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sábado, 28 de junio de 2025

TÓPICOS


Si preguntamos a cualquiera la opinión que tiene de uno de los «famosos» emperadores romanos de la dinastía conocida como la de los Julio-Claudios, por ejemplo, Tiberio, Calígula o Nerón, la respuesta será la mayoría de las veces negativa: malos, muy malos, tiranos, despiadados, violentos, pervertidos, locos de atar, autócratas, asesinos… ¿Por qué tenemos estas ideas de ellos? Cada cual tendrá que responder en función de sus conocimientos, por lo general superficiales y obtenidos de fuentes que no se atienen a la Historia con mayúsculas. 

Esta semana pasada he tenido la oportunidad de disfrutar (presencialmente) de un magnífico curso de verano que ha tenido lugar en el Campus de Colmenarejo de la Universidad Carlos III de Madrid, un campus magnífico al que puedo acceder en transporte público desde mi domicilio. El curso se titulaba «Más allá de los tópicos; La Historia que no te contaron». Durante cinco intensas mañanas, catedráticos y profesores de varias universidades —Carlos III de Madrid, Granada, Complutense y Externado de Colombia— nos han deleitado a los asistentes con «otras» versiones de la historia que confrontaban la mayoría de las veces nuestras asumidas percepciones de diferentes sucesos, desde las Antiguas Roma y Grecia hasta nuestros días, pasando por la Edad Media y la Edad Moderna.

No es cuestión de hacer aquí un resumen de la enorme cantidad  de mitos y tópicos que se han derrumbado, o cuando menos se han tambaleado y puesto en cuestión, con los hechos razonados comentados por los profesores. Una abundante documentación en libros, películas, artículos y demás medios han quedado registrados en nuestros apuntes y notas, de forma que, yo al menos, tengo un trabajo enorme de lectura y visionado por delante para asentar conocimientos y formarme nuevas ideas sobre hechos y personajes históricos.

Ya he comentado en ocasiones anteriores que utilizo este blog como una forma de documentación personal a la que volver en el futuro para recordar situaciones. Todos los profesores, ellos y ellas, implantaron en mí una profunda huella, pero uno especialmente: Ricardo del Molino, profesor titular de historia en la Universidad Externado de Colombia y que el destino ha querido hacernos llegar a este curso. Sus magníficas clases versaban sobre dos temas: «Entre la memoria y la historia: revisitando la imagen de los emperadores perversos de la Roma Imperial» y «Mitos clásicos y realidades modernas: el homoerotismo griego y su apropiación por los movimientos LGTBI».

Con independencia de los temas, en los primeros momentos de su disertación nos hizo una revisión magnífica de lo que él entiende, y se debería entender, añado yo, por Historia y como aproximarse a ella. Empezó recomendando dos libros básicos que detallo a continuación:

Lowenthal, David - El pasado es un país extraño
Collingwood, Robin Georges - Idea de la historia

El Capítulo V del primero, titulado «Cómo conocemos el pasado» y la quinta parte del segundo, titulada «Epilegómenos» deberían ser, en su opinión y con mi convencimiento, un catecismo no solo para cualquier historiador sino para cualquier aficionado a la historia o cualquier persona que quiera acercarse con propiedad a hechos del pasado.

Voy a tratar de hacer —hacerme— un resumen rápido con las ideas principales que nos transmitió este magnífico profesor del que a buen seguro estarán disfrutando nuestros hermanos colombianos. Es preciso distinguir dos cuestiones diferentes, aunque complementarias: MEMORIA e HISTORIA. Y para hacer un trío añadiremos la ARQUEOLOGÍA/RELIQUIAS.

MEMORIA son las verdades que cada sociedad o persona ha recordado. Hay tantas memorias como personas, incluso más, porque una misma persona puede tener varias en diferentes momentos de su vida.

ARQUEOLOGÍA/RELIQUIAS huellas tangibles que van apareciendo como vestigios. Tengamos en cuenta que pueden no haber aparecido todas y nuevos hallazgos pondrán en cuestión lo que hayamos decidido hasta entones. Un ejemplo fácil de entender: la vida cotidiana romana tiene un antes y un después tras el descubrimiento y excavaciones en Pompeya. No solo esto, sino que el progreso de la tecnología puede arrojar nuevas luces sobre objetos ya tratados con anterioridad.

HISTORIA pero teniendo siempre en cuenta la MEMORIA y la ARQUEOLOGÍA, construir nuestro relato pero sin creernos a pies juntillas sus aportaciones. Un buen científico será una persona inmersa hasta las profundidades en la DUDA, en todo momento, cuestionándose sin desmayo todo lo aprendido y no dando nada por definitivo.

Somos muy dados en la actualidad a aproximarnos a momentos del pasado con lo que se ha dado en llamar «presentismo», esto es,  «proyección de los valores del presente en el pasado», un concepto al que ya me he asomado en este blog en enero de 2023 en la entrada «PRESENTISMO». Mi querido profesor Eduardo Juárez Valero nos recuerda que «… no nos damos cuenta de que la historia es una acumulación de experiencias humanas» y «El ayer nos grita su sordo saber sin que encuentre respuesta en las mentes corroídas por el presentismo más falaz».

Está muy requetebién que los historiadores tengan una vastísima imaginación, para ponerse en las situaciones más estrambóticas que se les puedan ocurrir, pero siempre serán proyectos que deberán corroborar con la memoria y la arqueología —y fuentes primarias— a su disposición. Luego… tras verificaciones exhaustivas, a equivocarse tocan, como buenos humanos. Pero la revisión debe ser continua y permanente para alcanzar aproximaciones plausibles cercanas a la verdad. 

Retornando al párrafo inicial de esta entrada… ¿Fueron tan malos los Julio-Claudios? Pues… según. Tengamos en cuenta que la historia la escriben por lo general los vencedores y poderosos, no habiendo lugar en ciertas épocas para disidentes. Si en lugar de los clásicos Tácito o Suetonio nos acercamos al historiador romano del siglo I Gayo Veleyo Patérculo y su historia dedicada al emperador Tiberio quedaremos sumidos en la desazón y cuando menos cada uno, tras haberse preocupado, tendrá su propio «Tiberio». Aclaro que Tiberio como personaje, no con la acepción muy utilizada de «montar o armar un tiberio» cuya negatividad es por todos conocida. ¡No hay verdades! ¡Viva la incertidumbre! Y esto es solo un ejemplo.

Cómo bien saben y constatan los historiadores, los medios en general hacen flaco favor a la Historia. Y a sabiendas, en aras de «vender». Novelas históricas, series de televisión, películas cinematográficas y artículos periodísticos caen en tópicos que son absorbidos sin cuestionamiento por el público en general. Tras el curso y cómo manifestó el profesor… ¡Nerón no es tan malo! Aunque matara a su madre —no sabemos a ciencia cierta las razones— o quemara la ciudad de Roma cuando ni siquiera estaba allí. Y tras su muerte aparecieron tres posibles Nerones en Oriente… ¡no sería tan malo!

Dudemos, dudemos, dudemos… siempre en la duda. Muchas gracias, profesor.