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domingo, 22 de enero de 2023

EMPASTILLADOS

 

Recuerdo con nitidez el botiquín que había en casa de mis padres en mi infancia, allá por los años 50 y 60 del siglo pasado. Tratábase de un pequeño armario —no mayor que un folio— de madera pintada de color añil, con espejo en la puerta, colgado en la pared del baño a una cierta altura para que los niños no alcanzáramos su contenido. Un contenido por otra parte muy exiguo que se limitaba a esparadrapo, gasas, algodón, aceite de ricino, alcohol, agua oxigenada, Mercromina, linimento Sloan, Vicks-Vaporub, vaselina, cacao de labios, aspirinas, un termómetro de aquellos de cristal y mercurio y… poco o nada más.

Toda comparación con la realidad actual es imposible. Los medicamentos se almacenan en nuestras casas en varios sitios y en un número tan elevado que muchas veces no somos conscientes ni siquiera de disponer de alguno de ellos en el fondo de un armario o una bandeja como las que pueden verse en la imagen. No está de más una revisión de vez en cuando para detectar aquellos caducados o que no vamos a utilizar para llevarlos a la farmacia y que tengan su utilidad.

Recibo esta semana un wasap de un buen amigo, Miguel Ángel, con el siguiente texto:

Buenos días Ángel Luis. Recuerdo tu interesante y, preocupante, conferencia acerca de las «Estatinas». Un primo médico de [su mujer] nos ha enviado esta información, que te remito por si fuera de tu interés.

…(*)

Este rollo se traduce en que tienes que ir a tu médico de atención primaria para que te remita a una unidad metabólica o de lípidos para que te puedan indicar la administración del fármaco. En el Hospital Gregorio Marañón creo que hay unidades de este tipo

Un abrazo.

(*) Para no enmarañar esta entrada, reproduzco el texto recibido del mencionado artículo al final para recuerdo mío y de todos aquellos interesados en profundizar en este asunto, incluso después de haber leído esta pieza del blog.Y con la advertencia de que la fecha de publicación de este artículo es de abril de 2016.

La conferencia, charla, sobre las Estatinas a la que hace mención se titula «El colesterol visto por un profano» y puede verse en la plataforma Youtube en este enlace. En ella contaba mis experiencias personales con el colesterol y los medicamentos básicos para su tratamiento: las Estatinas, medicamentos que tienen, para mí, muchas más sombras que luces y que no tomaré nunca jamás.

Recuerdo con horror la última etapa de la vida de mi madre en la que, sin estar enferma, tomaba la friolera de 15 pastillas diarias porque, claro, a una edad hay que cuidarse. En estos días yo ya voy por cinco diarias, de forma crónica, y desde luego no estoy dispuesto a seguir así, de forma pasiva, cuidándome o dejándome cuidar por unas pastillas.

Resumiendo, el artículo mencionado y la novedad, es que hay «nuevos» medicamentos para el tratamiento del colesterol. Unos medicamentos que además de carísimos son biológicos y se basan en las propiedades del «xxxcumab» —Alirocumab y Evolocumab— para controlar los niveles de LDL en sangre. Mira tú por donde, que suerte he tenido, que esta novedad me la estoy aplicando desde hace un año bajo el control del médico internista de mi hospital de referencia, que me controla —es un decir— el proceso suministrándome en la farmacia del propio hospital las inyecciones que me auto administro yo una vez al mes.

¿Tiene sombras este nuevo medicamento? Empiezo a pensar que, para mí, sí… y muchas. Durante toda mi vida, mi tensión arterial y mi analítica sanguínea han sido más o menos normales y estables salvo, claro, los niveles de colesterol, que estaban mal, por encima de los rangos establecidos por la medicina, que hay que aclarar que han ido descendiendo drásticamente con el paso del tiempo. Aclaro que mi madre andaba y mis hermanos andan también con niveles altos de colesterol, lo que pudiera indicar algún tipo de genética en el asunto.

Ahora, tras un año de inyectarme mensualmente 300 mg. de xxxcumab (Praluent-Alirocumab) mis niveles de colesterol total y LDL han mejorado claramente —las luces— pero otros niveles sanguíneos —las muy oscuras sombras— se han ido a hacer puñetas: glucosa en niveles de pre-diabético, ácido úrico elevado, triglicéridos en el límite, homocisteína alta, ferritina por las nubes, defecto de vitamina D, Creatininaquinasa CK alta (sinónimo de atrofia muscular), bilirrubina disparada, tensión arterial más elevada…

Nuevamente este segundo ataque a mis niveles de colesterol en sangre con el novedoso principio xxxcumab (el primero fue con las Estatinas) ha derivado en un cuadro que no me gusta nada y que hace que en estos momentos esté tomando cinco pastillas diarias para contrarrestar (sin conseguirlo del todo) los que yo supongo efectos adversos de mi descenso de colesterol en sangre. Como se suele decir, estoy empastillado hasta las trancas y desde luego no estoy por la labor. Tengo casi tomada la decisión de abandonar el novedoso tratamiento y comprobar si vuelvo a mi analítica corriente con valores normalizados y colesterol alto. 

Está claro, al menos para mí, que a mi hígado no le gusta que le toquen los perenguendengues y se rebela cuando un medicamento, por muy biológico y natural que sea, le intenta meter mano. Habrá que meterle en vereda por procedimientos naturales porque sigo manteniendo mi opinión de que los medicamentos son necesarios, de forma puntual, para arreglar una anomalía, pero estarlos tomando de forma crónica...

ARTÍCULO (*)

«Los nuevos fármacos "biológicos" que con siguen reducir de forma drástica las cifras de colesterol LDL»

Que el abordaje de la hipercolesterolemia y la enfermedad cardiovascular están cambiando significativamente es algo que ningún experto cuestiona. La llegada del primer principio activo autorizado de una nueva clase de hipolipemiantes ha supuesto un antes y un después en aquellos pacientes con colesterol muy alto y riesgo cardiovascular asociado. Así se puso sobre la mesa durante el encuentro ‘Avances que innovan en hipercolesterolemia’, organizado por la biotecnológica estadounidense Amgen y la española Ferrer el pasado uno y dos de abril, con el aval científico de la Sociedad Española de Arteriosclerosis (SEA), al que acudieron más de 200 asistentes, entre internistas, endocrinos y nefrólogos.

Para los expertos, la disponibilidad de inhibidores de PCSK9 (proproteína convertasa subtilisina/ kexina tipo 9) puede considerarse una de las novedades “más importantes” de los últimos 25 años en el campo de la hipercolesterolemia.

PCSK9 es una proteína producida por las células hepáticas que controla la vida media del receptor LDL y, como consecuencia, modula la cantidad de colesterol que hay en sangre. Es también uno de los principales protagonistas en el horizonte del tratamiento de la dislipemia. Existen dos tipos de mutaciones en este gen: unas con ganancia de función del gen, y otras que la reducen. Las que aumentan su papel, destruyen el receptor LDL, que es la causa de hipercolesterolemia familiar.

En el otro lado, están las mutaciones que no producen proteína o bien una proteína defectuosa, que se acompañan de disminución muy importante de la concentración de colesterol. Por este motivo los inhibidores de PCSK9 representan un tratamiento esperanzador con “reducciones espectaculares del colesterol LDL en torno a un 60 por ciento”, apunta Lluis Masana, director de la Unidad de Medicina Vascular del Hospital Universitario Sant Joan de Reus.

En este sentido, desde febrero está disponible en España evolocumab —comercializado por Amgen y Ferrer como Repatha— para pacientes con niveles elevados de colesterol LDL (c-LDL) y un riesgo elevado de sufrir eventos cardiovasculares (CV). Evolocumab se une selectivamente a PCSK9 y evita que se una al receptor de lipoproteínas de baja densidad (rLDL) en la superficie de las células hepáticas. Así, se impide la degradación del rLDL por mediación de PCSK9 y se consigue que el aumento de los niveles de rLDL en el hígado reduzca el c-LDL en suero.

Como explica Juan Francisco Ascaso, presidente de la SEA, es una terapia complementaria para aquellos pacientes cuyo control es insuficiente con el abanico terapéutico actual, liderado por las estatinas en primera línea y los inhibidores de la absorción intestinal de colesterol (ezetimiba o resinas de intercambio iónico) en segunda.

Farmacología de los ACM

“Evolocumab es un anticuerpo monoclonal IgG2 humano que se une selectivamente a la proteína circulante y evita la degradación de los receptores de LDL mediada por PCSK9. Como consecuencia se produce una disminución en los niveles de c-LDL en plasma”, explica Miguel Pocoví, catedrático de Bioquímica y Biología Molecular. En el campo de la enfermedad cardiovascular y de la hipercolesterolemia la utilización de anticuerpos monoclonales “es una novedad absoluta”, a juicio del vicepresidente de la Sociedad Española de Hipertensión (Sehlelha), Francisco J. Morales. En este sentido destacó la seguridad de esta terapia, entre otros motivos por ser un anticuerpo monoclonal totalmente humano, por lo que presenta un riesgo muy bajo de producir reacciones inmunológicas. “Por su origen biológico carece de efectos diferentes del bloqueo del PCSK9”, añadió.

Por otro lado, Masana hizo mención a los ensayos clínicos que avalan la eficacia de los inhibidores PCSK9, en concreto de evolocumab. Estos son: LaPlace-2, Rutherford-2, Tesla, Osler-2 y Gauss-2 que ponen sobre la mesa los tres escenarios donde esta terapia es eficaz: en pacientes que parten de cifras de LDL muy altas, pacientes de alto riesgo que han de llegar a cifras de LDL muy bajas, y pacientes que no toleran las estatinas actuales.

Asimismo, durante el encuentro se planteó si este nuevo tratamiento en combinación con estatinas reduce la mortalidad por eventos cardiovasculares. Actualmente, se conocen resultados clínicos preliminares que muestran que el uso de estos anticuerpos además de reducir los niveles de colesterol, disminuye el número de infartos, ictus y muertes cardiovasculares, y por tanto la incidencia de la enfermedad cardiovascular algo más del 50 por ciento. Se han llevado a cabo estudios específicamente diseñados para demostrar el efecto en la reducción de eventos cardiovasculares. En concreto, para evolocumab, “el estudio Fourier nos dará las respuestas definitivas a finales de 2016 o principios de 2017”, adelantó Masana.

En definitiva, los encargados de la mesa redonda ‘Tratamiento actual y futuro de las hipercolesterolemias’, consideran que los estudios reflejan un paso adelante en la investigación en el campo de la prevención cardiovascular y la hipercolesterolemia, con “reducciones históricas”. A juicio de Pocoví, sobre todo para aquellos pacientes que no toleran las estatinas o que, a pesar estar tratados con estatinas más potentes, no logran un control adecuado de c-LDL.

Evolocumab se une selectivamente a PCSK9 y evita que se una al rLDL en la superficie de las células hepáticas

Los anti PCSK9 disminuyen el colesterol LDL hasta un 75% y se está estudiando su incidencia en la enfermedad.

(*) NOTA: Este artículo está recogido de una información publicada en La Gaceta Médica, en abril de 2016,  accesible desde este enlace