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domingo, 24 de abril de 2022

ENERGÍA

Por si alguno de los lectores asiduos no lo conoce, vuelvo a la carga con mi debilidad por el hidrógeno como combustible y fuente de energía, un tema que no es nuevo en este blog. Pero los tiempos avanzan a toda velocidad y determinadas circunstancias hacen cobrar valor a ciertos planteamientos en relación con la energía. Y si no, que se lo digan a Alemania, por ejemplo, en relación con sus compras de gas a Rusia en la actualidad de abril de 2022 por el conflicto bélico en Ucrania.

Isaac Asimov, un maestro conocido por la ciencia ficción, pero experto en otras muchísimas materias, decía en 1973: «Además, si diez mil personas leen el mismo libro al mismo tiempo, no obstante, cada una de ellas crea sus propias imágenes, sus propias voces, sus propios gestos, expresiones y emociones. No será un solo libro, sino diez mil libros». ¿Qué tienen que ver con libros con el hidrógeno?

Pues nada, pero traigo esta frase a colación porque cada uno se creará sus opiniones sobre un mismo tema, e incluso esa persona cambiará en sus apreciaciones con el paso del tiempo. Hablar de combustibles ahora, con los precios por las nubes y con posibles problemas de suministro no es lo mismo que hace unos años cuando todo fluía sin problemas.

Lo ideal sería que cada país, y si me apuran cada región y cada ciudad, fueran autónomos en los consumos energéticos, como ocurría (casi) no hace muchos años cuando la calefacción de las casas era a base de leña o cisco, la cocina a base de carbón y el agua caliente no era corriente. Pero los desarrollos tecnológicos y la globalización nos permiten consumir un gas, por ejemplo, que se extrae en una lejana Argelia y nos llega mediante un gaseoducto o licuado en barcos metaneros de cualquier otro país.

Llegar a casa conduciendo un coche de hidrógeno y que sea el propio coche el que genere la electricidad que necesitamos en nuestra vivienda no es una utopía: ya ocurre, en muy pocos sitios, eso sí, pero ocurre. El hidrógeno lo hace posible utilizándose para generar energía eléctrica.

Recursivamente el hidrógeno es materia de artículos en prensa y revistas especializadas. Tengo una buena colección de ellos guardados en el disco duro de mi ordenador. En esta última semana uno de ellos ha llamado mi atención: en un apartado económico de la Mutua Madrileña Automovilista denominado «Si lo hubiera sabido» han publicado un vídeo de diez minutos escasos titulado «¿Puede el hidrógeno sustituir al gas ruso? Como todo lo que se menea, el video está también alojado en la plataforma Youtube y puede verse desde este enlace. Muy altamente recomendable como información general.

Estoy convencido de que la respuesta es un rotundo SÍ, pero un NO más rotundo todavía en estos momentos, en los que hace falta todavía mucho desarrollo y mucha tecnología para disponer de hidrógeno en estado líquido como combustible. Me atrevo a aseverar esto por mis lecturas en los últimos años. En la industria automovilista, la descarbonización ha llevado a enfocar los esfuerzos en los vehículos eléctricos, que dejan de consumir petróleo, pero generarán residuos altamente contaminantes como las baterías y por otro lado nadie se preocupa de cómo se va a generar la electricidad para cargar esas baterías. ¿Nucleares? Como se decía hace muchos años, Nucleares, no gracias, pero no parece que la solución vaya a ser otra al menos a corto plazo. Se habla de la energía generada por fusión…

Las energías renovables tuvieron hace unos años un fuerte desarrollo en España, un país muy apto para ellas, pero cambios de paso gubernamentales pararon su incipiente desarrollo. Parece que ahora hemos vuelto a las andadas, pero el gran problema de ellas, de las renovables, es su dependencia del clima y con el problema añadido de sus grandes dificultades en cuanto al almacenamiento de la energía producida. Un buen planteamiento podría ser la utilización de renovables como fuente de energía para generar hidrógeno verde, que sí es almacenable y que podría ser utilizado con posterioridad para generar energía eléctrica a coste cero de contaminación.

¿Qué pasaría si los esfuerzos empleados en electrificar la automoción se hubieran enfocado al hidrógeno? Queda mucho por hacer, pero por lo que se puede atisbar España es uno de los países bien posicionados en este asunto del hidrógeno. Hay grandes proyectos y su utilización no es una utopía. Empresas de automóviles como Hyundai —Nexo— y Toyota —Mirai— tienen comercializados vehículos movidos por pila de hidrógeno, pero a unos precios desorbitados con toda lógica en la actualidad y con el problema de la escasez de hidrogeneras donde repostar. Mercedes — GLC F-CELL— y BMW —IX5—, que yo conozca, disponen también de prototipos. El Gupo Stellantis ha nombrado esta semana un director específico para temas de hidrógeno en sus vehículos (enlace).

De todas estas cosas nos hablaba hace años Jeremy Rifkin en su libro «La economía del hidrógeno». En el diario electrónico «eldiario.es», en septiembre de 2018 se publicaron por entregas unos artículos muy interesantes de Alberto Vázquez Figueroa titulados «África muere» en los que se trata un proyecto autosuficiente basado en hidrógeno para obtener agua potable del mar y regar profusamente zonas de África con un potencial enorme desde el punto de vista de los cultivos. El primer capítulo de «África muere» está disponible en este enlace y los siguientes están enlazados desde este. Muy recomendable su lectura.

A poco que recorramos la prensa o googleemos por Youtube encontraremos numerosa información sobre este tema del hidrógeno. Un canal interesante puede ser la página web de la «Asociación Española del Hidrógeno» accesible desde este  enlace. Toyota tiene mucha información sobre  hidrógeno (enlace) y así a poco que busquemos si estamos interesados.

No reduzcamos el hidrógeno solo a coches. En otros países ya hay autobuses, furgonetas, trenes y barcos movidos por hidrógeno. En temas de aviones, Airbus está trabajando en motores de hidrógeno para mover sus aviones de pasajeros (enlace).

Las dificultades están el repostaje. Claro, es la pescadilla que se muerde la cola, no hay hidrogeneras porque no hay coches y no hay coches porque no hay hidrogeneras. Pero en estos días de abril de 2022 tampoco hay muchas electrolineras que digamos, eso sin contar el tiempo, enorme, que se tarda en cargar las baterías de un coche.

Creo que el hidrógeno podría tener, debería tener, un papel clave en la transición energética que nuestro planeta necesita cuanto antes. No me puedo imaginar y a buen seguro que abandono este mundo sin ver que TODOS los países pudieran auto abastecerse de combustible sin depender de mercados extranjeros cada vez más volubles o de que un megapetrolero no se atasque en el Canal de Suez.