El tamaño sí importa. Al menos hay que tenerlo en cuenta dependiendo del contexto y del tema donde se utilice. Siempre importa.
Vivimos en una época asombrosa, que hace palidecer a nuestros mayores por no llegar a entender muchas de las cosas que les rodean. La ciencia y la tecnología nos proporcionan, especialmente a los que vivimos en un mundo “desarrollado”, una cantidad ingente de sensaciones y posibilidades que hace unos años no podíamos ni siquiera imaginar. Uno de los apartados donde las ciencias avanzan que es una barbaridad es en la informática. Pero que avance la informática no quiere decir que los ciudadanos nos beneficiemos de ella en la misma proporción. Mal utilizada se puede convertir en un arma arrojadiza contra nosotros mismos, como comentaba en mi entrada anterior titulada “DOMICILIO”. Ahondemos un poquito más.
Un fichero informático, hablando en términos generales, está formado por campos, “fields” en inglés, que pueden ser de formato fijo o variable. Lo más cómodo y fácil de utilizar es diseñar estos campos con un tamaño fijo en cuanto al número de caracteres que pueden contener. Antiguamente se cuidaba mucho esto del tamaño, de los campos informáticos me refiero, dado que los recursos eran muy limitados para la cantidad ingente de información que se querían almacenar. Hoy esto ha cambiado y quién más y quién menos tiene en su casa uno o varios discos duros que suman montones de “gigabytes” e incluso “terabytes”, donde el principal gasto se lo llevan los archivos multimedia, fotos, música o películas, mientras que los archivos de datos ocupan poco.
Con el abaratamiento de costes en el almacenamiento de datos, las empresas han ido ajustando sus “tamaños” para adaptarse a los nuevos tiempos. Por ejemplo las aplicaciones informáticas de Hacienda o el Padrón de Ciudadanos. Pero hay algunas que andan en épocas pretéritas, como por ejemplo la Dirección General de Tráfico, conocida por las siglas DGT.
El campo que ha destinado la DGT a albergar nuestro domicilio completo consta de 26 caracteres. Para incluir en estas veintiseis posiciones un domicilio, los empleados de la propia DGT tienen que hacer “encaje de bolillos” de forma que el resultado sea claro y completo, sobre todo para el funcionario de Correos que deberá entregarnos las notificaciones, multas u otra, que nos dirijan.
Voy a poner un ejemplo real, para que nos entendamos. Supongamos mi domicilio
CALLE SAN ADALBERTO NRO.17 PORTAL-4 PISO SOTANO 1 IZDA.
He escogido un nombre de santo que tiene las mismas letras que el que reza en mi calle. La dirección resulta extraña por lo del Portal y el Sótano, pero hoy día es frecuente que en las direcciones existan bloques, escaleras, entreplantas y demás. Esta mañana he dado con una persona amable y que se ha esforzado en la ventanilla de la DGT para intentar trasladar mi domicilio al hueco de que dispone. ¿Ven como si es importante el tamaño?. Al final, la dirección ha quedado así en los ficheros informáticos
S ADALBERTO 17 PL4 S 1 IZ
Todo un ejemplo de concreción. Ahora lo que hace falta es que el cartero que toque el día que llegue una notificación de tráfico traduzca de forma coherente estos datos y haga llegar la carta al buzón correspondiente. Si no es así y no pone celo, aviados estamos.
Y ahora les propongo un ejercicio que estaría bien como concurso para todas aquellas personas que entre sus cometidos tengan el introducir datos en ficheros informáticos. Cójanse un callejero y elijan una calle de las más larguitas y añadan datos de bloque, escalera y demás. A ver como se comprime en 26 caracteres. El jurado de los resultados será un comité formado por personal de Correos, que son a la postre los que van a disfrutar o mejor sufrir las consecuencias. Habría que ver como se reflejan los estados de ánimo de las personas al tener que lidiar con semejantes reducciones ….. de tamaño.
Les propongo la siguiente dirección, que puede ser real
PLAZA SANTA JOAQUINA DE VEDRUNA,
BLOQUE-6 PORTAL-3 ESCALERA-2 PISO-SOTANO 2 LETRA-C.
Se admiten propuestas de resultados, sin pasarse de 26.
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