Lunes, 14 de marzo de 2011. MORONDANGA
Hace unos días cayó en mis manos esta palabra con gran regocijo por mi parte al no saber lo que significaba. Es una oportunidad de ir al diccionario y aumentar el acervo y de paso me ha venido bien para una entrada en este blog.
Es de sobra conocido por todos el poder que tiene la distracción provocada a sabiendas en otra persona cuando esta se ve metida en una espiral de la que o no sabe o no quiere salir. Un ejemplo por todos utilizado es cuando nos llega ese niño llorando y chillando a grito pelado porque se ha caído y se ha hecho una pequeña herida de la que sale un poco de sangre. El mejor método en estos casos es hacerle caso inicialmente durante un pequeño y breve espacio de tiempo y a continuación desviar su atención al pajarito que pasa volando, al perrito que está enfrente o la forma de las nubes del cielo o cualquier otra cosa que distraiga de forma radical su atención y le haga olvidarse de ese tremendo dolor que está sufriendo.
Y esto no es solo cosa de niños. Se ha utilizado con profusión a lo largo de todas las épocas y se sigue utilizando. Los que llevamos unos pocos años en este mundo y en este nuestro país, España, recordaremos aquellos “Primeros de Mayo” de finales de los sesenta y principios de los setenta del siglo pasado en los que el gobierno de turno nos obsequiaba, desde el día anterior, con todo tipo de eventos que sirvieran para disuadir a la gente de acercarse o tomar parte en las manifestaciones, generalmente convocadas por sindicatos y gentes de izquierda no muy bien vistas en aquellos años. Recuerdo una víspera en que nos tuvieron a todos pegados a la televisión con un partido de fútbol Real Madrid-Zaragoza, una corrida de toros desde Las Ventas y al final una estupenda película cuyo título no recuerdo, y que sirvió para tener a todo el mundo en casita desde las cinco de la tarde hasta la medianoche. Era tremendamente descarado pero incluso a los que no pensaban meterse en jaleos les venía bien aquella serie de actos de distracción.
Como he comentado, el tiempo pasa pero el quid de la cuestión permanece. Hogaño las cosas no son tan descaradas pero a poco que pensemos e intentemos llegar al fondo de muchas cuestiones de actualidad, nos daremos cuenta de que las cortinas de humo que se generan desde todos los ángulos, principalmente desde la política pero también desde las empresas y las instituciones, son estupendas y en algunos casos están sabiamente diseñadas para llevar el agua a su molino y a nosotros llevarnos por la senda equivocada para hacernos pensar en determinadas cosas y desviarnos de otras que no interesan tanto.
Cada cual tendrá sus propios ejemplos. Yo no leo diarios y veo poco la televisión y últimamente hasta huyo de las noticias, que o son catastrofistas o nos muestran al político de turno del lado “A” hablando mucho y mal del político del lado “B”, para a continuación hacerlo al contrario, mientras los políticos del lado “C” asisten al reparto del pastel e intentan con poco o escaso éxito, no arreglar la distribución de la tarta, sino coger la mayor porción posible.
Se acercan elecciones, aunque sean de menor calado, como son las municipales y autonómicas, pero los partidos y sus candidatos se juegan mucho. Asistiremos en pueblos y ciudades a inauguraciones y actos de forma concentrada y abrumadora. Bien es verdad que cuando pasen las elecciones todos habrán ganado, unos protestarán con muchos aspavientos pero con poca enjundia de lo mal diseñada que está la ley electoral y a prepararse para otros cuatro años de tranquilidad y sosiego. Y eso que estas reducidas elecciones la ley electoral no castiga los resultados como en las generales, donde la diferencia de valor entre los votos de un madrileño y un no-madrileño, por no citar a nadie pero todo el mundo sabe en quienes estoy pensado, es abismal.
No esperan unos meses de mucha y variada morondanga. Estamos metidos de lleno en una crisis tremenda que no será la primera y la última y cuyo calado se deriva de las cotas de bienestar que se habían alcanzado. Yo la primera que recuerdo, también motivada por el precio del petróleo fue en 1973. Pero coche tenían cuatro gatos y calefacción central en casa dos o tres a lo sumo, con lo cual la afectación personal y familiar fue menos dolorosa. Ahora dependemos en mucha mayor de la energía porque tras casi cuarenta años y a pesar de otras crisis intermedias, lo único que hemos hecho ha sido gastar energía cada vez más y más dependiente del petróleo y no poner mucho énfasis en desarrollar otras alternativas, más renovables y más respetuosas con el medio ambiente. Pero queremos llegar a casa, tener buena luz a todas horas, que esté calentita, que funcione el ordenador y la televisión, no uno o dos sino uno para cada elemento de la familia y que el equipo de música vomite decibelios a tutiplén. Pero para ello hay que ser consecuentes con la forma y el precio de obtener toda esa energía. ¿Qué fue de los relojes de pulsera que había que darles cuerda todas las noches?
Morondanga es cosa inútil y de poca entidad, pero también enredo y confusión, y de esto tenemos mucho hoy en día. Es posible que tangamos las ideas claras pero como mañana mismo tendremos otras ideas claras, pues, eso, morondanga.
Otra cosa que hago cuando encuentro una palabra que me resulta novedosa es consultar al Doctor Google a ver que sabe de ella. Sorpréndase yendo a consulta y verá que hasta hay un blog titulado así, por no hablar de una canción y multitud de cosas curiosas hasta llegar a las 38.200 entradas devueltas. Espero que desde la publicación de esta entrada en el blog el número suba a 38.201.
Deconstrucción
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los necios (2018)DECONSTRUCCIÓN Ya no quiero mirar su circo de mentiras
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