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domingo, 27 de abril de 2025

IA (o AI)


Hasta en la sopa. Hace un tiempo se encontraba uno de forma muy esporádica con este par de vocales en este orden o en el contrario —AI—. Pero ahora no pasan cinco minutos sin que este concepto asalte nuestros oídos o nuestros ojos: inunda nuestras vidas y no podemos sustraernos a este tema de la Inteligencia Artificial —Artificial Intelligence—. Y no sirve decir que no estás interesado, porque o bien te lo colocan en aplicaciones o en páginas web o bien sufres sus efectos.

La RAE define inteligencia artificial como «disciplina científica que se ocupa de crear programas informáticos que ejecutan operaciones comparables a las que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento lógico». No está de más recalcar aquí que los programas informáticos que están detrás de la IA los generan personas, aunque la propia IA es capaz de generar programas a su vez.

Es verdad que en muchos casos puede resultar de gran ayuda utilizar esta(s) herramienta(s) para obtener información rápida y estructurada sobre un tema en particular, cuando no generar imágenes o vídeos que verdaderamente llaman la atención por su verosimilitud. He visto a mi hija hacer cosas verdaderamente impactantes usando esta inteligencia que no es inteligencia realmente y que lo que tiene de artificial cada vez lo disimula más.

Es muy loable que cada cual use las herramientas que la tecnología pone a su alcance para desarrollar mejor sus capacidades generativas o de comunicación con los demás. Podemos renunciar, por ejemplo, a WhatsApp, Telegram o similares alegando que es una red social como mi buen amigo Juan, pero nos perderemos un mundo de posibilidades. Claro, hay que recordar que nada es gratuito en este mundo y el uso puede conllevar ciertos peligros como la pérdida de privacidad o los  posibles ataques de los amigos de lo ajeno para hacerse con nuestros dineros.

Como con toda herramienta, en mayor o menor medida, es conveniente cuando no necesario dedicar un tiempo para familiarizarse con su manejo para obtener mejores resultados. Por poner un ejemplo análogo, todos usamos algún buscador en la red, por lo general Google, aunque hay otros. Pues bien, el modo que hagamos nuestras preguntas y pongamos nuestros vocablos de búsqueda es fundamental para obtener resultados precisos. Hice hace algún tiempo un cursillo sobre esto del buscador y fue un tiempo muy bien empleado. Con la IA, o la AI, es lo mismo: es fundamental familiarizarse con el modo de hacer las preguntas —conocidas en la jerga como prompts—. Vean un anuncio reciente en El País

Algunas recomendaciones muy básicas sobre el asunto de los prompts serían el ser específico (cuanto más detalle mejor), aportar un contexto (no es lo mismo un entorno académico que uno de entretenimiento) e iterar y requeteiterar (todas las veces que sea necesario hasta ajustar los resultados).

Ahora bien, el problema que debemos afrontar siempre en nuestras interacciones con la IA es el grado de credibilidad que otorgamos a sus respuestas. Aunque sea todo muy rápido, muy bonito, muy estructurado y muy completo, no podemos creernos a pies juntillas los resultados que nos arroja. Habremos de verificarlos y decidir si nos sirven, si nos sirven a nosotros y sobre todo si los asumimos para comunicarlos a otros. Y es que en este aspecto me han ocurrido tres casos esta semana…

El primero. Hago una consulta por wasap a varios amigos sobre un tema legal que me interesa para que me cuenten sus experiencias. Uno de ellos, en un tiempo récord, me contesta con una perorata muy extensa que evidentemente no ha tenido tiempo de escribir, al menos en la pantalla de un teléfono. Le pregunto si lo que me está diciendo lo conoce él y la respuesta me deja helado: «Es lo que me ha dicho la IA». ¡Toma castaña! Pregunto por una experiencia personal y me contesta con… sin calificativos.

El segundo. Tengo un (ligero) problema con mi declaración de la Renta del año pasado derivado de la venta de una casa muy antigua heredada de mis padres en la que hemos intervenido una veintena de propietarios con diferentes porcentajes de participación. Hay que liquidar en el IRPF de la Declaración de la Renta de 2024 esa venta y antes de ponerme a confeccionar la declaración, se me ocurre poner en común con todos ciertos aspectos a la hora de calcular valores y cómo incluirlos en la declaración de forma correcta. Y aquí no vale consultar a un gestor porque como ya sabe en España, tres gestores, cinco soluciones... y además sin compromiso si luego la declaración está mal. Pues bien, uno de mis familiares me suelta un discurso que para qué, eso sí, indicándome de antemano que «es lo que le ha dicho la IA». No sé si en el caso de que siga estas instrucciones y resulte ser errónea, me podría justificar ante el inspector de Hacienda alegando que he seguido a pies juntillas las instrucciones facilitadas por la IA.

Y el tercer caso es uno que yo tildaría de peligroso, siempre según y cómo se utilice, claro. En unos talleres de escritura a los que asisto, realizamos ejercicios de relatos cortos propuestos por el profesor que son leídos en clase y comentados entre todos. En la última sesión, uno de los asistentes leyó un texto magnífico. Tras los comentarios y alabanzas, nos descubrió que la IA andaba por ahí… Subió el escrito original a la IA para obtener comentarios y la respuesta, que nos mostró, es como para descubrirse: no creo que un buen crítico literario lo hubiera hecho mejor. Ahora nos queda la duda de si el escrito es original suyo, se ha modificado con las indicaciones de la IA o ha sido la propia IA la que lo ha redactado.

La imagen que ilustra esta entrada está tomada en una zona de contenedores de basura. Sin entrar en que el depositario no se haya molestado en desplazarse 100 metros para dejar la caja en el contenedor apropiado para papel, vemos que se trata de una televisión que además de su marca y modelo incluye las letras «AI». En la descripción de las características figuran las leyendas «Smart TV webOS 24 con IA actualizable durante 5 años, compatible con…» y «Rendimiento óptimo con el procesador de alta potencia creado para QNED 4K que maximiza la calidad de imagen y sonido a través de IA». Dentro de poco la escoba y el recogedor no funcionarán si no están conectados a la IA.

Estamos apañados. Como se ha comentado, la redacción es perfecta, sin faltas de ortografía, con la indentación (sangrado) correcta, párrafos, separaciones, capítulos… Y esto no solo en textos, sino que también podemos obtener piezas de programas informáticos, fotografías o vídeos perfectamente verosímiles creados de la nada o, lo que es peor, modificando aspectos de personas conocidas. Y lo de clonar la voz de alguien… miedo da, especialmente cuando te llegan cosas que no sabes si son una creación humana o… de la IA.