuestro país, ese pilar básico que es la confianza apenas se sostiene por la falta de una actitud real de mejora, de escucha activa, de conocimiento y, en definitiva, de búsqueda activa de la excelencia. Para mejorar… es necesario tener la actitud de ir más allá de la norma. Sin embargo, la autoridad aeronáutica nacional tradicionalmente se ha conformado con medidas cosméticas, con espirales burocráticas, y con correcciones meramente formales para… cubrir el expediente.

Ha eludido su responsabilidad a la hora de encarar de forma decidida y transparente los problemas y la consecuencia es que en los últimos años predomina la desconfianza».

Les doy unos datos concretos… En 2011, la confianza media de los pilotos en la Agencia Estatal de Seguridad Aérea era de 3,5 sobre 10. La confianza media en la Comisión de investigación de accidentes de la Aviación Civil era de 3,8 sobre 10 y su independencia ha recibido una valoración que oscila entre el 1,2 y el 2,4 sobre 10. Las cifras hablan por sí solas».

«Falta de actitud necesaria para cambiar y mejorar».

«Todos tenemos que colaborar de forma transparente y honesta para prestar a los ciudadanos un servicio lo más cercano posible a la excelencia».

«Ante el accidente, dos preguntas: ¿Qué podría haber hecho yo para lograr evitarlo? Y, ¿Qué puedo hacer para que no se repita?»

«Actitud transparente y constructiva, mucho criterio y experiencia para promover cambios que permitan a la Autoridad Aeronáutica recuperar la confianza y la credibilidad en la labor que realiza…»

«Es necesario un cambio de modelo… cambiar las actitudes para que las instituciones aeronáuticas actuales o futuras generen la indispensable confianza…»

«Sacrificio que sirva para mejorar la Sociedad que queremos construir entre todos».

 ¿Nos suena todo esto? ¿Aplicable a otros aspectos de nuestra vida diaria? Una buena oportunidad para reflexionar y empezar a poner las bases, cada uno en la medida de sus posibilidades, para recuperar la confianza, que se gana con mucho trabajo y se pierde en un instante.


domingo, 21 de octubre de 2018

NEIL




En estas fechas se está celebrando el 60 aniversario de la fundación de la National Aeronautics and Space Administration, N.A.S.A., lo que traducido es Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio, la institución norteamericana encargada de todo lo relacionado con el espacio y los viajes espaciales. Desde pequeño me han fascinado estos asuntos del espacio y del universo, especialmente unas dimensiones que no alcanzo a comprender.

Algunos años más tarde de su fundación, sus proyectos se plasmaron en 1969 cuando tres astronautas en la misión Apolo 11 orbitaron la luna y dos de ellos la pisaron. El primero en hacerlo fue Neil Armstrong al que podemos ver sonriente en la fotografía que acompaña esta entrada, que tiene un significado especial para mí. Neil falleció en 2012 pero su compañero de aventura, Edwin E. «Buzz» Aldrin continúa entre nosotros hoy en día, octubre de 2018. Los Estados Unidos y la entonces Unión Soviética mantenían en aquella década de los sesenta una desenfrenada carrera por ser los primeros en acercarse y pisar nuestro satélite.

Por aquel entonces, uno de los técnicos americanos que trabajaban en Robledo de Chavela era Jerónimo. Mi padre, Anastasio, era el cartero que le llevaba las cartas y que le hizo ganar una apuesta especial. Jerónimo se apostó con sus amigos americanos que era tan famoso en la zona que si le dirigían una carta en la que solo figurara su nombre y la población, la recibiría sin problemas. Mi padre, al ver una carta destinada a un escueto Jerónimo, que venía de Estados Unidos, no tuvo ninguna duda del destinatario y se la entregó, lo que le hizo ganar la apuesta. Siendo yo muy pequeño, visité las instalaciones junto con mi padre por cortesía de Jerónimo, instalaciones que he vuelto a visitar hace algunos años con motivo de actividades de la Semana de la Ciencia madrileña. Ya de mayor, he tenido la oportunidad de visitar Cabo Cañaveral, la estación de despegue de la NASA en Florida, Estados Unidos. Por pocos días no pude presenciar en directo un despegue del transbordador Atlantis, pero la visita a las instalaciones y los preparativos fueron impresionantes. Posteriormente, el año pasado visité el centro que la NASA tiene en Houston, Texas, otro deleite para los sentidos.

En la misión Apolo 11, la estación de seguimiento de la NASA en Robledo de Chavela / Fresnedillas de la Oliva tuvo una especial participación al ser el enclave de los tres que tiene la NASA en la Tierra que recibía en primicia las comunicaciones de los astronautas. Técnicos españoles fueron los primeros en escuchar la famosa frase pronunciada por Neil «Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad». Uno de ellos fue Carlos González Pintado, un técnico con más de cuarenta años de experiencia al que todavía podemos escuchar en charlas que la estación de Robledo de Chavela programa de forma periódica en su Centro de Visitantes.

Volviendo a la fotografía, mi padre era un gran coleccionista de sellos. Como no podía ser de otra manera, Correos se hizo eco de la presencia del hombre en la Luna y emitió una serie conmemorativa. Ayudado por Jerónimo, mi padre envió una colección de sellos a Neil Armstrong con la petición de que se la firmara, pero recibió una amable contestación —ya es todo un detalle— diciendo que los protocolos de la NASA no se lo permitían pero que en compensación le enviaba esa foto dedicada. Un detalle como digo que hizo las delicias de mi padre.

Mi memoria me traiciona, pues recuerdo haber visto el primer paseo lunar humano retransmitido por televisión en el colegio, pero la fecha en que se produjo, 21 de julio de 1969, no es época colegial y mucho menos la hora, 02:56 UTC, así que sería uno de los posteriores. Se han escrito ríos de tinta sobre la posibilidad de que todo esto fuera un montaje, un monumental engaño, pero en los siguientes años nuevas misiones Apolo llevaron a hombres a la luna en cinco ocasiones más, alcanzando el número de doce las personas que han paseado por la luna.

El año que viene, 2019, se celebrará sin duda el 50 aniversario de la llegada del hombre a la Luna, con lo que podremos volver a recordar y disfrutar de nuevos eventos relacionados con la exploración espacial. Desde diciembre de 1972, fecha de la misión Apolo 17, ningún ser humano ha vuelto a pisar la Luna, aunque parece que el interés por hacerlo se ha suscitado de nuevo, no solo en Estados Unidos sino en otros países que tienen proyectos espaciales como Japón, China o la India e incluso empresas particulares. Veremos posiblemente un renacer del interés por visitar nuestro satélite y quién sabe si con el tiempo no se convertirá en un lugar especial para pasar las vacaciones para gente normal y corriente, eso sí, me imagino que con una cierta capacidad monetaria.

Para terminar, en estos días se ha estrenado la película «The first Man» (El primer hombre) que narra la vida de Neil Armstrong. Acudí a una sala el propio día de su estreno con mucha ilusión. Esto quizá hizo que me defraudara la película. No sabría decir por qué, pero salí algo disgustado. Habrá que verla de nuevo pasado un tiempo.


domingo, 14 de octubre de 2018

DISEÑO




Me lo han dicho últimamente en varias ocasiones, pero me resisto a creerlo, aunque vaya Vd. a saber. La persona que inventó el diseño de los sobres de azúcar que usamos en cafés e infusiones en bares y restaurantes cayó en una depresión que le llevó a quitarse la vida al comprobar que su diseño, en realidad, no servía para nada. Al parecer, se trata de una leyenda urbana, una más de esas que circulan por la red. Pero las personas somos animales de costumbres…


Hace muchos años el azúcar destinado a los cafés, infusiones o vasos de leche en bares y restaurantes se facilitaba en formato terrón compacto. Recuerdo haber sujetado el terrón con la punta de los dedos y sumergirlo un poco para observar el fenómeno de la capilaridad y como el líquido iba subiendo poco a poco por el azúcar hasta que llegaba a los dedos y había que soltarlo. Otra versión era situarlo en la cucharilla ligeramente sumergida y así podíamos aguantar más el fenómeno hasta que el terrón se deshacía completamente. Juegos de niños mientras tomabas la leche con tus padres en el bar ya que no debías intervenir en la conversación de los mayores.


Según he podido ver en internet, aunque sin dedicarle mucho tiempo, el formato del azúcar en terrones apareció en el año… ¡1841!. Por alguna razón que supongo sería práctica, aquello de los terrones desapareció y fue sustituido por los sobrecitos con el azúcar en su estado natural. Supongo que de cara a la industria sería más barato. Nos quitaron con esto el juego y lo que se hacía era sacudir los sobrecitos cogidos por una esquina para que el azúcar bajara antes de romperlos para su vertido. Hubo otros diseños menos vistos en forma triangular, pero hace no mucho tiempo empezamos a ver que los sobrecitos se habían alargado y en la actualidad siguen coexistiendo ambos formatos.


¿Un cambio de formato simplemente? Si hacemos la prueba con algún conocido —yo lo he hecho muchas veces en los últimos meses desde que me dijeron lo del suicidio— casi todo el mundo realiza con el sobrecito alargado la misma operación que con el clásico, es decir, lo coge por la parte superior, lo agita, lo rasga por donde lo tiene cogido y lo vierte en el café o lo que sea. Algunos, para generar menos unidades independientes de basura, meten el papelito pequeño en el grande antes de arrugarlo todo como conjunto y dejarlo en el lateral de la taza, cuando no tirarlo al suelo, una costumbre muy española que todavía puede verse en la barra de los bares.


En febrero de 2015 hablaba en la entrada «INNOVACIÓN» de cómo evolucionan los diseños en los paquetes para hacernos la vida más fácil cuando los manipulamos y como muchas veces no somos conscientes de estos cambios y seguimos con las prácticas de toda la vida. Esto es lo que nos ocurre con los sobrecitos alargados de azúcar, que en realidad están pensados para sostenerlos con la yema de los dedos por los extremos y partirlos por la mitad con una ligera presión de los pulgares de forma que el azúcar caiga directamente en el recipiente, sin tener que sacudir, cortar y esas manipulaciones que (casi todos) hacemos.


Por lo visto, el inventor del formato nuevo no se suicidó, sino que murió plácidamente en su cama con ochenta y muchos años. Lo que sin duda si sería verdad es que se sintiera un poco defraudado al ver que los parroquianos de bares, cafeterías y restaurantes no apreciaban sus esfuerzos por hacerles la vida más sencilla. Pero somos impredecibles, así que cada uno abrirá el sobrecito como le de la real gana: con los dientes, con un cuchillo o hasta con una radial… ¡Hay gente para todo!